La posrevolución: 109 años de distancia

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

Se festeja un aniversario más de la revolución mexicana, esta semana se han desarrollado actividades escolares conmemorativos, el pasado 18 de noviembre fue el día festivo que se unió con el megapuente, que dicho sea de paso, se construyó junto con la 2da. sesión del consejo técnico, en algunos medios de comunicación enfatizaban esos días sin clase criticando a los profesores, revelando su faceta amarillista.
En esta celebración revolucionaria se hacen remembranzas con algunos simbolismos como los desfiles, las representaciones con vestuario propio de la época, campesinos con rifles de palo, paliacates o vestidos de soldados, uno que otro atuendo de Porfirio Díaz o Francisco Madero, adelitas y damas de la sociedad, así las nuevas generaciones aprenden un poco de la historia y conocen a los héroes que formaron parte de una lucha que transformó el estado de las cosas; habrá que cuestionar si estas acciones contribuyen con el propósito formativo de un ciudadano que aprende de su historia para no repetirla o con la finalidad de valorar los logros de la revolución que pueden perderse ante los riesgos económicos, políticos y sociales actuales, ya lo menciona Fonseca: “Hoy, en noviembre de 2019, hay quienes olvidan la gesta de inicios del siglo 20. Quienes más la olvidan son, sobre todo los mercenarios del comercio, los mercaderes, los explotadores del pueblo, los negociantes defraudadores” (https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/cual-revolucion-mexicana-4463657.html)
México vive un gobierno que ha transitado de un partido posrevolucionario que duro 70 años en el poder, la dictadura que cambiaba de representante, para luego pasar a un partido conservador y ahora se vive la alternancia con otra opción política que representa a las mayorías populares, aún es pronto para evaluar su desempeño gubernamental en la mejora de las condiciones de vida sociales; en educación la sugerencia es la: “Ficha cívica de convivencia familiar y reflexión cívica día de la revolución mexicana 20 de noviembre” donde encontraremos actividades para realizar en familia, una pregunta interesante que propone la ficha es: “En nuestras vidas, ¿alguna vez hemos luchado por una causa justa?, ¿de qué formas podemos exigir justicia de manera pacífica?”, esto nos remite a nuevas maneras de luchar, en un entorno actual que exige la revolución de las ideas.
Los logros de la revolución no son generalizados, han crecido brechas a lo largo de los años que se busca acortar pero evidencian que falta mucho por hacer. Las nuevas autoridades tienen el reto de la transformación y de la mejora de las condiciones de vida sin que se tenga que ir a las calles para protestar por los cambios.
Este año dos revoluciones están muy vivas en nuestro país, una de ellas la de Bolivia, dado el asilo de México a su presidente, esto ha hecho que las personas sigan a través de las noticias los acontecimientos de este país y externen su opinión. Hay un conocimiento parcial de los hechos filtrado por medios o analistas, lo cual nos obliga a estar mejor informados como ciudadanos del mundo y en específico de Latinoamérica; lo que es evidente son las multitudes que se manifiestan en las calles, las cuáles son reprimidas con el uso de la fuerza policial, hay un movimiento social enfrentado con diferentes fuerzas e ideologías que tienen como escenario el país y el pueblo. Son las figuras del expresidente exiliado y la presidenta nombrada por los militares quiénes representan los movimientos y grupos que luchan, otros símbolos son las bandera whipala de los pueblos indígenas y la biblia con la que aparece el nuevo gobierno.
Otra lucha revolucionaria se desarrolla en Chile, la gente se ha volcado a las calles para protestar por el aumento al transporte, ese fue el detonante, las condiciones que expresan los chilenos son la disminución de las pensiones, los créditos educativos que no se terminan de pagar, en esta lucha la policía se enfrenta al pueblo que protesta disparando a los ojos, con balines que luego afectaran su vista para siempre. Este país también tiene conflictos con su presidente y las políticas públicas que ha emprendido. En redes sociales llegan las imágenes de las plazas y calles con miles de manifestantes, es este mismo país en el cual Allende soñó que un día se abrirían las grandes alamedas por donde pasaría el hombre libre, pero la libertad es una conquista muy difícil y cuesta, a veces la vida.
Estas revoluciones en estos países nos recuerdan que los logros no son para siempre, que la paz es endeble y que los factores que detonan una lucha van poco a poco presentándose hasta que todo está en su punto para la gota que derramará el vaso, que el pueblo sigue poniendo los muertos y los grupos de poder son una élite que no se ensucia las manos y que usará la fuerza que tenga a la mano para conservar su estatus de poder o de riqueza, utilizando a los militares o a la policía que ha jurado lealtad a sus superiores y que olvidan que son pueblo.
Estas reflexiones sobre las causas y orígenes de las revoluciones las podemos consultar en los libros de texto que tenemos en las aulas o en los textos de la biblioteca de aula y escuela, algunos ejemplos son: “Emiliano Zapata, un soñador con bigotes” de Guillermo Samperio o “Un niño en la revolución mexicana” de Andrés Iduarte. Otra opción es el cine como propuesta pedagógica, las películas o documentales como “Los de abajo” de Servando González (1976), “Los rollos perdidos de Pancho Villa”, Cámara Casasola, de Carlos Rodrigo Montes de Oca (2010) entre otras.
¿Qué nos corresponde realizar como educadores?, la propuesta de conmemorar los eventos revolucionarios no es solamente para conocer el pasado, recordar las glorias de los triunfantes o valorar los logros, se necesita además actualizar la memoria histórica que también es presente, de una paz y de una lucha que se libra cada día por el empleo, la seguridad, la educación, la salud, los derechos, la justicia. Esto es vigente, en la sociedad hay personas que no les ha hecho justicia la revolución y pierden batallas, pero la esperanza persiste, esto se refleja en las elecciones en las urnas, aunque después la realidad se imponga.
Un aporte educativo posible es conocer, enseñar y respetar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la máxima que emerge de esta lucha, teniendo la paz como camino y destino con un sistema democrático imperfecto pero que se puede mejorar con nuestra contribución.

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. grace-soto@supervisores.sej.gob.mx

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