Libros y educación
Miguel Bazdresch Parada*
Libros, libros de texto gratuito en el ojo del huracán, es decir en el sitio más seguro para evitar cualquier daño. El resto del mundo educativo mexicano, incluidos políticos, jueces, autoridades, maestros y estudiantes de nivel básico están atrapados como una persona sufre de fuertes corrientes de aire, lluvia y fríos. Hoy el gobierno de Jalisco decidió repartir los libros después de no hacerlo por un amparo judicial concedido a la Unión Nacional de Padres de Familia.
Se toma la decisión al tiempo de proponer tres medidas importantes: corregir los errores de los libros, implicar a los maestros en el análisis de los libros para que cuando los utilicen puedan adaptar lo necesario a los estudiantes a su cargo y también solicitar el apoyo de los padres–madres de familia para reflexionar con sus hijos acerca de algunas afirmaciones o propuestas incluidas en los libros que les parezcan inadecuadas o con afirmaciones erróneas o equivocadas. Todo esto es evidencia de la aceptación de la baja calidad de los libros en algunos aspectos.
Además, la decisión gubernamental alude a la autonomía del maestro/maestra para hacer la tarea de enseñanza, utilizando los libros gratuitos tanto cuanto y en los modos que consideren más potente para ayudar a los estudiantes a aprender lo esperado en planes y objetivos. Esta cuestión es importante. Reconoce y valida la autonomía del docente para proceder a proponer los procesos de aprendizaje más adecuados. Lo cual, sin decirlo, se está a la capacidad del docente para propiciar con todos los elementos a su alcance, incluidos los libros o no, para conseguir el aprendizaje esperado. Así pues, autonomía quiere decir: maestro/a consiga el aprendizaje usted tiene su experiencia y los materiales necesarios, incluido el libro gratuito. Y si no lo logra, ayúdese y deje ayudarse por otros colegas a reconocer porque no se logró. Y decidir los cambios para corregir y conseguir la meta.
Si este diseño se realizara, estamos entrando en una nueva época de la educación, quizá sin darnos cuenta de manera cabal y consciente. Tenemos ya propósitos claros. También conocimientos necesarios para saber cómo trabajar para hacer realidad esos propósitos y, estaremos empezando a darle su lugar a la práctica y prácticas derivadas de esos conocimientos y que, por hipótesis, nos lleva a hacer realidad aquellos propósitos. Este elemento, la y las prácticas, estarán comunicando si “haciendo lo que haces, produces el propósito querido” y si no es así pues a rectificar la práctica, pensarla de nuevo, renovarla, revisarla, compartirla y conversarla con los colegas y reformarla. Propósitos y conocimientos son valiosos por sí mismos. Es la aplicación práctica con las acciones concretas, los hechos realmente sucedidos en el proceso, los resultados confirmatorios o no de los propósitos, y en última instancia la exclamación alegre de los estudiantes “ya lo entendí maestro, ¿se lo explico?” lo que confirme la validez de esas prácticas, digamos, practicadas y no diseñadas “afuera” del salón.
Hay un video (Ver: https://aprendemosjuntos.bbva.com/especial/todo-lo-que-me-ensenaron-los-ninos-jose-antonio-fernandez-bravo/) en el cual un maestro nos dice cómo diseñaba su práctica y cómo los estudiantes lo llevaban a cambiarla y en último análisis, a proponer cómo hacer para lograr lo propuesto por el maestro. Escuchar activamente a los estudiantes, supera cualquier libro de texto obligatorio que sea. Al fin de la distracción “de texto” es hora de mirar la práctica.
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]