Las adolescencias y juventudes. Trayectorias formativas sin horizonte claro

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Recientemente se ha abierto de nuevo el debate en torno a la capacidad de la escuela para ofrecer alternativas educativas al sector de la población que forma parte de los grupos intermedios: las adolescencias y las juventudes. Dicho ofrecimiento no termina de estar claro.
Los grupos etarios ubicados en el sector medio abarcan, en términos generales, una tercera parte de la población global del país. Asisten a la escuela secundaria o a la escuela preparatoria y el índice de abandono a la propia escuela es muy alto; después de la preparatoria viene la formación profesional con las distintas opciones, alternativas y también tenemos un dato importante: ya en la formación profesional, un número que va del 10 al 15% de estudiantes universitarios abandona la carrera el primer año de formación debido a que consideran que no es lo que esperaban o no es lo que necesitaban en su formación profesional. Ante esto, uno pensaría que dicha medida sirve para corregir el camino, pero no es así; después de dejar en el primer año la formación profesional, ya no regresan a las escuelas.
En nuestro país, la capacidad de ofrecer una alternativa pedagógica dirigida a jóvenes y adolescentes, que gratifique a los estudiantes en términos de claridad en el horizonte profesional al cual deciden y que les dé elementos en su proyecto de vida como personas o como seres humanos y que tengan un compromiso social con el entorno y con la comunidad de la cual forman parte, no queda del todo claro desde el ámbito gubernamental. Todo lo anterior está contemplado en las declaraciones y en las aspiraciones institucionales, pero en los hechos las escuelas prefieren abandonar, expulsar, reprobar, etiquetar o estigmatizar a las chicas y los chicos que asisten a las escuelas y que no encajan con sus parámetros formales.
De ahí que muchas alumnas y alumnos prefieran buscar alternativas laborales pronto, con la intención de obtener algún ingreso que les permita contribuir en casa o empezar a vivir decorosamente fuera de ella. En nuestro país también persiste el espejismo de que a mayor escolaridad, mejor ubicación laboral; dicha idea también se ha resquebrajado. Las empresas o los empleadores prefieren ocupar a personas con estudios mínimos o básicos, entrenándolos en la misma empresa, a cambio de contratar a personas que tengan posgrados, maestría o doctorado, sobre el mito de que les va a pedir o exigir un ingreso mayor y que no están dispuestos a pagar. Todo esto ha hecho crisis en el imaginario de los sujetos en formación.
Esta misma crisis cada día se agudiza más; el gobierno de la Cuarta Transformación no ha sido capaz de tener una propuesta clara y convincente que deje satisfechos a los miles o millones de jóvenes que dudan de seguir en la escuela o que aspiran a incorporarse al empleo o al mercado laboral.
En un trabajo de investigación que está a punto de concluir, se documentan estas inconsistencias institucionales y educativas; además, la mirada de expertos y la experiencia de personas que trabajan o han trabajado con jóvenes han demostrado no solamente la incapacidad de la escuela para retener y garantizarles a los sujetos en edad juvenil un mejor horizonte formativo, sino que también el mito y el imaginario de la vida corta, pero con los bienes que sus padres nunca tuvieron, es otro elemento que está moviendo estructuralmente las trayectorias de los chicos.
En todo este orden de ideas, es importante apoyar y reforzar a las instituciones de educación media básica y superior para la mejora. Se trata de darles la palabra a los chicos y chicas, ponerse en su lugar y garantizar un clima de trabajo escolar gratificante. Mejorar la formación a partir de espacios que garanticen la contención socioemocional primero y el cuidado físico y una claridad sobre lo que implica el futuro para los chicos y chicas después.
Hay que hacer con la educación media como si tuviéramos una república para jóvenes y adolescentes.

*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

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