¿Maestros por elección popular?

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

En los días recientes hemos asistido, comunicación social mediante, a un intenso ir y venir de declaraciones, noticias, análisis y posturas acerca de la propuesta de reforma constitucional para modificar la forma como se ha de organizar el Poder Judicial de la Federación.
Por una parte, la propuesta para nombrar a los ministros de la Suprema Corte y a muchos de los Jueces y magistrados en los estados de la Unión, ha incluido el sistema de votación popular para proponer una de las varias listas de candidatos que se propondrían al Congreso de la Unión para nombrarlos. Además, otro conjunto de modificaciones estructurales de la estructura del Poder Judicial federal y estatal.
Las sesiones de diputados y senadores federales se han llenado de discursos, propuestas diversas, contrapropuestas, análisis de fallas y aciertos, muestra de ignorancias de las cuestiones nodales de la organización de tribunales y de la administración y gestión de los mismos. Esperemos a ver todos los movimientos y las diversas posturas de las más analíticas hasta las más “vendidas” al presidente y sus ideas.
Así las cosas judiciales, en estos días y que dan pie a preguntar: ¿la educación nacional no merece una sacudida similar o aún más fuerte? Desde luego son materias diversas y no hay un paralelismo entre la situación administrativa de uno y otro sector. Sin embargo, se puede pensar en una pregunta un tanto maquiavélica: si los altos ministros del Poder Judicial Federal llegan a serlo por votación popular, ¿cabría la posibilidad de que los maestros, los directores, el secretario de educación y otros lo sean por medio del voto popular de los mexicanos?
Un juez que decide inocencias llega a esa silla por voto popular, un maestro que ayuda a decidir vocaciones de niños y jóvenes debiera ser un personaje elegido por los sentimientos, habilidades y conocimientos que puede inferirse los tenga o no, según la percepción de los familiares del educando y aun de el mismo escolar que convive con él, observado alrededor de 200 días al año. Y no. Se elige según modos, cambiantes, que determina la autoridad educativa, que a su vez llega al puesto por decisión de algún jefe administrativo ¿político?, y desde luego por méritos conseguidos en la práctica, en la mayoría de las veces. Con lo cual puede ser nombrado por el superior.
A los jueces que determinan culpabilidad o inocencia los elegirán, en algún momento del proceso, las personas comunes y corrientes. Los maestros, directores y otros puestos en la estructura educativa seguirán siendo elegidos por un comité de reclutamiento, por una convocatoria pública a puestos educativos.
Así, como un maestro para ejercer su profesión, requiere transitar un proceso delicado, los ministros de la Corte con mayor razón. Los maestros estamos obligados a protestar por lo que se hace con los jueces, pues si se hace con ellos, con mayor razón debiera hacerse con nosotros, pues tratamos con la ayuda a personas en su proceso de construirse y constituirse en alguien libre capaz de decidir por sí mismo. Nada menos.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Comentarios
  • Maria Catalina González Pérez
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    Tal vez sería otro cantar en la educación, si se considerara esta opción de elegir a cada docente con base en sus propias capacidades y conocimientos.

  • Ernesto Michel Galindo
    Responder

    Nada que ver el servicio educativo y los profesionales de la educación, con el poder judicial.

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