La reforma educativa desde la práctica (o dicho de otra manera vivir el cambio en el mundo al revés)
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
La construcción de la propuesta pedagógica de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) es un abuso discursivo que ha sido tejido y, a la vez, criticado por el excesivo uso de referencias ligadas con los componentes centrales: la inclusión, la atención a la diversidad, el rescate de los saberes comunitarios, la de-colonialidad, las pedagogías del Sur, el encuentro con las y los otros, la educación como un derecho humano, etcétera.
Pero, de igual manera, dicho marco ha dejado de lado o ha descuidado el asunto de la práctica educativa. La práctica educativa es el espacio donde se concretizan las aspiraciones de este nuevo diseño curricular, desde la acción en espacios reales de trabajo in situ, pero todo ello ligado con la subjetividad docente. En el entramado de la concreción de las prácticas educativas y los estudios en torno a la misma aparecen cuando menos tres rasgos:
a) Las y los docentes han aprendido a trabajar de tal manera que la exclusión, la estigmatización y la atención a los iguales, junto con la forma en que se atiende a los diferentes, termina normalizando las intencionalidades implícitas desde la práctica. El despliegue y la concreción desde la práctica se ha tornado en hacer compatible con muchos de los elementos de la nueva propuesta.
b) A partir del punto la anterior, la práctica se torna en el componente medular para resolver las contradicciones y los desafíos entre prácticas inclusiva versus prácticas excluyentes, todo ello ha logrado en el vínculo o en cuanto a la relación educativa de todos los días. Todo lo anterior nos lleva a concluir que la propuesta pedagógica centrada en el nuevo plan curricular no es compatible en mucho sentido con el arraigo y con el estilo de práctica que tradicionalmente reconocemos y que tenemos objetivados desde la realidad educativa de nuestro entorno.
c) No es posible garantizar un ejercicio entre el des-aprendizaje de los docentes de asuntos ligados con la práctica para aprender los elementos nuevos o, dicho de otra manera, qué aprendizajes desde la práctica deben demostrar los docentes en servicio para dar cuenta de que están preparados y están al día para cumplir con los lineamientos y las aspiraciones de la propuesta curricular contenida en el Plan 2022, esto va a poder ser porque junto con todo lo ya dicho hay un problema adicional de fondo, el cual que tiene que ver con la falta de disposiciones por parte de muchos docentes para arribar o para poder apropiarse de la nueva racionalidad que está en el Plan 2022.
Asistimos a un escenario inédito el cual se concretizará a partir del curso dirigido a los docentes en servicio en agosto del presente año. Estamos ante un paralelismo, dentro del cual no existen acciones o iniciativas para homologar los estilos y las tradiciones de prácticas educativas junto con las aspiraciones (todas ellas legítimas) contenidas referencialmente en el llamado Plan Curricular 2022.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]