México y el deporte: mucho ruido, pocas nueces

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Estamos viviendo el espíritu olímpico en el mundo y, como en cada certamen deportivo en el que participamos, las expectativas son muchas, pero los logros y triunfos son escasos; afortunadamente ya se lograron dos medallas, y esperamos, deseamos, que no sean las únicas.
La pregunta es ¿por qué tenemos siempre altas expectativas? Son más de fe y poco realistas. Escuchar las transmisiones deportivas, no sólo durante las Olimpiadas, en lo general, resulta frustrante para uno como mexicano, ya que podemos escuchar que, en China y Corea del Sur, por ejemplo, desde las escuelas de nivel básico se les fomenta y entrena en diferentes disciplinas, por lo que su preparación es de muchos años y las medallas o triunfos son esperados, casi obligados en ocasiones. Algo que no ocurre en nuestro país, en donde tenemos aún, incluso, escuelas sin paredes o pizarrones y los deportes son una actividad con poca o nula importancia académica.
En deportes como el fútbol americano, el basquetbol y el atletismo, Estados Unidos tiene toda una infraestructura en sus preparatorias, High School, y sus universidades en donde forman a estudiantes que darán el salto a una vida como profesionales del deporte, con el respaldo de contar también con una carrera. Tampoco vemos esto en México.
El caso del fútbol soccer es aún más interesante, ya que es prácticamente el deporte nacional. Cuando escuchamos una de las muchas historias de vida de africanos, brasileños y argentinos que vivían en condiciones de extrema pobreza y el hambre, literal, los llevó a buscar triunfar y al momento de lograrlo compartieron su riqueza con sus seres queridos, en México escuchamos que para poder jugar profesionalmente hay que pagar mucho, por simple corrupción, también escuchamos que aquí se les paga más que en otros países, con sueldos inconcebibles e ilógicos comparados con los sueldos de estrellas de otros países, por lo que se fomenta el conformismo y la falsa idea de que son demasiado buenos… pero no lo son. Las competencias internacionales se encargan de restregárselos y recordárselos. Tenemos incluso más población que Argentina y Uruguay, pero tenemos menos necesidad y, como dice Vygotski, si no hay necesidad no hay esfuerzo, aunado a un poco efectivo, injusto y corrupto proceso selectivo de los jugadores; el fútbol tiene más un sentido económico que deportivo, así que las ganancias son en dinero no en triunfos.
Pese a este escenario de falta de infraestructura, falta de apoyos económicos por la austeridad, y una corrupción presente en todos los ámbitos, incluido el deportivo, siempre hay mexicanos y mexicanas que destacan en algún deporte. Injustamente se tiende a hablar de fracasos cuando no se consiguen medallas o triunfos que no sólo deseamos nosotros, primero la soñaron cada uno de los deportistas que van a competir y, pese a su esfuerzo, alguien con mayor preparación y apoyos les ganó, lo cual tendría que ser obvio, por mucha fe y esperanza que se tenga.
No seamos injustos entonces: somos aproximadamente 8 mil millones de seres humanos, ser el 4º mejor, el 8º, el 25º o el 3º en algo en el mundo es de mucho mérito, no cualquiera. La delegación mexicana fue a dar lo mejor de sí, en una competencia se gana o se pierde, por eso solamente se les puede juzgar si no dieron lo mejor de sí, o si fracasaron intencionadamente, lo cual sabemos no ha ocurrido; pero sí sabemos de la falta de apoyos de políticos y directivos, los verdaderos culpables. Así que, tal como disfrutamos los triunfos de unas connacionales, compartamos también la derrota de los otros y apoyemos y valoremos su esfuerzo, seamos empáticos. Lo necesitan.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

Comentarios
  • Maria Catalina González Pérez

    Concuerdo contigo Marco. Vi a un clavadista triste, un cuarto lugar sin medalla es meritorio, no cualquiera. Meritorio lo es también quienes están en la justa olímpica (¿justa?) con recursos que sus familias y ellos mismos tuvieron que conseguir con mucho esfuerzo. Agradezco el gesto de Prisca, su logro y su medalla; ella no vive en México, no entrena en México. Ví a Alexa caer de la barra y con una sonrisa levantarse, subirse de nuevo y terminar su rutina. La valentía de la gimnasta que con todo y lesión realizó su participación. Los compañeros de Educación Física lo han dicho una y otra vez, en nuestro país esta asignatura ni el deporte son relevantes, sólo veamos su presencia en el curriculum de educación básica y media superior. En fin, mucho por hacer, aunque de pronto uno se ilusione con verlos por allá.

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