La transformación de las prácticas educativas, el principio del cambio educativo

 en Ricardo Rojas

Ricardo Rojas de la Rosa*

Se sabe pero no se aplica, se aplica sin saber su utilidad, sin pretender generalizar, pero bajo el afán de explicar lo que sucede dentro de las aulas. Inicio con estas palabras a propósito de las observaciones y estudios efectuados durante la función supervisora que he venido desempeñando.
En el constante interactuar con estudiantes de diversos contextos, he logrado percibir que la mayoría de los alumnos alcanzan a resolver operaciones básicas (suma, resta, multiplicación y división) pero no consiguen aplicarlas en la resolución de un problema, conocen algunas reglas ortográficas, sin embargo, no se ven reflejadas en sus escritos, prevalecen, además, deficiencias en la lectura e incapacidad para comunicar mediante la escritura ideas propias.
La mayoría de las prácticas analizadas se quedan en el plano conceptual, es decir, se encauza a los alumnos al saber, manifestado en la apropiación de conceptos, información y procedimientos que habrán de aplicarse de manera mecánica y sin sentido, lo que demerita la puesta en práctica o transferencia de los aprendizajes construidos.
Una de las primeras explicaciones que encuentro es, que desde el análisis de las secuencias didácticas, pervive la ausencia de situaciones de aprendizaje donde los estudiantes puedan construir, aplicar, además de poner a prueba sus hipótesis y estrategias para llegar a la solución de una problemática planteada.
Bajo este argumento, a menudo observo evidencias de trabajo de los estudiantes, las cuales denotan deficiencias en sus aprendizajes; sin embargo, dichas problemáticas en muchos de los casos, no son consideradas como un eje de acción en las prácticas educativas, es decir, son pasadas por alto o ignoradas, (se transita de un tema a otro más complejo sin que los alumnos comprendan y dominen el anterior, se siguen repitiendo las mismas faltas de ortografía en la escritura de los alumnos sin muestras de canalizaciones para la autocorrección, por citar los más recurrentes).
Una segunda explicación es que lo anterior revela la existencia de un enfoque reproduccionista de información que otorga especial importancia al desarrollo de los contenidos del programa de estudio, que conlleva al apresuramiento y ejecución de los programas escolares para terminar en tiempo y forma los temas que habrán de evaluarse en un periodo de tiempo determinado; a menudo escucho decir a los docentes, que pronto culminará el trimestre y no han acabado de impartir todos los temas del libro de texto; la preocupación aumenta, cuando se aproximan las evaluaciones escritas, que en algunos casos son mediante exámenes comerciales, donde en ocasiones son considerados como el principal instrumento de evaluación, centrando los esfuerzos en reproducir los temas pendientes, sin profundizar en ellos, demeritando la comprensión y reflexión de los estudiantes, bajo esta determinante, un simple examen adquiere mayor importancia que el estudiante mismo.
Una tercera explicación que permite comprender lo descrito es que persiste un paradigma arraigado que pone en el centro de la enseñanza al contenido de aprendizaje en lugar del alumno, se diseñan actividades para su desarrollo donde los estudiantes son acomodados a los requerimientos de la temática a abordar.
A partir de este acontecer debemos plantearnos los siguientes cuestionamientos ¿el trabajo docente debe de estar en función de la reproducción y desarrollo de unos contenidos estructurados?, ¿la enseñanza se efectúa pensando en cómo pueden llegar a aprender los alumnos?
Partiendo de la dicotomía de dos elementos fundamentales en el proceso de enseñanza (sujeto–objeto) se debe de reflexionar sobre a quién se le dará prioridad, si al objeto (tema o contenido) o al sujeto (alumno con todas sus necesidades).
Siguiendo con este razonamiento, si se prioriza al objeto, la enseñanza en las aulas se centrará en replicar, desarrollar y reproducir la información implícita en los temas y contenidos, en cambio si damos más importancia al sujeto, la acción docente habrá de enfocar los esfuerzos en desarrollar todas las potencialidades de los alumnos a través de la interacción de éstos con los objetos de aprendizaje. Esta simple reflexión y autoanálisis determinará la forma de proceder con los alumnos y el diseño de actividades de aprendizaje.
Muchos de los problemas que frecuentemente encontramos en las prácticas escolares, tienen su punto de origen en las tradiciones que prevalecen en la parte conceptual que orienta el proceder docente y que determina la parte técnica de las propias prácticas.
Sin considerar las barreras que limitan la educación de calidad, enfocaremos la mirada en aquellos factores de cambio que dependen exclusivamente del propio docente y que son condiciones básicas para la transformación de las prácticas escolares.

• Antes de modificar acciones, es preciso transformar las concepciones que determinan la forma de abordar la enseñanza.
• Planear de manera sistemática considerando los contextos propios de quienes aprenden.
• La planeación debe de adaptarse al alumno, no el alumno a la planeación.
• Priorizar al alumno dentro de los procesos de enseñanza, con todas sus capacidades y necesidades.
• Conocer y comprender como aprenden nuestros estudiantes.
• Canalizar en lugar de corregir.
• Potenciar en los estudiantes la observación e investigación en el proceso de enseñanza–aprendizaje.
• Aprender a aprender, en lugar de aprender a saber.
• Dejar de fabricar situaciones artificiales de aprendizaje para promover una enseñanza en escenarios lo más cercanos a la realidad en la que los estudiantes aprenden.
• Dejar de enfocar la enseñanza a que el alumno responda o adivine y dejarlo que construya, proponga, exprese y opine.
• Democratizar la enseñanza al amparo de la equidad, inclusión e igualdad.
• Autoevaluar y reflexionar sobre el propio hacer docente.

Son los docentes el agente decisivo de todo cambio, su actitud y responsabilidad permitirá adaptar las nuevas propuestas educativas que emergen en el seno de las nuevas demandas sociales.
El verdadero cambio se origina desde el interior de cada profesor, la modificación solo de la parte técnica de las prácticas escolares es un cambio a medias.
Las cambio de concepciones y explicaciones de como aprenden los alumnos encontrarán su sustento en las nuevas propuestas pedagógicas plasmadas en los enfoques de los planes y programas de estudio; para lograr esta transformación los jefes de sector, supervisores y directores deben de conformar equipos técnicos pedagógicos que se traduzcan en un acompañamiento pedagógico sistemático que lleven al profesor al mejoramiento de su labor profesional de manera gradual.

*Doctor en educación. Supervisor de primarias del subsistema federal de la SEJ. ricardorojasdelarosa@hotmail.com

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