Planea otra vez

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El tema de la evaluación, tan recurrente en el debate político y educativo del país vuelve a la carga con la versión 2019 del Plan Nacional para la Evaluación de Aprendizajes. Vuelve como último coletazo del INEE.
No pasó el cambio en materia evaluativa tampoco.
Planea que data desde 2015 subsiste a pesar de ser una versión evaluativa fragmentada creada por los peñistas golpeadores simbólicos de los profesores de educación básica.
Los días 11 y 12 de junio están establecidos en el calendario escolar para aplicar la prueba Planea en el Tercer grado del nivel de secundaria. Este calendario escolar firmado por Otto René Granados Roldán, exgobernador de Aguascalientes priista y flamante Secretario de Educación postnuñista del último tramo de la administración de Peña Nieto.
El sexenio pasado de gestión priista hubo Planea, la Autoridad Educativa Local inocua se regordeaba y simulaba hacer mientras se reservaba para fines personales el comal donde se calientan las tortillas.
Este año de gestión morenista hay Planea.
El documento oficial refiere: “El Plan Nacional para la Evaluacion de los Aprendizajes (PLANEA) tiene como propósito conocer la MEDIDA (las mayúsculas son nuestras) en que los estudiantes logran el dominio de un conjunto de aprendizajes clave en diferentes momentos de la educación obligatoria. Este año la.prueba se aplicará los días martes 11 y miércoles 12 de junio de 2019, en cada escuela, en su aula y turno a una muestra significativa de los alumnos de 3o.grado de educación secundaria”.
¿Qué cosa cambió entonces? Es claro que la obsesión evaluacionista no.
Se tienen ya 30 años de prácticas evaluacionistas sin evaluar, se tiene ya toda una cultura del flagelo por los malos resultados, de culpas cuyo punto de llegada es la escuela más abandonada, el profesor con menos apoyos y el alumno con más carencias.
Gestiones priistas, panistas y ahora morenistas toman como bastión instaurar y proseguir la era de la evaluación, de esa manera instrumental hacen política pública, de esa manera y con una concepción de pseudociencia simulan administrar la objetividad sobre el estado de cosas.
Se dice en la reforma educativa del 2019 que el INEE pasa a la extinción y que se maduran las condiciones para un órgano alterno; ya analistas subrayan las irregularidades de este proceso de selección de consejeros antes de su conclusión.
La Ley General de Educación de 1993 dada a luz en el gobierno telecista y modernizador de la educación asumió un concepto de evaluación centrada en la MEDICIÓN de los resultados del aprendizaje.
Planea explícitamente pretende medir el dominio de contenidos curriculares por parte del alumno de tercer grado.
Otra vez la medición como visión reduccionista de una práctica de evaluación a la mexicana.
Ahí está parte del problema de la episteme en el campo de la evaluación.
Medimos habilidades instrumentales como saber leer, escribir y resolver problemas matemáticos (en secundaria las asignaturas de Español y Matemáticas representan el 28% de la propuesta curricular) e inferimos después de conocidos los resultados que educación preescolar, educación primaria y educación secundaria son deficientes.
¿Es posible medir el aprendizaje del educando en entornos escolares donde se construyen múltiples significaciones?
¿Cómo podemos garantizar que existe para todos una oferta de buenos maestros, buenas organizaciones escolares y buenos textos y recursos didácticos?
¿Cómo subsanamos desde y en la escuela la diversidad de culturas y construcciones acerca de la escuela en los distintos entornos sociofamiliares?
¿La medición de resultados escolares orienta en torno a la formación para la vida?
¿El ejercicio permite identificar los nudos metodológicos, la integración del estudiante con el contenido?
¿Podemos con ello atender las variables importantes que determinan la calidad de los desempeños?
Las preguntas pueden continuar, pero refuerzo la tesis de que medir resultados escolares en dos campos de conocimiento como lo plantea la prueba Planea es insuficiente. Las lecturas que se puedan hacer de los resultados de la muestra que no es representativa serán limitadas.
En otro horizonte de reflexión, pero con la misma actitud inquisitiva habría que valorar si hay que seguir alimentando la burocracia evaluativa que en el país data de los últimos 4 décadas por lo menos, y si sus análisis y difusión de resultados han abonado a enriquecer los aspectos torales de la práctica educativa.
Las secretarías de educación federal y estatales necesitan evaluar sus direcciones y áreas que evalúan, necesitan saber cómo se diseñan, administran y se ejecutan los procesos, necesitan hacer evaluación institucional.
Es cierto hacen reactivos, arman instrumentos, leen respuestas con máquinas de manera electrónica, colonizan autóctonos con dispositivos estadísticos y gráficas que demuestran fehacientemente que andamos mal y hay jactancia detrás del micrófono de organizaciones como Mexicanos Primero y funcionarios descoloridos de que el sistema educativo nacional no termina de dar muestra de que mejoramos.
Los ejercicios evaluativos han generado una larga lista de insatisfacciones y de cultura del autoflagelo que poco edifica a los educadores y a la escuela pública.
Poco ilustran también de la orografía y las estaciones que tenemos que transitar hacia la ruta de mejora.
Hay quien afirma, aparte de la OCDE y analistas improvisados y traviesos de ocasión que se gasta demasiado en el sector y sus resultados no lo reflejan.
¿Se gasta demasiado en qué?, ¿en qué, cuando hay evidencia de un sector docente donde subsisten los bajos salarios y los problemas de pago oportuno?
Creo que el paradigma neoliberal en materia evaluativa subsiste y se manifiesta en experiencias como la que ahora está en marcha con Planea 2019. Creo que el espejito de colores de la excelencia se empezará a quebrar cuando conozcamos los resultados.
¿Debemos seguir gastando en este tipo de experiencias, los magros recursos económicos existentes?
¿Debemos seguir gastando energía e inteligencia en pos del becerro de oro de mejorar el posicionamiento de Jalisco en el listado nacional?
Medir el dominio de lenguaje y comunicación en los alumnos de tercer grado y medir el desarrollo del pensamiento matemático, eso persigue la experiencia evaluativa, eso pretende Planea.
Lo quiere hacer con una prueba de opción múltiple y administrada por aplicadores externos a cada escuela evaluada.
Se justifica y se dice que si no es así, cómo; se garantiza entonces objetividad con el examen de preguntitas de comprensión y de resolución de problemas artificiales; se sostiene asi una pseudoconcreción de evaluación científica, dicen las máximas positivistas de la metodología científica.
Cierto, tanto alboroto sobre temas evaluativos, tanto respaldo económico al INEE y al CENEVAL han mejorado la generación de reactivos y de pruebas; tanto adherente de ocasión ha producido cursillos y el sistema ha credencializado evaluadores nacionales prestos a ejecutar a destajo las pruebas y ensayos presentados por docentes, directivos, supervisores, asesores técnico pedagógicos y candidatos a ingresar al servicio.
Siendo ya la cuarta experiencia de Planea se esperaría una nueva generación de pruebas que diera cuenta del problema de aprender Matemáticas y del dominio funcional de la lectoescritura, del Español o castellano como lengua nacional.
Ojala así sucediera.
Pero el problema de aprender va por otras vías a la de evidenciar insatisfactorios e insatisfactorias.
El problema de aprender contenidos curriculares va a encontrar un poco de luz de causalidad en los procesos, un poco de luz en las inequidades socioeconómicas y las que ha propiciado la singular manera como se administra la educación en México.
En las listas de alumnos seleccionados en la muestra 2019 aparecen alumnos que ya son bajas del sistema por alguna razón ajena a la organización interna de la escuela, aparecen alumnos con necesidades de educación especial como parálisis cerebral o problemas de aprendizaje, por ejemplo.
La muestra Planea 2019 no discrimina cualidades.
En la prestación del servicio tenemos escuelas integradoras en vías de garantizar la equidad y la igualdad.
En la vía de evaluación externa todos rinden cuentas de sus aprendizajes independientemente de su condición.
Ojalá que los resultados que vienen sean mejores del promedio que hemos tenido en las aplicaciones precedentes.
Ojalá que la línea del nivel I donde aparecemos según Planea: “logro insuficiente de los aprendizajes clave del curriculum” en la que se ubican alrededor del 36.5% de alumnos de lenguaje y comunicación y alrededor del 50% en Matemáticas, sea superada.
Ojalá con tan deprimente evidencia empírica y resultados negativos persistentes, giremos un poco la mirada y busquemos en las propuestas de la evaluación cualitativa nuevas respuestas.
Ojalá encontremos nuevas preguntas y caminos que nos hagan llegar al objetivo central de que los educandos aprendan y se materialice la idea de la Evaluación formativa en un horizonte socioconstructivista.
Por lo pronto hoy se cierra una aplicación más de Planea en una muestra de estudiantes de las escuelas secundarias públicas y privadas del estado de Jalisco.

*Doctor en educación. Supervisor de Educación Secundaria del sistema federalizado. ruben-zatarain@supervisores.sej.gob.mx

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