Política, educación e impunidad: una reflexión luctuosa de fin de año

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Lejos de polarizaciones que promuevan el desacuerdo, enfatizar las diferencias y promover el conflicto, la historia nos ha mostrado diferentes situaciones que son innegables en América Latina: 1) que los crímenes políticos suelen gozar de impunidad y 2) que todo lo que suene a izquierda, a comunismo o se considere un movimiento ligado a pobreza o búsqueda de igualdad, será un escenario propicio para que haya muerte, 3) que los cambios políticos son precedidos regularmente por movilizaciones sociales o revoluciones, en donde, a veces, la academia forma parte y 4) que a diferencia de los líderes de las derechas, los que están al frente de los grupos de izquierda tienen altas probabilidades de morir, basta recordar al Che Guevara en Argentina o a Salvador Allende en Chile. En este sentido, la Guerra Fría representa uno de los peores momentos para el continente, en donde Estados Unidos se dio gusto interviniendo en cada uno de los países que se encuentran geográfica y económicamente debajo de él, en su afán por acabar con todo lo que oliera precisamente a comunismo o socialismo y a revueltas sociales, teniendo el respaldo de los gobiernos locales en turno, del clero incluso como en Canoa y, así, gozar de impunidad.
En el mes de diciembre de 2024 se cumplieron 50 años de la muerte del líder guerrillero Lucio Cabañas, fundador del Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, referido como comunista en los diferentes medios de comunicación; ya muchos lo saben, pero fue egresado de la escuela Normal rural de Ayotzinapa. Su muerte acontece durante el mandato de Luis Echeverría, uno de los señalados responsables de los asesinatos de octubre del 68. En 2024 se cumplieron también 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, de lo cual aún no existe claridad en los hechos, pese a lo que la mal fundamentada verdad histórica de Peña Nieto intentó establecer, pero que fue rápida y fácilmente descartada por diferentes investigadores y medios. El expresidente AMLO no pudo resolver la situación y dar certeza a madres, padres y familiares de los estudiantes desaparecidos, por lo que esperamos ahora se pueda dar luz al problema. Lógicamente, ninguna figura política de alto rango ha pagado o pagará por este tipo de crímenes.
Actualmente, el mundo, ya no solo América Latina, nos está mostrando un escenario sumamente difícil para las futuras generaciones en torno a la economía, el medio ambiente, las posibilidades de conseguir casa y/o trabajo, por lo que las revueltas que la izquierda tiende a promover y las derechas minimizar o eliminar pueden ser concebidas y llevadas a cabo cada vez con mayor frecuencia, por lo que esperamos que los gobiernos piensen detenidamente en actuar en contra del pueblo al que sirven. Es por eso que necesitamos cada vez más el involucramiento de los docentes, que nos ayuden a no olvidar la historia y a apoyar a las causas justas, promoviendo esto que la Nueva Escuela Mexicana tiene como estandartes: el pensamiento crítico y la conciencia histórica; no sólo es por la búsqueda de justicia social, sino también por un compromiso y profundo sentido ético. Es uno de los deseos para el próximo año. Felicidades.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

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