¿Para qué sirve la investigación-acción participativa?

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Los movimientos pedagógicos, sus ideas y sus propuestas, surgen de una integración dialéctica entre ideas de vanguardia y necesidades sociales entre necesidades sociales e ideas pedagógicas de vanguardia. Así ha sido el origen y desarrollo de lo que hoy conocemos como investigación–acción participativa (IAP). La IAP ha llegado a la educación, no sólo como un método, también es una teoría y un modelo de trabajo educativo. Su tesis central consiste en que los docentes y educadores son capaces de emprender propuestas de mejora desde el corazón y desarrollo de la práctica educativa propia a partir de reflexionar la propia práctica, en contexto y en diálogo a partir de la interacción con los pares docentes, con los demás y a partir es desde se despliegan dichas propuestas de cambio en espacios institucionales basados en la autonomía, la democracia y la capacidad autogestora de desarrollarse.
Han sido algunos países del mundo anglosajón (Reino Unido, Australia, etcétera), los pioneros en generar propuestas desde la IAP para docentes, ¿por qué?, porque en dichos países el sistema educativo es negociado entre las propuestas de los gestores, junto a las propuestas de los educadores.
Lo primero que hay que ganar para desplegar una verdadera propuesta de IAP es la capacidad de generar proyectos alternativos. La autonomía y la democracia van de la mano para dar lugar a la conformación de un camino basado en la participación colectiva. La IAP es una propuesta en la cual se trabaja en grupo, en colectivo, en diálogo al lado de los demás que son iguales aun en las diferencias.
Hoy en día las propuestas y sugerencias teóricas y metodológicas de la IAP se revisan y discuten en los posgrados en educación de nuestro país, de esta manera reconozco que se presentan dos grandes inconsistencias:

a) Se revisa a la investigación–acción de manera referencial como si fuera un anuario de investigación. En su origen la IAP estuvo encarnada en las discusiones y prácticas reflexionadas de los docentes de los países en donde ésta surgió. La propuesta de IAP en la vida cotidiana formaba parte de los constitutivos de la práctica misma como planear, evaluar, crear ambiente para el aprendizaje, etcétera.
b) Para desplegar proyectos y generar experiencias basadas en la IAP se requieren condiciones institucionales específicas las cuales no existen en este momento en nuestro país. Hoy tenemos un sindicato corporativo y antidemocrático (charro), un esquema piramidal y autoritario en la gestión educativa, que tiende a “vigilar para castigar”.

Aun así, si es posible emprender proyectos e iniciativas basadas en la IAP, para ello se deben encontrar los intersticios y las fisuras del sistema, se requiere un alto nivel de disposición de los sujetos en el entendido de que otra práctica educativa es posible y por último el sujeto que educa también es responsable de estudiar y de educar-se en la IAP.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la Unidad 141 de la UPN. Correo [email protected]

Comentarios
  • Carlos Ferrer

    Buenos días
    Muy buenos artículo
    pero deberían colocarle el número de la hoja donde se encuentra para poderlo referenciar

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