Los algoritmos

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Hace poco, en una conversación informal, un docente comentó: “…sólo haz el algoritmo”. Estoy segura que el maestro ha escuchado el vocablo algoritmo desde que cursó la secundaria o en 5° y 6° grados de primaria.
La palabra algoritmo nos remite al campo de las matemáticas, ciencia amada por varios y odiada por otros tantos. Es indispensable en la vida cotidiana y lo curioso es que a veces ni sabemos que se está aplicando a determinada situación de la existencia.
Según Pérez y Merino (2010), es la amplitud del significado que permite apreciar que no existe una definición formal y única de algoritmo. El término suele ser señalado como el número fijo de pasos necesarios para transformar información de entrada (un problema) en una salida (su solución) De todas formas, algunos algoritmos carecen de final o no resuelven un problema en particular; aquí iniciaría otro tema.
En teoría y práctica se aprecia que la vida tiene una constante y esa es la resolución de problemas con sus respectivas categorías. Hay problemas sociales, matemáticos, de ingeniería, de arquitectura o simplemente los podríamos clasificar dentro de los dos amplios campos en los que se mueve la humanidad: cuantitativos y/o cualitativos. Pues los algoritmos también tienen grandes esferas como algoritmos de programación, genéticos, de planeación y evolutivos, por mencionar algunos cuantos.
La educación que se imparte a lo largo y ancho de la república mexicana, está dirigida, por lo menos en teoría, a la resolución de problemas. Los planes y programas que seguimos, lleva a quienes están en el proceso de estudiar lo que es la educación básica, a exponer acérrimamente el desarrollo del sentido para la solución de problemas.
Quienes hemos trabajado con preescolar, tendemos continuamente a hacer preguntas que le den al alumno/a la oportunidad de crear sus hipótesis y a través de sus propias experiencias, despejarlas. Cuando se genera un supuesto, también tienen la capacidad de observar para confirmar si el supuesto arrojó el resultado esperado o no.
Aquí, lo que se pretende resaltar es no dejar de cuestionar en las aulas, presentar alta variedad de problemas académicos a los estudiantes, ya que poseen la ventaja o desventaja de tenernos como maestros por un periodo corto de tiempo, por lo que se les debe brindar tantas herramientas como sea posible, que les encamine ininterrumpidamente por la vida a la solución de éstos.
El algoritmo es aplicable si exhortamos al estudiante a comprender que tiene el derecho a expresarse y la obligación de hacerlo con propiedad, derecho a estudiar y obligación a cumplir su proceso. Derecho a hablar y obligación de afrontar las consecuencias de lo que se dijo. ¿Verdad que el algoritmo aún lo aplicamos?

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

Comentarios
  • Julieta Pérez Fernandez

    En la técnica de “Aprendizaje a través de los sentidos” se invita al estudiante a preguntarse a sí mismo….¿Qué necesito para….? De manera que él mismo planee y ordene los pasos a seguir, según sea la terea a realizar. Este es un buen método de hacer el agoritmo.

    • Verónica Vázquez-Escalante

      Ha hecho una aportación muy válida Doctora Julie, gracias y claro, cuestionarNOS, invita u obliga a pensar, a comprender que puede haber más de una solución en determinado problema.

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