Los cambios que sirven para que todo siga igual

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En días pasados en pleno periodo vacacional, recibí una nota en esto que le han llamado las “redes sociales”, de que “la titular de la SEP dejaba el cargo con la finalidad de aspirar nuevamente a la gubernatura del Estado de México y que sería relevada por un diputado de Tabasco cercano al presidente, López Obrador”. En este país en los últimos años la información es escueta, ¿esto es verdad?, ¿ya se concretó el cambio o se espera para más adelante?
La SEP y el país entero se han convertido en un nuevo laboratorio, dentro del cual, el gobierno de la esperanza y del cambio con esperanza comienza a parecerse mucho más a lo que ha criticado en el pasado, de tal manera que en el fondo se trata de sacarle provecho a esto que le llaman: avance de su propio proyecto.
De nuevo se anuncian cambios para que todo siga igual y ese no es todo el problema, el problema mayor será la parálisis del sistema y de todo lo que conlleva estancar el sistema educativo nacional.
La SEP es el organismo autorizado para regular la tarea y las acciones educativas en este país. La Secretaria es la primera que debería poner el buen ejemplo en congruencia y en claridad porque de ella depende la atención educativa de los millones de niñas, niños y jóvenes que asisten de buena fe todos los días a las escuelas públicas, para recibir un servicio que les permita formarse como ciudadanos y comprometerse a respetar los valores de esta patria plural, y asimétrica.
Parece que allá arriba, pero muy arriba, las cosas no las entienden así, el poder sirve para muchas cosas y entre esas muchas cosas también sirve para perder piso y distorsionar la realidad (todo esto a partir de un reciente viaje que protagonizamos).
Actualmente la SEP es una instancia que padece la orfandad de un proyecto estratégico en educación, por lo tanto, el cambio de personajes puede entenderse en un sentido secundario. Cuando no hay proyecto el asunto de las personas pasa a segundo término, da igual el pinto, como el colorado.
Cambiar las cosas para que nada cambie o para que todo siga igual, ha sido la constante no solo de este gobierno, sino de cuando menos los tres anteriores. Todo ello ¿a quién le sirve? Me parece que, a nadie, ni a la sociedad civil, ni tampoco a los agentes encargados de educar, mucho menos al actual gobierno. Entonces ¿por qué esa insistencia en improvisar?
Necesitamos un gobierno que garantice cambios para avanzar, por encima de las personas e incluso por encima de los proyectos. Necesitamos una mística cuya vocación esté centrada en educar con un sentido crítico hacia el cambio social.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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