Los incendios, llamado de la naturaleza

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

La educación o es ambiental o no es educación.
Francesco Tonucci

Noticias recientes hablan de incendios, avisan de la destrucción por el fuego que no distingue la importancia de un sitio o de los ecosistemas, ha destruido hermosos bosques, selvas, sierras, manglares, hogares, viviendas, catedrales entre otras cosas causando diversas afectaciones al patrimonio natural y cultural.
Los incendios son ocasionados por la mano del hombre o la naturaleza, el fuego convierte en cenizas lo que encuentra a su paso. Es necesario reflexionar sobre estos fenómenos para aprender la lección y no repetir hechos lamentables que denotan los valores de vida que se tienen en una sociedad capitalista de corte neoliberal, ya lo menciona Galeano: “El capitalismo envenena el agua, la tierra y el aire, además del alma de la gente”. http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/01/29/entrevista-eduardo-galeano (29 de enero de 2019).
El reciente incendio del bosque de La Primavera no es el primero, ni es casual, este bosque ha sido el tesoro de los devoradores, el botín de los saqueadores, este pulmón del occidente es una de las riqueza de este maravilloso estado, que a la vez lo vuelve vulnerable, el bosque es joven, de hace 140 mil años, producto de erupciones volcánicas, (http://bosquelaprimavera.com/origen.php, disponible 2 de mayo de 2019) es un bosque albergador de agua, proveedor de oxígeno, limpiador de bióxido de carbono, casa de especies endémicas, de polinizadores, la presencia humana data del año 350 d.C., fue declarado Zona de Protección Forestal y Refugio de la Fauna Silvestre protegida el 6 de marzo de 1980. Ahora los incendios en esta área de Jalisco se suceden una tras otro en la temporada de secas, en diferentes puntos y aunque se habla de que son provocados no se conoce a los culpables o se señalan a chivos expiatorios, observando que no trata el problema a fondo salvo de forma discursiva.
El incendio de los manglares del Peten en la zona maya es otra catástrofe natural de grandes dimensiones que ha tenido escaso impacto mediático, está área es conocida por ser el pulmón de Centroamérica, los manglares son ecosistemas con gran biodiversidad y especies únicas, limpian y oxigenan el hábitat marino, son las zonas de recuperación, y algo sumamente fundamental es la protección y amortiguamiento que brindan ante las tormentas y huracanes, así que este incendio no sólo afecta la pérdida de flora también pone en riesgo de inundaciones a la población de las costas.
Desde el 27 de abril de 2019 arde la Sierra del Travesaño en Chapala e Ixtlahuacán de los Membrillos en un lugar conocido como la mesa de Los Ocotes, al 3 de mayo se continua la lucha por la SEMADET y voluntarios, sin embargo, la atención mediática es reducida, las afectaciones ya son de 850 hectáreas y a esta fecha aún no se controla el incendio. De nuevo miradas y atención reducida a hechos que terminarán por afectarnos a todos.
En otras latitudes, el 14 de abril de 2019, ardía la Catedral de Notre Dame en París, Francia, los reflectores y las redes sociales trasmitieron el avance del fuego y de los daños causados a esta reliquia de la religión, así también la reacción de los parisinos, de los gobiernos y empresarios franceses demostrando lo que representa y el significado que tiene su catedral, tristeza y lamentos se escucharon y luego surgió el cuestionamiento de cómo se dan ayudas millonarias para la reconstrucción de un símbolo nacional y religioso y no se reacciona ante otras necesidades o destrucciones de templos que están en Asia y Oriente o por el hambre que azota otras partes del mundo.
Como se reacciona ante estas situaciones es algo interesante y que nos deben llevar a repensar estos hechos y su significado. ¿Por qué la reacción inmediata de apoyar con recursos para reconstruir un templo en especial?, ¿cuáles son las prioridades de esta sociedad?, ¿por qué el doble discurso y la descuidada acción para proteger la vida y la naturaleza?, en todos los casos la prevención fue nula o escasa, en Notre Dame había más controles para ingresar y estar en su espacio que medidas de protección ante incendios, en las reservas naturales y bosques quemados. Las acciones son por parte de los grupos ambientales que a menudo están solos en esta tarea de prevención y en apagar los fuegos, bomberos y voluntarios arriesgan su vida para que después otros se aprovechen de estos hechos.
Lo triste son los discursos que hablan del cuidado de la naturaleza y su preocupación por éstos, pero en los hechos se ha observado como ha avanzado la construcción urbanística y se siguen ofertando pedazos de bosque o de selva, de montaña o de lugares en el mar, en forma de casa o desarrollos turísticos. La reacción de la sociedad es momentánea cuando los problemas se están presentando, son muchas las respuestas verbales y después pasan a ser lucha de grupos ambientales tachados de extremistas que tienen que enfrentar diversos obstáculos de corte político y económico.
El problema de estos incendios es también lo que no se ve, la indiferencia de una sociedad que se manifiesta cuando está metido en las nubes de humo o cuando las inundaciones arrasan con hogares y bienes pero que permanece ajena el resto del tiempo al entorno ambiental con actitudes de consumismo, indiferencia, uso indiscriminado de recursos naturales y pasados los hechos se sigue con el estilo de vida consumista donde la naturaleza es sólo un proveedor y no la casa de todos. Es necesario revisar nuestra participación como educadores, como lo plantea Tonucci (Soto: 2005) la educación o es ambiental o no es educación, por ello hay que analizar tanto los planteamientos curriculares como lo que en la práctica se hace para una formación que valore la vida.
Lo que expresan los incendios es el hecho de que la sociedad tiene sus prioridades, el incendio es un fuego rápido, de llamarada, que se expande rápidamente, esto me hace pensar en las conductas impulsivas de los seres humanos que ante hechos en los que no están de acuerdo o rechazan de forma rápida surge la chispa que incendia la relación, es tal el enojo que se obnubilan otros elementos o aspectos de la que ya no hay más que hacer, ya no se puede dialogar o conversar, las expresiones “salen chispas” o “todo está incendiado” revelan el estado de la situación, al igual pasa en diferentes ámbitos, de la política, o de la economía, entre grupos, instituciones, comunidades o países. Tal parece que hay afirmaciones, descalificativos, egoísmos que prenden el fuego en las relaciones interpersonales, todo por intereses particulares que son de corte económico o político. Se extiende una cultura de destrucción tanto en la naturaleza como en la convivencia social.
Se requiere realizar un llamado para que se revisen nuevamente los caminos que lleven a apagar los fuegos, a restaurar los ecosistemas y volver trabajar en la reconstrucción proponiendo que la educación sea la vía en este arduo camino, volvamos la mirada a la naturaleza y protejamos lo que aún tenemos, así también, fomentemos relaciones humanas que favorezcan la interdependencia positiva.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

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