Maestras, maestros: piedra angular

 In Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

El 15 de mayo, Día del Maestro y de la Maestra, es una importante fecha para reconocer la noble tarea de ayudar, colaborar y guiar el aprendizaje de todo aquel deseoso de aprender, sea de los libros, de los conocimientos y, sobre todo, de la vida misma y sus acontecimientos. Suscitar el interés, las ganas y los deseos de aprender es tarea difícil para padres, madres y maestros/maestras, pues no siempre el aprendizaje se presta a las emociones y gustos más deseados de los aprendices. Muchas veces implica esfuerzos, sacrificios de tiempo y quehaceres pesados.
Aprender es difícil, pues pide no hacer caso inmediato de lo que ven nuestros ojos, escuchan nuestros oídos y los deseos de nuestra mente o nuestras ganas. Aprender no es retener en la memoria unos datos, unas frases de un libro, un procedimiento del que no sabemos su fundamento. Aprender implica preguntarnos: ¿qué veo?, ¿cómo me siento?, ¿cuándo sucedió?, ¿quién lo dice o lo dijo? Aprender a ratos es enojoso, aburrido, pesado… Por eso es conveniente la ayuda de un maestro, una maestra, a fin de ordenar las acciones necesarias para descubrir. Primero, qué no sé; segundo, si quiero saber; tercero, si estoy dispuesto a hacer lo necesario y todo lo demás, y hacerlo con gusto y terminar contento porque ya aprendí: ya sé. Y lo puedo presumir feliz de saber algo que no sabía.
La tarea del maestro implica reconocer los aprendizajes de los estudiantes a quienes cada ciclo escolar ayudará a aprender para conseguir los propósitos de ese aprender. A veces se confunde aprender con “saber” ciertos contenidos de alguna materia. El niño, niña presume a sus padres que ya sabe el abecedario, y lo recita con alegría. Y, ¿al mismo tiempo podrá escribir su nombre con las letras correspondientes? Quizá tarde unos días en conseguirlo. ¿No sería mejor aprender las letras de su nombre y, ya que lo pueda escribir, invitarla a conocer otras letras con las cuales pueda escribir otros nombres y más aprendizajes? De este modo, el/la estudiante logrará el propósito de ponerle nombre a las realidades con las cuales se enfrenta todos los días. Aprender a nombrar, con o sin letras adecuadas, es más formativo que aprender todas las letras, sin conocer cómo usarlas para beneficio de su mejor vida.
Venido de las ideas napoleónicas, la escuela moderna se nutre de la convicción del aprender para vivir mejor. Sin embargo, aquella época edificó una escuela para las clases sociales acomodadas, con objetivos limitados a la familia y a la dirección política y administrativa de negocios privados y actividades gubernamentales. Fue la época del “dejar hacer, dejar pasar” como una medicina libertaria. Los interesados en la ciencia y la filosofía y aun en las artes de aquella época lo fueron desde la aristocracia o con la protección de un aristócrata. La clase media asistía a las escuelas parroquiales y de ahí a los talleres o fábricas a aprender el oficio. Los maestros lo eran para los niños y jóvenes de la aristocracia, pues sólo debían aprender modales, debido trato, lectura y a ratos escritura.
Hoy es diferente. La democracia conquistó la educación para todos y las personas con escuela fueron por sus capacidades las que hicieron funcionar la sociedad en sus diversos campos. La consigna democrática fue: todos a la escuela. Leer, escribir, conocer historia, geografía, algo de ciencias duras y literatura fueron durante mucho tiempo las materias para conquistar los títulos de bien educado. Los maestros y maestras fueron la “llave” con la cual un ignorante abría la puerta del saber y del saber hacer. Los maestros y maestras fueron la piedra angular del edificio social. La consigna sigue vigente: educarse para trabajar, trabajar para ganarse la vida y comprender cómo funcionan las sociedades modernas, democráticas, republicanas y ordenadas por las leyes.
Hoy es diferente. Muchos maestros/maestras luchan por una remuneración mayor, pues la profesión de maestro/maestra se ha proletarizado. El gobierno no cede. Así, al ciudadano le queda la pregunta: ¿cómo celebrar el Día del Maestro y de la Maestra? Y, claro, la sincera felicitación por su día a maestros y maestras.

*Doctor en Filosofía de la Educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]

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