Perder o valorar ¿es tan simple?
Marco Antonio González Villa*
En el campo de la psicoterapia, y también en la filosofía popular, se plantea y propone la idea de no enfocarnos y lamentamos por lo que perdemos o por lo que no obtenemos, sino que debemos valorar y dar gracias por lo que tenemos, lo que principalmente refiere a salud y vida. Aparte de que Freud levantaría la ceja, por aquello de que nos moviliza lo que deseamos, no es sencillo o simple aceptar estoicamente ver que perdemos una pertenencia o algo que habíamos anhelado.
Lo que es un hecho es que, en la vida cotidiana, hay más una suerte de resignación antes que de valoración, y eso ayuda a llevar la vida con un cierto acostumbramiento a la pérdida, a la frustración. Ahora, dadas las condiciones que estamos viviendo, es un hecho que hemos aprendido a valorar que tenemos vida y salud, pero no se puede dejar de sentir dolor por lo que ya no se podrá tener.
Muchos han perdido a seres queridos, algunos más sus trabajos, otros la fe en las condiciones del país, algunos más hemos visto perdida la posibilidad de una relación fraternal entre los mexicano, entre muchas otras cosas.
Obviamente, es lamentable observar lo que las futuras generaciones perdieron y que muchos no van a poder recuperar: algunos perdieron la posibilidad de festejar un logro, junto con sus compañeros y compañeras, como lo es terminar un nivel escolar, ya fuera de preescolar, primaria, secundaria o preparatoria. Algunos más perdieron a amistades cuya relación fue cortada por el confinamiento y probablemente ya no se lleguen a ver más, otros perderán su escuela y tendrán que cambiarse a otra por cuestiones de economía de sus figuras parentales o por otros factores derivados de la contingencia: algunos más no lograron o no consolidaron diferentes aprendizajes que pudiera implicar el que no accedan, por competir mediante examen, a un siguiente nivel y escuela. En el caso de los niños y niñas que por geografía, infraestructura tecnológica y economía ya no pudieron seguir estudiando ya mejor no hablamos, porque ya se ha hablado mucho de desigualdad y todo parece indicar que tardará mucho tiempo en erradicarse. Se ha perdido también, la posibilidad de generar mejores condiciones académicas y escolares para que estemos prevenidos para iniciar el siguiente ciclo con un mejor control y manejo de la situación.
Todos y cada uno de los sectores e instituciones sociales se han visto afectadas y han perdido algo en todo esta experiencia. Debemos valorar, entonces, lo que tenemos, salud, vida y alguien a nuestro lado, pero, sin pesimismo y con un lamentable realismo, es imposible no ver y no sentir lo que estamos perdiendo. Quiero pensar que lo que nos une es el deseo de no perder la fe y que trabajaremos codo a codo para salir adelante, aunque, lo sé, no es y no será tan simple.
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]