Libertad, clave educadora

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada

 

Libertad. Un valor eje de los demás valores. Quizá sólo acompañado al mismo nivel por la justicia. Y ¿educamos a hijos, infantes, jóvenes, profesionales en las esencias de la libertad y de la justicia? Decidir por sí sólo no es una decisión libre y justa. La libertad tiene sus esencias, las cuales si no son respetadas construyen necedades o arbitrariedades. Igual la justicia. Respetar la esencia de “todos somos iguales” no es fácil. Preferencias, amores, amistades, enganches, y otras mociones usuales cuando conocemos y tratamos personas incitan a decidir a favor o en contra de las personas, sin acabar de justificar en fundamentos.

Desde la educación hay aportes muy significativos para formar nuestro carácter en la libertad y la justicia. Un pedagogo francés, Philippe Meirieu, ha trabajado el tema con profundidad y en medio de salones de clase o trabajos educativos con niños y jóvenes. En uno de sus escritos pone:

 

“Soy profesor y con mi trabajo he comprendido que la transmisión de conocimiento es un aspecto antropológico. El niño no quiere aprender espontáneamente lo que queremos enseñarle, y cuando esta transmisión de conocimiento se institucionaliza en una escuela, nos damos cuenta de que algunos niños están mejor preparados que otros debido al entorno familiar y cultural del que proceden” (https://blog.vicensvives.com/philippe-meirieu-la-educacion-solo-es-aceptable-si-se-articula-desde-la-libertad/).

 

Más adelante explica cómo esa diferencia de preparación para aprender:

 

“Ésta es la razón por la cual la educación sólo es aceptable si se articula bajo el principio de libertad: cada persona puede decidir aprender y el aprendizaje es real únicamente si se aprende solo. Por lo tanto, mi pedagogía promueve el principio de la educación. Es decir, cualquier niño debe aprender y crecer con libertad. Pero estas dos premisas son problemáticas, ya que son contradictorias entre sí”.

 

Así de importante es el dilema al cual se enfrentan los maestros todos los días. Y en general gana la transmisión de conocimiento institucionalizada y no la decisión del estudiante sobre su aprendizaje. Se piensa que atender el deseo de cada estudiante es imposible y por eso se interpreta desde la autoridad que X conocimiento o saber es el que debe aprenderse, y así se exige y se castiga si no sucede.

¿Cómo lograr estudiantes, de todas las edades, estén en contacto con las múltiples realidades con las cuales se pueden enfrentar, contacto necesario para aprender lo esencial de esas realidades? ¿Cómo mantener un “plan” de estudio rígido en cuanto a los aprendizajes propuestos y, al mismo tiempo, crear a oportunidad de poner en contacto a las realidades que el, los, las estudiantes no conocen o no pueden conocer por su situación de vida?

Tres notas del pedagogo:

 

“…la escuela debe construirse para el aprendizaje y no para que cierto aprendizaje resulte imposible debido a su propia organización. (…) la cuestión en educación no es estar a favor o en contra de las restricciones, sino preguntarse, cuando imaginas unas normas, si permitirán que el niño crezca y se sienta más libre (…) El estudiante tiene que averiguar cómo llegar a la solución, buscar un método y consultar los recursos que se han puesto a su disposición… el deber de los profesores es acompañarlo en este proceso”.

 

Libertad. Nada fácil.

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