La metáfora del fracaso escolar

 In Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Las tradiciones educativas y las costumbres que por años se han sedimentado dentro del campo de lo educativo también están en crisis. La propuesta de supuesta reforma educativa ha movido casi todo, se han reconfigurado las creencias, concepciones y prácticas educativas de tal manera que asistimos ante un escenario inédito en el campo educativo en nuestra sociedad. Por ejemplo, cuando se hablaba del fracaso escolar se hablaba del fracaso de algunos niños y niñas que no eran capaces de aprender y de responder favorablemente ante las demandas básicas del currículo oficial. El fracaso era de los escolares, la escuela y los docentes que formaban parte de la misma tenían tres salidas: a) estigmatizar al niño o a la niña bajo la pesada carga de ser lento o fracasado, b) canalizarlo a otra institución debido a que en ésta no puede estar o c) ignorar el caso y dejar que la inercia se lleve todo o casi todo lo que se pone en juego. Más adelante vinieron provenientes desde los aportes de la educación especial las adaptaciones curriculares o las propuestas para superar barreras para el aprendizaje.
Pero hoy asistimos ante nuevos fracasos: el fracaso de la reforma educativa en curso, el fracaso de algunos funcionarios del sector educativo a partir de su estilo de ejercer la gestión, el fracaso de directivos, directores o responsables de administrar ámbitos determinados de la estructura educativa. Y cómo se usa hoy en día ¿y ahí qué?
El fracaso aunque es sistémico se recorta para que sólo se vea en los eslabones más débiles del propio sistema. Los datos de reprobación del 70% de los estudiantes de bachillerato, producto de la aplicación de la nueva prueba PLANEA, lo que nos muestra es solo una pequeña punta del problema, lo que no vemos, porque se (nos) oculta, son las prácticas educativas concretas en el bachillerato, el desempeño de un grupo destacado de docentes que no fueron formados para la docencia, los intereses de los jóvenes bachilleres que corren en sentido contrario a la oferta académica que le brindan las instituciones de bachillerato. Todas son hipótesis porque el fracaso mismo es una hipótesis, y ésta es la nueva forma de la metáfora del fracaso. La única certeza que tenemos es que la realidad nos dice a gritos que nos encontramos ante un deterioro educativo generalizado.

*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]

Comments
  • Marco Romo

    Felicidades por expresar el sentir de la gran mayoría…

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