Naturales frente a diversos

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

El 24 de junio de 1952, el dibujante alemán Reinhard Beuthien publicó por primera vez su caricatura de un personaje que denominó Bild Lilli. Se trataba de una mujer “atractiva, fatal, soñadora, ambiciosa, rubia y dispuesta a captar la atención del público adulto, (con…) una personalidad firme y sin vueltas a la hora de hablar de sexo”. El tabloide BILD, en donde apareció este personaje, lanzó en 1955 una muñeca que le dio una representación tangible a ese personaje, que apareció en la revista hasta 1961. La muñeca se comercializó entre 1955 y 1964, cuando la compañía Mattel compró los derechos. Era frecuente que en la tira de la revista, Lilli apareciera vistiéndose o desvistiéndose. Según Wikipedia, en una de esas tiras responde a un policía que le señala que están prohibidos los trajes de baño de dos piezas en la calle: “En su opinión, entonces ¿qué pieza quiere que me quite?”. La muñeca se caracterizaba por grandes pechos, cintura estrecha, labios rojos, piernas largas y una mirada decidida. Pronto se volvió una celebridad entre los hombres y comprarla era un lujo. De tal modo, esa muñeca se convirtió en un juguete con valor erótico para los hombres. Se vendieron 130 mil ejemplares de la muñeca.
En 1959, Ruth Handler se basó en esa muñeca para diseñar a la que hoy conocemos como Barbie, en honor a su hija, y la empresa Mattel compró los derechos. Desde entonces se han vendido más de mil millones de muñecas Barbie en 150 países en el mundo. En una especie de vuelta a los orígenes, la muñeca también ha estado ligada a una revista que lleva su nombre, además de una multiplicidad de otros objetos relacionados con ella. Ser han lanzado películas con este personaje en el siglo XXI y todos conocemos al muñeco que es su eterno novio, de nombre Ken, al que se presenta en la película de Toy Story con una exagerada sensibilidad representativa de la “nueva masculinidad” (sensible, expresivo, siempre bien vestido y a la moda). De Barbie se cuenta un sinnúmero de chistes que reflejan anécdotas de la vida real (por ejemplo: “¿Sabes por qué está triste Barbie? Porque no tiene “Ken”; los precios de las Barbies en distintas versiones cuestan lo mismo, con excepción de la “Barbie divorciada”, pues ésa incluye el coche, la casa, el dinero y hasta un amigo de Ken). En la serie “Los Simpson”, existe una parada de Barbie denominada “Stacy Malibú”, de la que el millonario y rufián Wylon Smithers es el principal coleccionista y de la que filma una película llamada “vendidos por separado” (como Barbie y muchos de los otros personajes y accesorios asociados a ella (para una narración de esta relación: https://www.youtube.com/watch?v=p_quK3Gr32c).
En días recientes se anunció la comercialización de una nueva versión de Barbie, con rasgos que denotan síndrome de Down (https://www.lavanguardia.com/vida/20230425/8921942/barbie-presenta-primera-muneca-sindrome-down.html). Según Kandi Pickard, de la National Down Síndrome Society de Estados Unidos, organización que participó en el diseño la nueva versión “esta Barbie nos recuerda que nunca debemos subestimar el poder de la representación”; para él, es un paso a la inclusión y un momento digno de celebración. Ya en 2019 la compañía Mattel había lanzado otras versiones de la muñeca: una en silla de ruedas y otra con una pierna protésica. Estas muñecas están diseñadas con las niñas en mente, y parecen olvidar que la muñeca Lilli fueron originalmente destinadas a un mercado masculino. Los muñecos de “hombres de acción”, con uniformes u oficios beligerantes y “masculinos” serían los únicos muñecos de acceso para los hombres. Actualmente, empero, hay una gran cantidad de muñecos dirigidos a los mercados masculinos y femeninos.
De alguna manera, esta versión de la muñeca se ubica en medio de una polémica respecto a si es deseable o no representar e incluir a personas con características diferentes. La presentación de personas con características diferentes, como la nueva versión de la película “la sirenita” de piel morena (https://www.youtube.com/watch?v=0-wPm99PF9U) y las reacciones a favor y en contra que ha suscitado (https://www.lavanguardia.com/cribeo/fast-news/20220913/8520886/emotiva-reaccion-nina-ver-trailer-sirenita-carne-hueso-morena.html) es un ejemplo de ello. Una instancia de más largo alcance, aunque también ligada a una historia de varias décadas, como la figura de los cuentos de Grimm en la que se inspiran las diversas versiones cinematográficas de la sirena que se convierte en humana, es la figura de la mujer maravilla, que ha tenido al menos dos épocas de popularidad, con distintos personajes, películas, tiras cómicas y “encarnaciones” en muñecas y actrices. Este personaje se inspiró en una mujer que se enamoró de un profesor universitario al que luego incluyen en su idilio. La película dirigida por Angela Robinson en 2017, de título “El profesor Marston y la Mujer Maravilla” muestra la saga de cómo una relación lésbica y poliamorosa fue el origen de este personaje que ha tenido tantos resonancias eróticas a lo largo de varias décadas (https://lesbicanarias.es/2017/08/18/poliamor-origen-wonder-woman/; también https://www.20minutos.es/cinemania/noticias/professor-marston-and-the-wonder-women-que-hace-falta-para-crear-a-una-mujer-maravilla-87776/).
Éstas y otras instancias de personajes, superhéroes y antihéroes muestran la gran diversidad de expresiones de lo humano que han existido a lo largo de la historia de nuestra especie. Tenemos distintos cuerpos, gustos, creencias, filiaciones, fobias, inclinaciones, colores de piel, idiomas, orientaciones, formas de expresar nuestros afectos y de organizarnos con las personas a las que queremos y con las que trabajamos. Por lo que considerar que existe un patrón único de “normalidad” al que todos debamos ajustarnos resulta una idea bastante improbable de alcanzar el éxito. El debate suscitado recientemente en torno a la atleta trans Dylan Mulvan que anunció una cerveza y ropa deportiva es un caso que muestra esta oposición entre “lo que debe ser” y “lo que no se debe permitir” (https://ismorbo.com/la-influencer-trans-dylan-mulvaney-recibe-mensjes-de-odio-tras-hacer-publicidad-para-nike-y-bud-light/; https://www.20minutos.es/deportes/noticia/5116958/0/atletas-olimpicas-se-posicionan-contra-nike-por-colaborar-con-una-deportista-trans-para-anunciar-sujetadores-deportivos/). A principios de mayo de 2023, algunos grupos neonazis atacaron en Ohio presentaciones de tema Drag.
Esta “naturalidad” de determinadas prácticas y expresiones ha sido objeto de reflexión y de reconsideración. Por ejemplo, los estudios Disney han añadido algunas notas de advertencia respecto a las connotaciones racistas de algunas de sus películas antiguas que permanecen accesibles (https://www.lavanguardia.com/cribeo/cultura/20201016/484108761613/disney-anade-aviso-racismo-peliculas-clasicas-dumbo-peter-pan.html). La nota señala que estos programas pueden incluir “representaciones negativas y/o un mal tratamiento de personas o culturas”. Mientras que con una “Barbie en cuarentena” podemos sentirnos bastante identificados (https://www.lavanguardia.com/cribeo/estilo-de-vida/20200612/481722894270/una-abuela-crea-linea-barbie-cuarentena-nos-sentimos-totalmente-identificados-instagram.html), es notorio que hay quienes se sienten ofendidos por las representaciones que se desvían de las prescripciones dominantes de cómo debe lucir o comportarse la gente, en qué debe creer o cómo debe comunicarse con otros y con los poderes sobrehumanos, sean de dioses/diosas o de superhéroes.
Esta naturalidad también ha evolucionado en otros ámbitos. Lo que ahora es acoso sexual, hace unos años era una práctica que se veía con otros ojos, como se refleja en los casos de mujeres que han denunciado al cantante Plácido Domingo de forzarlas a besarlo o insistir en que acudieran a cena con él. Se le vinculó también con una red de trata de personas conocida en Argentina como “la secta del horror” (https://www.newtral.es/escandalos-placido-domingo/20230115/). Estos escándalos, iniciados desde 2019, no han impedido que el cantante programara presentaciones al menos hasta julio de 2023. Como señala Margarita Mauri, en un artículo de 2015, ya Aristóteles consideraba que “hay hombres incapaces de tomar decisiones certeras sobre la orientación de su vida; a estos les llama esclavos por naturaleza” (https://revistas.unal.edu.co/index.php/idval/article/view/47676/html#:~:text=La%20esclavitud%20moral%20corresponde%20a,se%20rigen%20por%20las%20pasiones.&text=Sea%20cual%20sea%20el%20fundamento,los%20otros%20en%20hombres%20dependientes). Habría así hombres “naturalmente libres” y otros “naturalmente esclavos”, como las mujeres y hombres a quienes se ha cosificado a lo largo de la historia de la humanidad, no solo por cantantes y otras celebridades, sino por sus propias parejas y su entorno.
La reflexión respecto a los límites de la aceptación, la tolerancia, la promoción de determinadas identidades, tipos, modelos, relaciones, remite a cómo la educación informal, en el aula y los mensajes de los medios de comunicación muestran las líneas dinámicas de la corrección política y lo que es natural, frente a las posibilidades de la diversidad. Si durante mucho tiempo incluso los miembros de las familias escondían o sacrificaban a quienes presentaban síndrome de Down, aspectos físicos “anormales” o lesiones cerebrales discapacitantes, en algunas sociedades todavía se Forza a vivir “en el clóset” (con peligro de su vida o su prestigio) a quienes expresan orientaciones sexuales, religiosas o políticas diversas. Habría que cuestionar esta naturalidad frente a la creatividad de la humanidad. Parece que alguien tuvo la ocurrencia de que “lo natural” es lo correcto y lo deseable. Que si el mundo fue creado por los dioses de determinada manera, es así como debemos dejarlo. Sin embargo, la humanidad ha contradicho esa prescripción a lo largo de su existencia. Es poco probable que encontremos alguna comunidad humana en donde se coma carne cruda, se viva en total desnudez, no exista alguna gramática en sus formas de comunicación y no se establezcan reglas para la convivencia.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del departamento de sociología. Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Arturo Santillanes

    Extraordinaria columna Dr. Morán.. Lo felicito. Llama a la reflexión y revisión de nuestra propia comprensión del mundo.

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