Los maestros y las maestras en movimiento ante un gobierno que no escucha
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Este mes de mayo las maestras y los maestros aprovechan su día y el resto del mes para salir a protestar y a exigir cambios y mejoras en el salario y en las condiciones laborales. La versión de este año no ha sido la excepción, aunque existe una diferencia de fondo a partir de la coyuntura actual en dos sentidos:
a) Las demandas ahora están focalizadas en la abrogación o modificación de la ley del ISSSTE promulgada en el año de 2007 en pleno auge del neoliberalismo en México.
b) Y que en esta ocasión se tiene enfrente a la primera presidenta de México, la cual ganó dicha posición con un margen muy amplio y que goza del apoyo y consenso político.
Las maestras y los maestros aglutinados en el CNTE saben que en esta ocasión están presentando demandas, las cuales no son fáciles de solucionar, dichas demandas tienen un fuerte impacto económico por la compleja estructura de las AFORES, quienes administran los fondos de retiro de los trabajadores, y en modificar el pago del retiro de UMAS a salarios mínimos; modificar esas dos cosas en una nueva ley, generaría muchos problemas para el país y para el actual gobierno, los cuales se sumarian a los ya existentes por la relación compleja con el vecino país del norte y demás políticas, debido a que generaría mucha presión del resto de los partidos políticos que están al acecho de los errores de la presidenta.
Las maestras y los maestros que han instalado un plantón en la Ciudad de México han hecho un largo recorrido, desde los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Zacatecas, y que se suman a las maestras y maestros de la Sección IX de la capital y de otros estados, que de manera minoritaria han concurrido para manifestar su solidaridad y apoyo con los paristas. Si bien estas maestras y maestros reciben apoyo de sus comunidades de origen y, debido a la cultura centralista que nos aqueja al resto de los estados, se ven en la necesidad de plantarse en el corazón del país para que los vean y los escuchen.
Son maestros humildes, rurales muchos de ellos, que provienen de familias pobres y que, gracias a las Normales Rurales, pudieron convertirse en profesionistas y saben que su profesión está para servir al país, pero también a los más necesitados que nada tienen.
Hace unos días la presidenta había agendado una cita con la comisión negociadora de la CNTE, pero al final la canceló y en su conferencia mañanera dijo: “¿Y conmigo para qué?”. Porque ella representa la máxima autoridad en México y, en la lógica de las y los manifestantes, al entrevistarse con ella, pudieran encontrar solución a sus demandas. La presidenta comisionó a dos de sus alfiles: la secretaria de Gobernación y el secretario de Educación, pero no para dialogar, sino para que los maestros escuchen las propuestas y los ofrecimientos; eso enojó aún más a maestras y maestros en plantón.
La CNTE, con 45 años de existencia, no solo ha logrado sobrevivir a los embates de los distintos gobiernos y al charrismo sindical, también ha sabido sacar provecho de las manifestaciones. El problema es que ahora el contexto es muy diferente; realmente no se tiene una propuesta de un planteamiento nacional, siguen siendo demandas locales o regionales, focalizadas en las demandas específicas de los estados movilizados; antes podían salir adelante, pero ahora ya no es así.
La testarudez y el aferramiento como táctica de lucha es probable que hoy ya no funcionen. Es importante que la CNTE revalore los objetivos de esta lucha y, si bien serán ellas y ellos quienes decidan cómo será el capítulo final de esta oleada de lucha. Hoy es importante trazar objetivos en donde se luche no al todo o nada, más bien que se pudiera acordar un proceso de transición para garantizar los cambios a los que se aspira llegar, ya que implican decisiones legislativas con respecto a la ley del ISSSTE y de otros asuntos, pero también con la respectiva bolsa y el fondo económico para lograrlo. Parece que en los contingentes existe una percepción de no quererse irse con las manos vacías; ello se torna en una presión adicional. Se trata de ganar no solo lo que está escrito en el pliego de demandas, sino de manera simbólica la aceptación social y el apoyo de la gente y de las y los ciudadanos y la reivindicación de que la sociedad mexicana tiene una deuda largamente postergada con los hijos de la patria que se encargan de educar a los más pequeños y pequeñas de esta nación.
Es sintomático y digno de llamar la atención como el gobierno que se dice del pueblo se niega a escuchar a quien educa al pueblo; esa es una paradoja que es digna de analizarse a profundidad. Es lamentable cómo los gobiernos supuestamente de izquierda, cuando es el caso, también incurren en prácticas neoliberales como las que estamos viviendo. En el fondo no se quiere perjudicar a los grandes magnates de la banca mexicana o a los dueños de las afores, molestarlos sería hoy despertar otro monstruo, que hoy por lo pronto parece que está dormido.
Desde acá, desde este lugar y con estas teclas, envío todo mi apoyo y mi solidaridad a las maestras y los maestros en plantón y decirles solidariamente que ningún esfuerzo de la lucha por la democracia es en vano.
*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com
No es por decreto ni de la noche a la mañana que cambien las prácticas neoliberales ni mucho menos el reconocimiento de la relevancia de la Educación para la Nación. No me digan que a esta administración si le importa. Con Mario Delgado al frente de la SEP? Las acciones hablan por sí mismas. Mi admiración y respeto a nuestros maestros que con precarias condiciones, aquí están dando la cara, poniendo el cuerpo y el alma para defender los derechos, hasta de quienes no están ahí con ellos.