¡Me tenía hasta la Madre!

 en Invitados

Luis Christian Velázquez Magallanes*

Los nombres son ficticios, aunque fueron alumnos que me enseñaron y formaron más de lo que yo pude hacer por ellos.
El ejercicio de la docencia me ha llevado a conocer y coincidir con mucha gente. En ocasiones no sé; francamente me angustia pensar hasta qué punto me relacionaré con los alumnos a mi cargo.
Normalmente, siempre nos gusta pensar que los grandes planes requieren tiempo; los alumnos que tienen historias de éxito son los que presumimos o vanagloriamos. ¿Se acuerdan de Carlitos, el que siempre traía una mochila de Paw Patrol? Pues, ¿cómo la ven que ahora es el encargado de traumatología en el hospital del Carmen? La neta no sé de quién me hablas, pero ya viste que la Jenny, la morrita desmadrosa que nomás andaba subiendo fotos en el Metroflog, ahora es encargada de la Tesorería del Estado. Ah, neta, ¡no mames! No dábamos un peso por ella y ve.
Han pasado los años y creo que la madurez en la profesión debe conducirnos a ser más reflexivos, observar y tomar mejores decisiones en el diseño de los procesos educativos. Aunque, también debemos decir que hay una inmensa mayoría de seres infames que no deberían estar, siquiera, cerca de nuestros infantes y adolescentes. En algún momento hablaremos de los mercenarios de la educación.
El ejercicio de hablar, comunicar y escribir de manera correcta me ha llevado a una hipótesis de trabajo: las sociedades están reduciendo sus vocabularios y los nuevos términos, lejos de resolver una deficiencia o carencia comunicativa, son acuñados porque están en una canción o un personaje en boga los usa y suenan “chic”.
Una consecuencia de la carencia lingüística fue expresada por Ludwig Wittgenstein: Los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento. Entonces, ¿por qué queremos que nuestros alumnos reflexionen sobre sus problemas, si tienen deficiencias serias en sus procesos comunicativos? Carecen de herramientas y de estructuras para pensar, analizar, sintetizar y valorar críticamente su realidad. Sus argumentos no son creaciones producto de una reflexión, son colectivos; los toman de sus canciones, de los clips que observan en sus redes sociales y son enunciaciones de sus amigos.
Conocí a Raskolnikoff por un evento particular: un alumno justificó su carencia de diccionario en la clase porque había llegado un compañero a pedir varios y no le habían regresado el suyo. El responsable era Raskolnikoff. Lo abordé y de manera terminante me contestó: “Yo no tengo ni madres, hágale como quiera. Además, porque no se ponen truchas con las cosas que prestan. Ese día se perdieron cinco diccionarios, perdió la lengua y sufrió la enseñanza del español.
Si tuviera que describir a Raskolnikoff, diría que es un alumno en donde o los Tikitos o los Danoninos sí surtieron efecto; es moreno y no duda en levantar el tono de su voz, alzando el pecho para preservar su lugar.
La mayoría de los teóricos educativos hablan y fundamentan que el verdadero trabajo del maestro se debe centrar en los alumnos que no perciben la importancia de los procesos académicos y muestran indisciplina, rezago y reprobación. Ahí se muestra quién sí es maestro y quién lucra con la formación de nuestras niñas, niños y adolescentes.
Raskolnikoff todos los días me busca y me platica un sinfín de cosas: sus sueños, sus anhelos, sus metas, sus amores… Fíjese que ando bien al millón; mi jefe me dio chance de invitar a mi rucaleta y a sus papás a cenar en Navidad en el cantón… Nomás falta que ellos digan que Simona la mona.
La relación de Raskolnikoff en la escuela es complicada porque la mayoría de sus compañeros le tienen más de tres motes, se burlan de su aspecto y no falta el genio que encuentre algo para provocarlo. Aunque UD no lo crea, él ha mantenido una actitud estoica, apacible e inamovible… ¿Por qué? Lo normal es que responda, use su fuerza y su tamaño para poner las cosas en orden.
Hace unos días estábamos hablando sobre el enfoque de la educación para la paz y la importancia de usar procesos dialógicos como medio para resolver las diferencias entre los sujetos. Me atreví a relacionar la respuesta pacífica que él siempre daba a sus provocadores con esta manera de solucionar conflictos: les das una cachetada con guante blanco. Sabes resolver las cosas sin usar más violencia. Su respuesta me dejó pasmado.
“Nomás porque ya somos compás le contaré qué onda. No sé si UD estaba enterado; yo no empecé la secu en esta escuela, estaba en la secundaria Refundación de Jalisco… pero ahí tuve un problema con una maestra que siempre se pasaba de chorizo conmigo y la verdad le tuve que poner un topón. En su clase siempre me hacía menos, me humillaba y, cada que podía, me agredía diciéndome que usara mi cerebro, que no entendía cómo tenía una cabeza tan grande si no usaba mi cerebro. Todos en la clase, fueran o no mis reales, se burlaban y de menso no me bajaban. Un día dije: “Si hoy se vuelve a manchar, no me quedaré quieto… Porque, a ver, dígame UD, nomás porque son maestros y se sienten bien acá, pueden hacernos lo que quieran, quieren que nos respetemos y los profes son los primeros en pasarse de lanza… Entonces ese día la maestra, no me acuerdo por qué, yo solo quería que me hiciera algo para desquitarme, hizo como que me daría un sopapo y con eso. Agarré una butaca y se la aventé, en plena clase y delante de todos. Ya me tenía hasta la madre”.
Al término del relato, Raskolnikoff me aseguró que le había fracturado la pierna a la maestra y que no era consciente del problema en el que se había metido. Me explicó que a partir de ese momento siempre, antes de actuar o usar su fuerza para resolver un problema, recuerda una frase que le dijo su mamá cuando lo estaba reprendiendo por la situación: “Antes de hacer algo, piensa qué sentirías si a uno de tus hermanos o a mí nos hicieran lo que tú piensas hacer…”
“¿UD cree que me sentiría bien si a mis carnales o a mi jefita alguien les hiciera algún daño?”.
Hoy, en las escuelas de Jalisco, tanto las secciones sindicales como las autoridades educativas, se habla y asegura la urgente necesidad de enfocar los procesos formativos en los lineamientos de la educación para la paz, y en este punto me parece importante lanzar las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los procesos para capacitar al personal de las escuelas de todos los niveles? ¿Cómo revisarán los procesos de implementación en los diferentes niveles y áreas socioeconómicas? ¿Cuáles son los mecanismos para retroalimentar los avances y tropiezos? ¿Habrá foros o encuentros para reflexionar sobre los resultados y para proponer rutas de mejora?
Porque, siendo sinceros, la mamá de Rodia Raskolnikoff ha aportado más a la educación que lo que la Secretaría de Educación y las secciones sindicales han hecho.

*Licenciado en Filosofía. Profesor en la Escuela Secundaria General 59 “Francisco Márquez”. [email protected]

Comentarios
  • Miguel Ángel Pérez Reynoso
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    Muy bien Luis. Me gustó mucho tu relato. Te faltó al final decir que sería bueno que a la mamá de Rsink le fueran un nombramiento. Porque ella mejor y con mujeres resultados que los miles que andan por ahí presumiendo de sabiendos
    Gracias por permitirnos disfrutar este trabajo

    • Profr. Álvaro de Santos Ávila
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      Me gustó el relato muchísimo, pero sin duda me quedo con el último párrafo… Estoy seguro que ningún otro conocimiento que el joven pudiera adquirir a lo largo de su trayectoria estudiantil, que esas sabías palabras de su Doña jefecita… Ojalá que nunca se nos olvidará a los docentes, que nosotros también aprendemos todos los días de nuestros alumnos… Algunas veces más que ellos de nosotros.

      • Melanie Elizabeth Velázquez Sánchez
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        increíble texto, muy reflexivo e interesante 👏🏻👏🏻👏🏻

  • Yo
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    Buen texto 👍

  • Lizbeth
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    Disfruté el relato, bastante hay para reflexionar de él…
    La carencia de lenguaje, la dedicación y el poder del docente, la intervención de madres de familia, el aprendizaje que adquirimos de nuestros alumnos…
    En fin, demasiado mensaje en esta historia. Gracias por compartir.

  • Cristina Martínez
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    Para no perder la costumbre, una reflexión profunda..la importancia de la responsabilidad que conlleva el ser docente, gracias por una historia más 🙏

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