Movimiento y sueño: aspectos claves para el aprendizaje

 en Alma Dzib Goodin

Alma Dzib-Goodin*

Distintas investigaciones han dado cuenta de la importancia del sueño para la consolidación de la memoria y con ello del aprendizaje. Durante el sueño, se permiten diferentes procesos a nivel genético y metabólico que limpian literalmente al cerebro para que sea capaz de adquirir nuevos recuerdos durante el día siguiente.
Siendo que nuestra vida está constantemente bombardeada por estímulos y que el cerebro tiene un espacio limitado para analizar y procesar dicha información, dormir se convirtió durante el transcurso de la evolución de las especies en un mecanismo idóneo. Durante el sueño, se desconecta hasta cierto nivel la conciencia y se lleva a cabo una limpieza de todo aquello que no es necesario a nivel cognitivo, incluyendo el 80% de lo que se dijo durante las clases el día anterior.
La información que reste tendrá mayor probabilidad de ser recordada y pasará a ser parte de un espacio donde se ha de conectar con otras ideas, pensamientos y aprendizajes a través de experiencias ya sean a nivel olfativo, lingüístico o de movimiento, siempre y cuando puede repetirse o sea útil, que es una condición absolutamente necesaria para el sistema.
La decisión de qué información permanece y cuál se ha de borrar, no depende del Estado, el maestro, los padres de familia o los planes y programas, sino del conjunto de experiencias que a nivel personal ha de acumular cada individuo. Lo que es relevante para algunos, puede ser perfectamente desechable para otro. Es así como se van conformando los aprendizajes a nivel cognitivo.
Un aspecto clave que se ha encontrado es el papel de la repetición en los aprendizajes motores. El movimiento es un proceso importante para el aprendizaje que se formó en la historia evolutiva de las especies. Está íntimamente ligado con la memoria, pues las especies al tener mayor capacidad de movimiento fueron capaces de ampliar el espacio para buscar comida, sitios seguros para descansar o procrear. La memoria les permitía hacer marcas para tener presente dónde era seguro y dónde no, del mismo modo que lo hacemos ahora, con nuestros cerebros humanos y la ayuda de los mapas de Google.
Así que tenemos tres sistemas que son indispensables: el movimiento que permite claves de orientación y espacio para aprender, no solo a bailar o a patear una pelota, sino el lenguaje, pues éste requiere de movimientos increíblemente finos, de ahí que aún cuando se lean en voz baja o estemos enfrentado nuestros pensamientos, la laringe se mueve para emular el habla, por lo que la memoria de los aprendizajes tiene mucho de verbal, ya sea porque lo leímos, lo escribimos, lo escuchamos o lo repetimos, lo que implica 4 ejes de aprendizaje distintos que se retroalimentan.
Si la memoria a corto plazo decidió codificar la información, la va a dejar en un buffer para decidir si es o no importante. No siempre vamos a recordar las cosas tal cual nos fueron expuestas, sino que la vamos a interpretar, de ahí la necesidad de hacer análisis y síntesis de la de lo que hacemos, pues eso puede crear mejores anclajes cognitivos. No recuerdo una palabra específica, pero soy capaz de recordar un sinónimo. Muchas veces sucede que los niños se bloquean al hacer exámenes, pues olvidan la palabra clave con la cual intentaron recordar la respuesta correcta, y con ello, no importa cuando hayan estudiado, no serán capaces de aprobar los exámenes.
Durante el sueño, toda la información que el sistema recibió durante el día se va a depurar y no estamos hablando solamente de las lecciones aprendidas dentro del salón de clase, sino toda la información que se recibió desde que nos despertamos. El olor de la cama al remover las cobijas y brincar de la cama; el color del cielo en el camino a la escuela; el sabor de sándwich que mamá preparó y al cual olvidó poner mayonesa; la mala palabra que se escuchó en el pasillo cuando iba hacía el salón; la lección de historia de la cual solo se comprendió la mitad, pero no importa, pues ya habrá tiempo de estudiar para el examen; la jugada de fútbol que costó el partido. Todo será analizado y depurado.
Sin este proceso, por demás complejo, el sistema se satura y cuando eso sucede literalmente se bloquea, siendo incapaz de recibir más información. Se cierra hasta que se libera espacio para recibir más información.
De ahí lo importante de cuidar las horas de sueño y de repetir la información en diferentes modalidades para que se tenga mayor probabilidad de mantenerla en la memoria a largo plazo, se otro modo, simplemente el cerebro asume que jamás pasó y no será consolidada.
Una estrategia que se usa en algunos contextos es que al hablar se hagan movimientos con las manos para hacer énfasis de las palabras y los conceptos y con ello se recuerden mejor.
Sin duda, la neurociencia y la evolución tienen mucho que aportar en el aula, pero todo es en vano si los planes y programas son tan extensos que la información solo puede ser vista de manera rápida, sin el tiempo para analizarla y se insiste en que la escuela es el único medio de aprendizaje, haciendo a un lado la ciencia, el arte y el deporte.

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

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