La relación tutora
Miguel Bazdresch Parada*
Creado en septiembre de 1971, el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) cumplió cincuenta y tres años hace unos meses. Es un organismo descentralizado de la Secretaría de Educación Pública (SEP); su tarea es brindar servicios de educación básica, desde la primera infancia a niños y adolescentes que habitan en localidades de alta y muy alta marginación del país, en las cuales no es posible contar con un servicio educativo regular (Ver www.gob.mx/conafe/).
Es una de las pocas instituciones gubernamentales cuyo servicio está dirigido a los grupos más necesitados del país. Durante estos años ha logrado mantener un proyecto educativo acorde con las necesidades de los pueblos y comunidades que reciben poca ayuda gubernamental. La eficacia, el logro educativo de las personas, lo ha mantenido vigente y fuera de traqueteos politiqueros.
Hoy, fruto de esos años al servicio, ha sido la construcción de una propuesta centrada en un elemento crucial de las personas: las relaciones. Se dice y se piensa fácil en las relaciones. Sin embargo, más allá de los contactos y relaciones de todos los días, no es fácil establecer una relación tal en la cual las personas acepten contribuir a enriquecer la relación y a la vez enriquecerse con lo recibido de quien mantiene la relación.
Los estudiantes aceptamos fácil la relación con el profesor, pues representa la autoridad, ofrece enseñar lo que el otro no sabe o conoce, decide si avanzas o no y, además, puede ordenarte un comportamiento si le parece necesario porque no has realizado lo esperado o ha sido hecho con torpeza.
En el CONAFE, el propósito fue y es organizar su servicio de manera que los y las estudiantes se sientan dueñas de un saber, al grado de poderlo explicar a otro, adulto o compañero de clase. Un ejemplo lo ilustra.
Ese ejemplo lo tomo de un texto reciente (octubre 2024) publicado por el CONAFE. El título es “El poder transformador de la relación tutora”, en el cual se incluyen, además de la introducción del director Dr. Gabriel Cámara, nueve experiencias relacionadas con las actividades del CONAFE. En una sección, Elena Ramírez Madueña cuenta su relación con una niña del salón que observaba, quien con espontaneidad le dijo que si quería la podía “tutorar” (…) “Percibí, dice la autora, que para esos alumnos era un proceso natural ofrecer tutoría a quien llegara al aula… buscó una mesa y las sillas las colocó una frente a otra, de tal manera que estuviéramos cara a cara… con singular libertad me ofreció dos temas… de matemáticas, me dijo “son los que me gustan…” observé la confianza en sí misma que proyectaba una seguridad que me hizo sentir orgullosa…”.
Ramírez Madueña deja constancia de la relación de confianza generada en una relación tutora, la cual un profesor le ofreció al decirle “estudia lo que más te gusta” y estableció una relación educativa de mutuo aprendizaje.
La relación tutora de CONAFE durará en tanto un estudiante esté interesado y un profesor le ayude con “tutoreo” del tema. Nuestro país lo necesita.
*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]