Los teatros de la calidad

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Los cambios democráticos acontecidos en 2018 han impactado muy poco las formas de gobernar y hacer ejercicio de honestidad en el gasto del dinero público.
Las estructuras burocráticas resisten al cambio de muchas maneras.
Los cortes del tiempo, las transiciones, los cambios de equipos en los gobiernos municipales y en algunos gobiernos estatales cíclicamente vuelven a entusiasmar a una parte de la ciudadanía.
Cíclicamente también la decepción y frustración, el horrible despertar de que se ha elegido al inadecuado y de que la enorme inversión de recursos de campaña electoral, la enorme intranquilidad que generan los machacones spots de radio y televisión han producido de nueva cuenta gobiernos alejados de la gente y de las causas sociales importantes.
Las prácticas de gobierno cuando están a medio tramo permiten ya un ejercicio de evaluación, una práctica de contraloría social.
Hay decepción en materia de calidad y compromiso social de un buen número de proyectos de gobierno.
Es desesperante que no haya tasa de retorno de la costosa democracia que nos hemos dado.
Es frustrante como con distintos matices de ineficacia las instituciones de los tres niveles de gobierno simulan muchos de sus servicios.
La salud para la población no mejora; en el laberinto de la pandemia, la emergencia sanitaria exhibe en su desnudez instituciones de salud como la SSA, IMSS o ISSSTE.
No es generalizable por supuesto. Es conveniente en estas instituciones exentar a los médicos y enfermeras éticos y responsables que se han puesto con su saber y experiencia, en la primera línea de atención a los enfermos.
La fractura de la calidad de la educación superior ha quedado en evidencia en instituciones como la UNAM y la UdeG que ajenas a la necesidad social han retrasado injustificadamente su regreso a clases presenciales. Tres generaciones de profesionistas con debilidades formativas por cada uno de los tres semestres de ausencia de las aulas. Tres generaciones en tránsito con indicadores bajos de aprendizaje real. Un par de años de día de campo en el indicador de eficiencia terminal y de estrategia de tutoría y asesoramiento para la construcción de tesis profesionales.
El laberinto administrativo para quienes se quieren titular. El sadismo de hasta las secretarias, las zancadillas, los cobros injustificados, el caos de las horas y el servicio social.
Las puntas del iceberg del naufragio de la calidad de la educación superior; sus instituciones medrosas que lejos de asumir su liderazgo social en la coyuntura de pandemia nadan de muertito y medrosas bajo mascarilla y distanciamiento social miraron desde lejos a una sociedad que necesitaba de todos para no colapsar económica y emocionalmente.
Las certificaciones de calidad simuladas con entramados teatrales en las instituciones de salud de Jalisco. El préstamo entre ellas hasta de material e instrumental médico para obtener la acreditación y acceder a algunas prerrogativas presupuestales. La desarticulación federación-estado, el tema del INSABI, las basificaciones express de los contratados en la administración anterior.
La salud en la entidad en aguas revueltas y profundas de pandemia, la necesidad de evaluar la calidad de los servicios en el primer tramo de gestión gubernamental, los servicios mínimos a favor de la población.
El discurso de la calidad educativa paralelo a los cambios curriculares en educación básica, justificados desde lógicas políticas y de sueños guajiros primermundistas a partir de los ochentas.
Calidad, malas y caras políticas educativas, las alternancias políticas con lógica de mercadotecnia redituable; parir logos identitarios como graffitti de sistema en arenas movedizas prometidas de cambios para el 2040.
Los hijos de la reforma educativa que nada cambian a siete años de subversión de la escalera escalafonaria. Las educaciones panistas, priistas, emecistas, los contubernios Sntistas y su parto del libro de las miserias actualizadoras.
El errático contenido, las erráticas metodologías, el colonialismo de las redes en su tinta de copyright culposo, la licitación del color y el tipo de letra para simular todo y no clarificar nada.
Delfina Gómez Álvarez y el desapasionado discurso de celebración del centenario de fundación de la SEP, el laicismo en su paso de noche por Jalisco, la Nueva Escuela Mexicana que hace andar la tuerca de un proceso evaluativo a través de USICAMM que acumula descontento y herrumbre en la delegación de ejecuciones a la autoridad educativa local.
¿En quién recae la responsabilidad de armonización de las propuestas actualizadoras del magisterio y de la orfandad institucional de las mismas en el tramo de la pandemia?
El ausentismo de la SEP en algunas entidades federativas, la pandemia y la normalización del pulso vital de la educación en hipoteca.
La manifestación de los sustentantes del proceso evaluativo para incremento de horas adicionales. La inconformidad justa por los criterios de distribución de las horas vacantes. La sorprendente fragmentación de las nuevas horas de dos tercios para los docentes de nuevo ingreso y de un tercio para docentes en servicio que suman hasta 20 años sin oportunidad de sumar carga horaria.
El nuevo tejido de la inconformidad, la red unipersonal de la toma de decisiones sobre escombros de equidad.
¿Quién está haciendo las cosas mal e impacta el servicio y la calidad de la educación secundaria?
¿Quiénes son los responsables de tales desaciertos?
¿Quién disipa las brumas y la cortina de humo para ocultar responsabilidades en la gestión nacional o estatal de los procesos de asignación?
¿Dónde está la participación del SNTE y sus dos secciones en Jalisco cuando se topan en dos centros de trabajo, en una modalidad y en un subsistema, la misérrima oferta de nuevas horas?
La danza discursiva de la calidad con visiones fifís sobre planeación estratégica, sin recursos para los que hacen las cosas a nivel y en el piso de las necesidades sociales.
La opacidad y discrecionalidad de algunas prácticas en el sector educativo, los cambios de directivos y de supervisión, de docentes que jamás pisaron el ciclo anterior su lugar de adscripción; el arte de hacer lo mismo con los mismos cuadros antes, durante y después del formato de educación a distancia.
Los sujetos hacedores del sistema educativo no pueden ser pasivos ante las malas decisiones que comprometen la calidad de la educación pública.
Salir del rol de espectadores en la comodidad de una mullida butaca y dejar de aplaudir, tal vez sea una alternativa.
Para finalizar un poco de memoria histórica: hace un mes fue el aniversario 155 de la inauguración del Teatro Degollado en Guadalajara con gala de la soprano Ángela Peralta, la “Ruiseñor mexicano”, aunque esos actos y la gestión cultural de ese recinto, si valen algunos aplausos.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar