No es cosa sencilla
Luis Rodolfo Morán Quiroz*
En esta época de internet es notable la gran cantidad de libros dedicados a aconsejar acerca de las relaciones de pareja, desde qué hacer en una cita, pasando por qué temas plantear o preguntar, cómo detectar si quieres andar con alguien porque necesitas andar con alguien y no porque quieras una relación con una persona específica, cómo dejar de perseguir a la pareja posible, cómo salir de la posibilidad de convertirte en amistad de quien deseas que seas tu compañía socioafectiva, hasta consejos específicos para conquistar hombres si eres mujer, mujeres si eres hombre, cómo establecer una relación con la exnovia de tu exnovia o cómo engancharte en una relación con el hombre de tus sueños masculinos, además de cómo ser una persona ética en el manejo de múltiples parejas simultáneas.
Las posibilidades de la autoayuda complementan las posibilidades del autodidactismo y la enseñanza mutua; ya no sólo están disponibles progenitores, docentes, sexoterapeutas, “compañerEs” con disposición a enseñar y aprender en la literatura o literalmente poniendo en juego cuerpo, manos, genitales y otros aditamentos, naturales o artificiales. Las opciones para aprender acerca de la sexualidad son múltiples y en distintas presentaciones.
Habrá quienes recuerden con nostalgia aquellos tiempos en que no eran accesibles libros, videos, conferencias, páginas, cursos presenciales y webinars; cuando solamente se podía hablar de sexualidad y relaciones afectivas o planes de diversión sexual en contraste con la construcción de parejas con las que serían felices para siempre, dentro y fuera de distintas y variadas camas.
La pedagogía de la sexualidad, por más que algunas personas y grupos (relativamente organizados) hagan lo posible por evitarla, parece reflejar, paradójicamente, que sabemos poco y mal de algo que hay quienes quisieran que los humanos supieran mucho más, complementados por aquellos que quisieran que se supiera mucho menos. Entre quienes desean que haya más información, la preocupación está en evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, además de no caer en matrimonios o concubinatos que rápidamente serán infelices o derivarán en devastadores divorcios. Entre quienes desean que haya menos información, la preocupación es que no se le ocurra a la gente ponerse a experimentar y a darse cuenta de que la sexualidad es cosa placentera y no siempre está ligada a familias a las que algunos llaman “naturales” (o sea papá, mamá e hijos, todos heterosexuales).
Bajo la suposición de que son más los libros editados en inglés que en español, realicé una búsqueda en Amazon.com con la expresión “books dating advice”: la página de ese distribuidor mundial arroja más de seis mil resultados. La gama de consejos, preparativos, precauciones, informaciones, es amplia y a la vez remite a una idea: se requieren habilidades sociales y verbales para plantear un proyecto de vida sexual y de pareja(s), ya sea monogámica, poligámica o poliamorosa. “Cómo conocer a tu marido”, “cómo evitar-o salir- de la friendzone”, “la ciencia de conocer el verdadero amor”, “cómo ser una persona deseable”, se encuentran entre las muchas alternativas de una didáctica de la autoayuda por psicoterapeutas, coaches, asesoras, autoras que pasaron por el desencanto y luego por la solución más práctica y rentable para conseguir, conservar o desechar parejas, sucesivas o simultáneas.
La toma de decisiones en torno a cómo seleccionar y seducir o permitir que alguien nos seleccione o seduzca no es tarea fácil. La enorme cantidad de libros disponibles dan testimonio de eso: se trata de decisiones con resultados inciertos. Nuestras habilidades sociales se combinan con una serie de factores que, señalan algunos de esos miles de libros, hay que tomar en cuenta, antes de hacer una decisión definitiva o un compromiso relativamente estable con determinadas personas. ¿Quiénes pueden entrar o salir de espacios íntimos o ante quiénes, cuándo y en qué circunstancias económicas, afectivas, espaciales, estarías y laborales es deseable, permitido o prohibido quitarse prendas íntimas?
En algunos de los libros se reconoce que los tiempos han cambiado: ya no es tan frecuente la ilusión de un amor para siempre, ni de una relación monogámica, ni de un compromiso a largo plazo. Las relaciones sexoafectivas se han modificado de manera que escandalizan o emocionan positivamente a diversas personas, que contemplan estas relaciones desde perspectivas que no corresponden con las de generaciones previas. Aun cuando hay algunos libros que plantean cómo hacer para que tu marido te obedezca, hay algunos otros libros que reconocen que el poliamor, las relaciones entre personas del mismo o de diferentes sexos pueden alternarse a lo largo de la vida. Hay algunos otros libros que prescriben formas de actuar ajustadas a visiones “tradicionales” de las parejas y algunos incluso ligan la vida en pareja con convicciones religiosas, étnicas o culturales. Los trucos para conducir un número específico de citas con las posibles parejas, para llegar a la ansiada boda o al ansiado divorcio con un beneficio (o con el menor dispendio de un patrimonio que se disuelve con el matrimonio), se detallan y se organizan en secuencias de acciones y en procedimientos racionales para controlar las pasiones ligadas a la vida sexoafectivas.
Parte de mi inquietud acerca de los posibles consejos en la literatura publicada en forma de libros se desprende de una propuesta de investigación que escuché esta semana de una socióloga. Ella se plantea la cuestión de cómo los estudiantes de determinada licenciatura acceden a la educación sexoafectiva. Literatura hay a millares. Recursos relativamente confiables y con evidencias de ser efectivos, no lo sabemos. Sólo los argumentos presentados en cada uno de los libros pueden sostener la retórica contenida en cada uno de ellos. Las evidencias presentadas en los libros para argumentar a favor de sus consejos y sus secuencias de acción pueden derivarse de observaciones, de entrevistas, de encuestas, de detección de patrones de comportamiento o simplemente de teorías o probabilidades de que se susciten los resultados deseados por quienes los leen.
A esta pedagogía por escrito, habría que complementarla con las fuentes de información que propone explorar la socióloga cuyo esbozo de estudio escuché hace unos días: ¿son las familias o las escuelas los contextos más adecuados para el aprendizaje de la sexualidad? Me pregunto, además, qué tanto las posibles compañías en el lecho son las adecuadas para aprender acerca de esas funciones corporales. En todo caso, la enorme cantidad de títulos de libros (ya no digamos los consejos derivados de otras fuentes, virtuales o de carne, piel y hueso), son síntoma de la gran necesidad que tenemos los humanos de reducir la incertidumbre en nuestras relaciones sexoafectivas. Las búsquedas en Amazon (con la misma suposición de que existen más libros en inglés que en español) para las expresiones “friendship” y “social skills” no suman entre ellas más que cinco mil títulos, es decir, menos que las asociadas a los consejos para las citas románticas con el propósito de formar parejas o tríos o poco más.
*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com