Persisten los problemas y las inconsistencias en el modelo de formación docente

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El trabajo de las maestras y los maestros viene siendo la columna vertebral que sostiene el sistema educativo; a dicho trabajo se le define como una concreción de prácticas educativas cotidianas, las cuales están vinculadas con la propuesta curricular del plan y programa de estudios, con el contexto en donde se realiza la tarea y con la especificidad de la relación con niños y niñas que están a cargo de cada docente.
Sin embargo, la formación inicial y la formación permanente continúan reproduciendo vicios e inconsistencias que dan cuenta del no cumplimiento de los fines y de las aspiraciones educativas de dicho dispositivo pensado en la generación de cuadros educativos en nuestro país. Tenemos que, a seis meses de distancia de la toma de posesión del gobierno federal y de algunos meses del inicio del actual gobierno estatal en Jalisco, no se ha escuchado una propuesta seria y contundente, con una visión estratégica de los cambios o los ajustes o la propuesta que se pretende hacer en el campo de la formación docente, ya sea que vaya dirigida a los nuevos maestros que están en las escuelas Normales como para el millón 300 mil docentes que están en servicio en el país. O no les interesa o no tienen capacidad de articular una propuesta seria que mire al futuro.
El modelo de formación docente en nuestro país se ha reducido a maquillar o a hacer ajustes más de forma que de fondo, en lo que podía ser una nueva propuesta curricular. Pero el plan 2022 de formación de educación Normal demuestra más fallas con relación a las anteriores propuestas, al plan 2012 y al plan 2018.
La parte favorable del nuevo ejercicio de rediseño o codiseño está en que, por primera vez, se involucra a las comunidades académicas de las escuelas Normales en los estados por nivel educativo y por región. Y esto es importante, ya que el problema es que los docentes formadores de formadores no son curricólogos; se les ha habilitado para una tarea para la cual no fueron formados. Si bien existe una parte favorable en la apropiación al elaborar los codiseños, a la vez hay muchas inconsistencias en el producto final acerca de las intencionalidades y de la solidez curricular del horizonte de lo que se espera formar.
En los nuevos cambios y ajustes, a partir de los diseños curriculares, ya sea en la formación inicial, como en la formación continua o permanente, así como en todo el entramado de la profesionalización docente; persisten tres grandes lagunas o tres grandes problemas que tanto la autoridad educativa como las comunidades académicas no resuelven: a) qué significa formar agentes educativos, b) cuáles son las teorías, los modelos, las propuestas y las tendencias más favorables para nuestro país en el campo de la formación docente y c) cómo responder a las exigencias del contexto a partir de perfilar a sujetos que los vamos a habilitar muy pronto para que se conviertan en los educadores de la patria.
En esta agenda en construcción la autoridad educativa no ha dicho cosas importantes; además, los escuetos discursos no son convincentes, tienden como a repetir o a reiterar lo que ya se dijo en otros tiempos y los problemas están ahí, basta abrir cualquier escuela de educación básica o cualquier centro de formación docente y los problemas persisten.
Además, en toda esta serie de cosas hay un descuido, un evidente desinterés y un ninguneo por las propuestas de trabajo de la Universidad Pedagógica Nacional. La UPN, que nació en agosto de 1978, tuvo la capacidad de tener una propuesta fresca de profesionalización para el magisterio en servicio y de diversificar su oferta académica. En el camino ha diseñado distintos programas de posgrado: maestría, doctorado, especialización, y ha especializado su mirada a partir de incursionar en temáticas transversales ligadas con la tarea educativa. Sin embargo, la autoridad educativa ha caído en el estilo salinista de: “ni los veo, ni los escucho”.
Y en estos momentos es muy triste porque aquí reside –como se decía al inicio– la columna vertebral de la atención educativa y de la salida a los problemas estructurales en nuestro país.

*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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