Memoria y privacidad

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Resulta que cada trozo de información que alguna vez se haya convertido en parte del flujo de la internet, se quedará ahí por mucho tiempo más de lo que alcanza nuestra memoria. Los usuarios de Facebook se pueden sorprender de que no recuerdan información que en determinadas fechas les aparece como parte de “recuerdos” de lo que sucedió en fecha similar de hace un año o varios más. Esos trozos de información, que los especialistas llaman “bits”, se quedan almacenados mucho más tiempo no sólo de lo que dura la memoria de quien los puso. Incluso pueden durar mucho más tiempo del que dure quien los subió a la red mundial.
En fechas recientes se dio un escándalo cuando el dueño de Facebook tuvo que ir a comparecer ante el Senado por el uso de información en manos de esa enorme red social y que fue utilizada por otra empresa a favor de la campaña del actual presidente de Estados Unidos. La gran cantidad de datos que maneja esa red social es superada, sin embargo, por empresas como Google, que tiene una gran cantidad de datos cuyos usuarios ni siquiera sospechan que quedan registrados mucho más allá de los usos que ellos quisieron darle en un principio.
De alguna manera, esto podría tener ventajas si se trata de buscar la huella en la red mundial de personas vinculadas con crímenes o delitos menores. Pero, por otro lado, implica que casi nada de lo que hagas, digas o escribas está a salvo de que alguien lo detecte, registre, almacene y, quizá, hasta de que lo venda a otras empresas. Por eso es que aparecen determinados anuncios o sugerencias de otras páginas de la red a quienes acceden a estas redes: porque con cada envío o recepción de información los usuarios de la red conformamos un “patrón” que nos hace predecibles.
Aunque, por una parte, algunos usuarios de tarjeta de crédito recordarán que algunas de sus compras no han sido aprobadas por salir de sus patrones habituales de consumo, por otra parte, el que se conserve un registro de lo que dejamos o deseamos pasar por la red, nos convierte en posibles blancos para ofrecernos determinados productos, partidos políticos, opciones de vida o de enfermedad y salud. Lo que tiene importantes consecuencias para la manera en que usamos, con fines académicos, las redes sociales o los otros servicios de la red mundial.
Queda ahora a nuestra elección el seguir usando la internet para información que consideramos secreta, pero no lo es tanto y que hasta se puede vender a otras empresas distintas de aquellas a las que se la confiamos. Nuestras búsquedas de información podrían derivar en sugerencias de búsquedas recientes con temas similares, pero también meternos en problemas porque nos hacen muy predecibles y, hasta posiblemente dispuestos a comprar o conseguir productos o servicios asociados con lo que subimos o buscamos. Podríamos generalizar un consejo de los tiempos en que se escribía a mano y sobre papel: no escribas ni digas nunca un secreto, porque puede convertirse en información pública, pues quien lo da a conocer no puede tener control de hasta dónde llegará. Con ello, nosotros mismos hemos dado al traste a nuestra privacidad.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Alejandro Lopez

    Es complicado entender el proceso de memorizacion en interaccion armonica con la hominizacion evolutiva. En un estudio de veinte alumnos quienes repiten tres trabalenguas consecutivos la estadistica es sorprendente. No me explico como es que adquieren tantas habilidades digitales y no practican estas simples tecnicas de armonizacion mentelenguajejeje.

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