La risa y el aprendizaje: una cosa seria

 en S. Lizette Ramos de Robles

S. Lizette Ramos de Robles*

A lo largo de la historia las escuelas se han convertido en lugares donde la disciplina y la formalidad están asociadas a actitudes de seriedad, pasividad y obediencia, llegando (incluso) a la promoción de posturas corporales rígidas y con poco movimiento. Afortunadamente y gracias a la investigación realizada en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje se han ido descartando estos planteamientos y, poco a poco, las formas de convivir y aprender en el aula han incorporado dinámicas donde los estudiantes son agentes activos en sus aprendizajes.
Dentro de estas dinámicas, hoy reflexionaremos acerca de los múltiples beneficios que tiene la risa dentro del aprendizaje. A lo largo de la historia y desde los ámbitos filosóficos y sociológicos hasta los de salud y cognición, la risa ha sido considerada como un elemento esencial y trascendental en nuestras vidas.
La risa es una manera natural de combatir el estrés y la tensión así como de diluir sentimientos de miedo y agresividad (cada vez más frecuentes en las aulas). Al reír se genera un estado de bienestar el cual es una disposición básica para aprender. Asimismo estimula la creatividad y la imaginación, favorece la concentración, la memoria y el desarrollo emocional y cognitivo. Los momentos y situaciones en que reímos en grupo favorecen la creación de vínculos emocionales y refuerzan las habilidades sociales.
El listado de beneficios podría continuar, pero nuestra intención no es contabilizarlos sino proponer y alentar tanto a profesores y demás agentes involucrados en los procesos educativos a incorporar el sentido del humor dentro de sus actividades, que permitan su práctica y propicien condiciones para que los estudiantes rían.
¿Cómo explicar que mientras los niños y niñas ríen en promedio unas 300 veces al día los adultos sólo 30? Pareciera que la socialización va en decremento de nuestra necesidad de reír. ¿Por qué conforme acumulamos años de vida y experiencias somos menos felices? Reír es una forma de expresar la felicidad, entonces por qué no expresarla en las aulas, será acaso que nos da miedo reírnos. Construyamos situaciones para que en nuestras clases se haga presente el buen humor, con ello, además de lo antes mencionado, daremos la oportunidad de fomentar confianza, convivencia y solidaridad.
Hagamos el intento de no perder la “gracia” de reír y ser felices, hagamos de la escuela un espacio que propicie la risa… no dejemos de lado esa capacidad exclusiva de los humanos y vamos a sonreír que esto es cosa seria.

*Profesora-investigadora del CUCBA de la UdeG. liz0920@gmail.com

Comentarios
  • Mario Castillo

    Estimada maestra, esperaba un escrito con humor y así evidenciar aquello que promete o refiere en su artículo.
    Necesitamos reír, más no pensar sobre el reír.
    M. Castillo
    Profesor de la UPN

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