Mujeres en la educación
Miguel Bazdresch Parada*
Estamos, personas, sociedades, países y mundos, en una etapa de primacía de la violencia. No la violencia primitiva de golpes, fuerza bruta y muertes bajo el control de un tirano o un sátrapa. Se trata de la violencia que surge de los cambios societales cuando producen efectos sociales, económicos y políticos no deseados. Por ejemplo, de tiempo atrás, cuando la rebelión del ejército y la clase alta chilena contra el presidente Allende, se produjo una ruptura con el orden constitucional y los hombres fuertes del ejército controlaron a la sociedad, mediante ordenanzas escritas y publicadas en bandos, los horarios de las actividades sociales y económicas. Fue control absoluto de las autoridades militares: las horas de trabajo, las de escuela, las de diversión, etcétera. Las faltas a esas ordenanzas, las cuales podían cambiar de una hora a otra, eran la cárcel o la detención arbitraria en un cuartel o instalación militar. En fin, mano dura.
Esos cambios controladores del escenario sociopolítico chileno de 1973, de pronto se parecen a lo que ocurre en las escuelas donde la violencia se ha entronizado y directores y maestros no pueden controlar sino con mano dura. Y se ha corrido la sensación de que donde trabajan maestras mujeres es muy frecuente la necesidad del control rígido. Igual por causa de la violencia en el ambiente que rodea a la escuela y las medidas de represión asumidas por los responsables escolares frente a tales violencias.
En la investigación de la violencia escolar es común evitar las experiencias y los estudios de situaciones de violencia en las escuelas con directoras y maestras, por alguna causa no dicha para justificar esta segregación. Por eso, diferentes investigadores e investigadoras han enfrentado ese silencio falaz con estudios de centros escolares con directoras y con ambientes de violencia, de género y de grupos de estudiantes formados por pandillas diversas.
En la plataforma “Mujeres por la educación: Muxed” se presentan estudios y reseñas de casos de violencia en escuelas con maestras y/o directoras. Uno de los casos lo estudió y escribió la experiencia la Dra. Cecilia Fierro, investigadora del CRIM–UNAM de León, Gto. (Ver: https://www.muxed.mx/blog/confrontar-violencias).
En síntesis, una escuela secundaria con una realidad de violencia constante e incontrolable a la que llega una mujer directora. La directora, a su llegada, reúne al personal y les da su confianza en ellos para enfrentar la tarea:
“Al principio tenía que hablarle a la policía para que me ayudara a controlar la escuela, pues el alumnado llevaba drogas y armas, y la misma policía sugería hablarle a otro director porque era mujer y no creían que podría con la situación” (…)
“Al llegar a la escuela me doy cuenta de que las y los maestros acomodaban a los alumnos por grupos de acuerdo con los promedios, quedando en los grupos avanzados maestros destacados y los otros grupos con bajos promedios, los maestros poco destacados, “malitos” como los nombra la maestra. Las madres y los padres de familia también exigían que sus hijos no estuvieran en los grupos de bajo promedio. Los alumnos de estos grupos poco destacados los llamaban “lo que se llevó el río, la basura”. La maestra se enfrenta a esta exigencia con la convicción de que todos los alumnos merecían el mismo trato y oportunidades.
La Dra. Fierro concluye su análisis… “El camino por el cual la directora va perfilando, explorando, errando, replanteando y volviendo a explorar determinadas formas de actuación en su escuela es lo que puede explicar cómo pudo suceder que tuviese la fuerza y el arrojo para confrontar violencias silenciosas de diverso tipo, de forma gradual hasta definir un distinto modo de proceder. Cómo y cuándo ocurre un punto de inflexión que la lleva a mirar a las y los estudiantes a los ojos, a saludar a cada quien por su nombre, evidencia un proceso de autoformación asentado en la observación y la reflexión crítica del acontecer de la escuela. Todo ello desde una mirada que no pierde de vista que educar personas, esa es la tarea de la escuela”.
Así como el pueblo chileno acabó con el régimen militar de Pinochet, alumnos, maestros, familias y una directora cambiaron una escuela en desastre por una escuela que trabaja y rinde frutos a la comunidad.
*Doctor en Filosofía de la Educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]