Lo que se fue, de maestros y escuelas públicas

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

El título de este artículo no se refiere a Aurelio Nuño o Francisco Ayón, para quienes su compromiso con la reforma educativa y el Nuevo Modelo Educativo terminó desde el momento mismo que el INE y su partido abrieron las convocatorias para elegir candidatos y contender por otro espacio en el siguiente sexenio, dejan sus puestos por una coordinación de campaña y una candidatura a diputado local. Finalmente pasó lo que todos habíamos señalado y sabíamos: irse sin el menor de los remordimientos, lo hicieron como los ciclones y terremotos, dejando atrocidades y malos recuerdos, desgraciadamente se fueron como las chachas (con perdón de éstas) para no volver. Tampoco está referido al bien recordado Don Efraín González Luna Morfín, menos aún para José Manuel Correa Ceseña, Eugenio Ruiz Orozco, Guillermo Reyes Robles, Miguel Agustín Limón Macías, Luis Guillermo Martínez Mora (QEPD), Miguel Ángel Martínez Espinoza y José Antonio Gloria Morales, quienes pasaron por la SEJ y ya no están, algunos, como Don Efraín en el buen y añorado recuerdo, y otros que ni de su nombre pudimos acordamos por sus hechos y acciones heredadas.
Este artículo está pensado en los viejos profesores, muchos de ellos ya jubilados, otros fallecidos y uno que otro aún jugando en el contexto de la reforma educativa, dijeran los que gustan de las historias mitológicas (en los tiempos de Aurelio Nuño).
A esos profesores que fueron formados en los internados y las escuelas Normales, la mayoría hijos de campesinos, obreros y de las clases desprotegidas, a esos profesores que cada año se reúnen para convivir y recordar los viejos tiempos, enterarse de cómo cada vez son menos, porque algunos de ellos dejaron el mundo físico pero quedaron sus recuerdos.
Hay generaciones que logran compilar anécdotas, ensayos, uno que otro trabajo académico y editan videos, revistas y hasta libros, que por desgracia son los menos, son memorias valiosísimas que quedarán (las que hay) para enterar a las futuras generaciones del verdadero sentido de la escuela pública.
A esta clase de maestros que me refiero, quienes actualmente tienen 40 o más años de haber ingresado al servicio, fueron formados en las escuelas Normales rurales, muchas de ellas ya desaparecidas o en agonía, que sino fuera por el lamentable y vergonzoso hecho de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa ahora estuviéramos hablando de otra cosa, como el caso de las escuelas multigrado que ya forman parte del pasado de la SEP.
Los maestros rurales que ya se fueron (y los pocos que aun quedan en el servicio) son historia viva y ejemplos de que sí es posible formar docentes que se entreguen al servicio y puedan integrarse a las comunidades para transformarlas.
Quizá lo que debemos reclamarles es su falta de visión al no haber recuperado la experiencia vivida y desde allí haber construido estrategias metodológicas para compartirlas con las siguientes generaciones, ¿por qué no?, por una razón simple, porque las escuelas Normales no los formaron para la investigación académicamente hablando, solo para la docencia y el desarrollo comunitario, en ese sentido (investigar y diseñar propuestas para la enseñanza y el aprendizaje, así como generar teoría) las universidades les ganaron la carrera y el espacio que les pertenecía.
A esos viejos profesores quienes estaban hechos para ir a atender alumnos al último rincón del país, les quiero decir que ese país ya no existe, solo existen las comunidades que tienen un mínimo de alumnos definidas por una fórmula fría denominada Relación Maestro-alumnos (RAM) que no entiende de las necesidades básicas cultural y educativamente hablando. También les comento que la plaza se la tienen que ganar vía examen, independientemente si pasaron o no por alguna escuela Normal y si tienen o no experiencia docente y horas de entrenamiento en las jornadas de prácticas, a quienes ya no están con nosotros, les digo que si revivieran volverían a la tumba porque la escuela pública que ustedes conocieron y vivieron ya no existe, el sentido social de la misma es determinada por un organismo totalmente ajeno a las necesidades del país y que por desgracia, es dirigido por un mexicano.
Que lejos quedó aquella frase de uno de los gobiernos impulsores de la educación pública en zonas marginadas, ASÍ FUERA UN SOLO NIÑO EL QUE REQUIRIERA LA EDUCACIÓN EN EL LUGAR MÁS ALEJADO DEL PAÍS ALLÍ ESTARÍA UN MAESTRO, desgraciadamente eso ya no es posible en estos tiempos del neoliberalismo más puro y del pragmatismo mexicano.
Vaya pues un saludo para los que ya se fueron y no volverán, para la escuela pública que era el único acceso al desarrollo educativo y cultural de la población y para los funcionarios educativos que pasaron por ésta y cuyos recuerdos fueron borrados o negados por no responder a los tiempos del neoliberalismo, para los otros, los que fueron formados en la educación privada, en Marte o en la Luna que les vaya bien, porque difícilmente van a entender el sentido social y de oportunidades que significa la escuela pública para la población en general, en especial para quien no puede pagar la educación privada.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • MANOLO

    LA ESCUELA HA MUERTO, QUE VIVA LA ESCUELA¡¡¡

    • Jaime

      Es el deseo de aquellos que seguimos creyendo en la escuela como espacio para las oportunidades…

  • Marco Romo

    “LA LIBERTAD ES UN DERECHO QUE TODO HOMBRE TIENE A SER HONRADO, A PENSAR Y HABLAR SIN HIPOCRESIA. EN AMERICA, NO SE PODIA SER HONRADO NI PENSAR NI HABLAR. UN HOMBRE QUE OCULTA LO QUE PIENSA, O NO SE ATREVE A DECIR LO QUE PIENSA, NO ES UN HOMBRE HONRADO. UN HOMBRE QUE SE CONFORMA CON OBEDECER LEYES INJUSTAS Y PERMITE QUE PISEN EL PAIS EN EL QUE NACIO, LOS HOMBRES QUE SE LO MALTRATAN, NO ES UN HOMBRE HONRADO”.
    José Martí

    • Jaime

      Quien mejor que José Martí para hablar de los hombres y mujeres y sus derechos como seres humanos. Saludos Marco

  • veronica vazquez-escalante

    La escuela es un derecho, no una obligación. No pueden desaparecer los derechos a saber y aprender institucionalmente. Excelente artículo. Fellicidades maestro por la sencibilidad de escribir la realidad de antes y de ahora

    • Jaime

      Siempre será un derecho, a pesar de quienes insisten que es una mala inversión, sobre todo en estas nuevas modas de gobierno

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