Pensar la infancia

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El mes de abril se ha instituido como el mes del niño y por consecuencia, en la escuela, familia y sociedad mexicana toda, es tema obligado pensar la infancia.
Para la generación adulta, es tema obligado hacer rendición de cuentas del tipo de entorno que se le ha construido para su sano desarrollo, del tipo de facturas que el modelo neoliberal de capitalismo dependiente y la atmósfera de valores concurrentes como la hiper tecnologización y oferta educativa informal de las Tecnologías de la Informática y la Comunicación ha ofertado como mediación de valores del presente y futuro de las nuevas generaciones.
Sobre el tema de la infancia no es posible hacer estridencia, escarceo retórico ni corte de caja exclusivamente de déficits.
Con una objetiva evaluación sistémica posiblemente hemos realizado poca planeación estratégica del desarrollo de sus inteligencias; tal vez educadores y padres no hemos sido suficientes para paliar el impacto en esta coyuntura difícil.
Los educadores, especialistas en la Psicología del niño hemos enriquecido nuestro discurso desde las aulas de la escuela Normal y desde las instituciones formadoras de la profesionalización subsecuente.
Progresivamente comprendemos una arista de ese complejo comportamiento que entraña la biografía cognitiva de cada uno de ellos.
Científicos y prácticos de la educación de la infancia, los educadores acudimos también a las fuentes bibliográficas, al diálogo profesional con los colegas para afinar competencias y habilidades de la docencia para hacer concreción de su desarrollo armónico e integral.
En pro de la atención de los niños, niñas y adolescentes decimos consejos, poesía, cuentos, fábulas, discursos, historias y hacemos conversaciones, rondas, coros, equipos, arte colectivo, talleres, laboratorios, excursiones, asambleas; caminamos al lado, modelamos, mediamos, asistimos, corremos, nos asoleamos, sudamos, compartimos el lonche, madrugamos, nos desvelamos, planeamos, revisamos tareas, acompañamos, asesoramos con educación personalizada, etcétera.
Ser profesor es también compartir visiones de una mejor sociedad y trabajar en consecuencia sin regateos de tiempos y esfuerzo.
Ser profesor es ser psicopedagogo de la infancia y adolescencia, hacedor de sueños en aulas y escuelas.
Al científico y artista del oficio de educar corresponde necesariamente la visión analítica y la mirada politizada de su quehacer, en concurrencia con el liderazgo social que de él se espera en las comunidades.
Asistimos a la era neoliberal y la cosificación e hipoteca del destino de la infancia; asistimos a erráticas visiones educativas basadas en el éxito y la inalcanzable excelencia, asistimos a un estadio de simulación de gestión sin precedentes.
Seis años de celebraciones de días del Niño con Carlos Salinas de Gortari, otros seis con Ernesto Zedillo Ponce de León, otros tantos con Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Sexenios nefastos a los que falta aplicar contraloría social. No sólo en materia de devaluaciones, Fobaproa, deuda externa, corrupción, venta de paraestatales y otras linduras de la gestión gubernamental, sino en la intangible deuda que se generó con la savia de la República, la infancia y la adolescencia flagelada ahora por la delincuencia y la ausencia de futuro.
Las politiquerías educativas públicas nefastas en las entidades federativas, administradas por la improvisación y la absurda carrera política de mercadólogos de la mentira, ocultos bajo la feminización del magisterio y la venta barata de sus dirigencias sindicales.
El ominoso silencio sobre la reforma educativa y los pseudoconceptos de educación socioemocional, tolerancia a la frustración y resiliencia, la de-forma educativa peñista de pie y su casta de advenedizos, discursivos de las competencias y la planeación argumentada de la nada.
La infancia y la adolescencia rehenes de los tecnócratas ladrones de mil maneras.
La debilitación del debate pedagógico y el reciclado de “innovaciones” del cambio imposible. Las antologías de colección en USB inertes y videos Youtube; textos académicos repetitivos, especulativos, los desplantes al magisterio de los consejeros del INEE hoy extinto.
Burocracia ilustrada, soberbia para imponerse sobre la aldea de los docentes de educación básica de identidad fracturada, los niños obedientes de escasa experiencia como educadores, pero ricos en familiogramas, los libra exámenes que ascendieron sobre los derechos laborales de muchos, los catequísticos del corpus de teoría mínima para resolver ítems de opción múltiple y estudios de caso imaginarios.
Los oferentes que cobraron por estupidizar colectivos docentes, los esos sí, “Mesías tropicales” krauzianos de la Pedagogía y de la historia que allanaron la morada de las aulas, los que arrinconaron y persiguieron a los auténticos docentes, los que crearon miedo, robaron y siguen impunes detrás de cortinas tricolores, blanquiazules, amarillas y naranjas, los del Acuerdo por México que impusieron reformas ante la ceguera y complicidad de sindicatos, los que falsearon la misión social de la educación de la infancia y desgraciaron destinos para operar su obesidad y estulticia.
La cosificación de la infancia, su recurso retórico justificatorio de falsas sensiblerías.
Los niños de la calle y los basureros, los niños del campo y los migrantes, la trata de niños, los niños armados en el estado de Guerrero, el trabajo infantil, los cientos de oficinas muertas del DIF, las decenas de centros civiles y religiosos de integración juvenil en dónde se hace Organización No Gubernamental, sobre el tema siempre sensible de los niños y las niñas.
Las escuelas que requieren apoyo urgente para la atención digna de la infancia y la adolescencia.
Muchos trabajos de investigación educativa desde el ámbito de la Psicología y otras disciplinas sociales, de la Pedagogía misma, han tenido como objeto la ampliación de la base de conocimiento sobre los estadios de edad que ubicamos genéricamente como infancia.
Sabemos un poco más sobre sus intereses, desarrollo, procesos de aprendizaje, lenguaje, socialización, respuesta a los contenidos escolares, habilidades, destrezas, valores, actitudes.
Las aportaciones recientes de lo cognitivo desde los estudios de la inteligencia y la maduración de las operaciones del cerebro humano, entre otras líneas de búsqueda y comprensión, han permitido enriquecer la visión sobre la infancia y educabilidad en entornos escolares y familiares.
Los corpus de teoría sobre aprendizaje en condiciones de aislamiento están por hacerse.
Lenguaje, ciencia, pensamiento matemático, nociones histórico-sociales, arte, salud, desarrollo psicomotriz, moral y emocional son parte del paquete que la escuela diseña a manera de grados y ciclos para educar los niños y las niñas.
Todo el sistema escolar en muchos países del mundo se planta en la idea de atender el derecho a educación que tienen los niños.
Hay objetivos y metas por lograr.
La educación en México por extensión tiene como eje la obligación del estado de ofrecer Educación Básica de calidad a todos los mexicanos. Apenas hay en el horizonte algunos tanteos.
La “materia de trabajo” a la que refieren algunas voces sindicalistas del SNTE refiere justamente a la necesidad de atender la formación de la infancia con personal especializado, con trabajadores actualizados y bien remunerados.
La promoción horizontal como tanque de oxígeno al SNTE académico simulador que ya debe irse.
Desde el concepto de la Nueva Escuela Mexicana las niñas, niños y adolescentes se constituyen en el sentido y el centro del trabajo en las escuelas. Desde el galimatías de Recrea y sus ensayos-ficheros, desde su obsesión por lo digital, la infancia y la adolescencia sigue esperando la diferencia, la claridad de la ruta.
Es abril, hemos reanudado labores con Sexta Reunión Ordinaria del CTE. No han dejado de nuevo la tarea.
Pensar la infancia, revisar evaluación formativa, evitar deserción y redoblar esfuerzos, preparar saberes esenciales, hacer que el logro educativo y la mejora sean reales en este último trimestre, es el paquete.
La gestión pedagógica sin nada endilgada a los colectivos escolares y a las escasas fuerzas de muchas escuelas con pérdidas humanas y materiales.
Hacer buena educación en contingencia y en coyuntura electoral, los tomadores de decisiones distraídos, apasionados; el riesgo, los desafíos y la necesaria significación de la resiliencia nacional y la autonomía responsable local.
Saber pensar la infancia…

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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