Lo híbrido y la desigualdad: una cuestión de dinero nuevamente

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

A pocos días del anunciado regreso a clases presenciales sigue existiendo desconocimiento e incertidumbre en torno a protocolos e indicaciones precisas sobre la forma de conducirse al interior de las escuelas. Los documentos que las diferentes dependencias educativas han expedido siguen siendo limitadas, al igual que las capacitaciones brindadas en torno al llamado modelo híbrido; con relación al modelo, pareciera ser que algunas autoridades lo entienden como dar clases presenciales y dar clases en línea o virtuales, duplicando la labor docente, o que asistan la mitad de las y los estudiantes una día o una semana unos y otra los demás, o dan por sentado que todas las escuelas disponen de una infraestructura física y tecnológica lo que permitirá estar dando clases en la escuela y de forma síncrona con quienes voluntariamente decidan no asistir.
Y es en este último punto donde, nuevamente, veremos con dolor que se hace patente la desigualdad entre las escuelas públicas y privadas, lo que sigue abriendo la brecha entre clases sociales dentro de un país o entre países a nivel mundial.
De esta manera, en diferentes países del mundo, europeos principalmente, ya se ha estado vacunando a población menor de edad, lo cual garantiza en mayor medida que se redúzcanlas posibilidades de contagio entre quienes se presentan a la escuela, aspecto que no se llevará a cabo con la población estudiantil mexicana, y de otros países de Latinoamérica, Asia, África, lo que enfatiza la diferencia entre los países llamados del primer mundo y los que estamos debajo de esa clasificación. Obviamente en esta semana previa al 30 de agosto no se aplicarán vacunas en México a estudiantes de secundaria o preparatoria, lo cual sigue poniendo en riesgo la salud e integridad de muchos.
Con relación a las escuelas públicas y privadas, es un hecho que las escuelas particulares cuentan, muchas de ellas, con un soporte económico que les permitirá comprar continuamente insumos y equipo para garantizar un ambiente sanitizado, así como recursos y dispositivos tecnológicos, ligado a contar con una población que no saturará las aulas, tanto en presencial como en modelo híbrido, lo que garantiza una aprehensión de los aprendizajes.
En el caso de las escuelas públicas, muchas de ellas no contarán con recursos económicos para poder equipar adecuadamente las aulas, así como tampoco contarán con recursos para comprar insumos para sanitizar continuamente la escuela, ligado a la permanente saturación de las aulas que, aún bajo la modalidad de modelo híbrido, no garantizaría las condiciones sanitarias para cada uno de los 50 o 60 estudiantes; la falta de recursos deriva de que muchas escuelas se sostienen de las aportaciones de padres y madres de familia, pero, dadas las condiciones de la pandemia, un porcentaje considerable no ha podido realizar dicha aportación y las diferentes instancias de gobierno no van a canalizar recursos directamente a las escuelas.
Existía desigualdad educativa derivado del factor económico previo a la pandemia, la cual se ha venido acrecentando durante el confinamiento; el modelo híbrido abre aún más la distancia entre grupos y clases sociales en el país y en el mundo, por lo que lejos de ser una solución educativa, es más una extrapolación no aplicable a nuestra circunstancia. Pero es lo que dicta el mundo y lo aplicaremos sí o sí, no importa que no se haga, como casi nunca se ha hecho, un análisis de lo educativo teniendo a la desigualdad como el eje rector de la discusión. Ojalá algún día se piense.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]

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