Lecciones educativas del plagio académico

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Es casi imposible mantenerse al margen del inminente plagio de tesis de la ministra Yazmín Esquivel Mossa, y no tanto porque sea ella la única señalada de esta acción, sino porque este fenómeno no es nuevo, ha pasado desde siempre y seguramente seguirá pasando debido a la forma de cómo se generan y aplican las leyes en nuestro país. Hemos sabido de personajes que han perdido empleo y perfil moral por haber incurrido en un acto de plagio al presentar como propia una tesis de licenciatura, una novela, un cuento, una poesía, una canción, un invento, una teoría y un discurso, entre tantos y tantos productos que se pueden realizar intelectualmente.
Nos llegan a la memoria nombres como el expresidente de México Enrique Peña Nieto, el músico Bob Dylan, el escritor Alfredo Bryce Echenique, el cineasta Guillermo del Toro, el director de cine y ganador del Óscar Asghar Farhadi, la cantante Shakira, el motivador Jorge Bucay y hasta el mismo Gabriel García Márquez, quienes fueron acusados en su momento de plagio, a la mayoría les señalaron en sus obras elementos, ideas similares o idénticas a otras que les antecedieron y nada de ello valió para quitarles títulos, premios, dinero, puestos públicos y parte de su fama o seguidores, como tampoco los desmotivaron para seguir produciendo ideas y viviendo económicamente de ello.
Hablar del caso de la ministra Yazmín Esquivel es poner en la mesa de las discusiones el asunto toral del proceso para obtener un título de licenciatura y, por lo tanto, el papel que juegan las instituciones de educación superior en ese tipo de prácticas; cabe señalar (y no como una justificación en defensa de Yazmín) que cuando la ministra cursó la licenciatura, sólo había dos formas para titularse: la tesis y la tesina; con el tiempo y debido a los raquíticos números de titulados en las universidades e instituciones de educación superior en México, se abrieron otras posibilidades para obtener un título universitario, en el caso de la Universidad de Guadalajara, que es la tenemos más cerca, según su Reglamento General de Titulación, en el Artículo 8º señala éstas modalidades para obtener un título:

• Titulación por promedio.
• Exámenes (Examen global teórico-práctico, Examen global teórico, Examen general de certificación profesional (aplicado por CENEVAL), Examen de capacitación profesional o técnico-profesional, Réplica verbal o por escrito).
• Producción de materiales educativos (Guías comentadas o ilustradas, Paquete didáctico, Propuesta Pedagógica).
• Investigación y estudios de posgrado.
• Trabajo monográfico de actualización.
• Seminario de investigación.
• Seminario de titulación.
• Diseño o rediseño de Equipo, Aparato o Maquinaria.
• Tesis.
• Tesina.
• Informe de prácticas profesionales.
• Informe del servicio social.

Ante todas estas modalidades, tanto los exámenes como la titulación por promedio se han convertido en las formas más populares que utilizan los egresados de una institución de educación superior para poder obtener un título de licenciatura, posteriormente tramitan la cédula profesional y con ello justifican que tienen los suficientes méritos académicos para obtener un empleo poder trabajar legalmente, aún así, si se hiciera una revisión minuciosa a los productos que se realizan para titularse fuera de los exámenes y el promedio, seguramente nos vamos a encontrar infinidad de trabajos repetidos y donde el plagio de frases, párrafos, páginas e ideas estará muy presente.
De igual manera, habrá que mejorar las cosas en las instituciones de educación superior y en las oficinas generadoras de títulos (incluyendo la Plaza de Santo Domingo) para evitar que el plagio siga sucediendo sin que haya culpables y responsables de ello, ya que cuando se evidencia un hecho por lo regular no pasa nada, porque según el sapo es la pedrada y a lo visto tenemos sapos enormes a los que quieren matar con piedritas de hormiguero; no menos importante, habrá que poner atención en los deprimentes niveles de lectura de la población y enfocar las cosas para que lo moral determine lo legal, principalmente cuando importantes funcionarios incurren en prácticas de plagio y no a la inversa como este caso mediático, en fin, así las cosas.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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