La maestra Violeta
Rubén Zatarain Mendoza*
La película “La maestra Violeta” proyectada en el marco del tour de cine francés 2025 es una mediación muy sugerente, no sólo para pasear por la vida de la campiña francesa a fines del siglo XIX, sino para identificar que la odisea de construir el proyecto de educación laica, gratuita y obligatoria es un ciclo común entre los países desarrollados y aquellos que persiguen los sueños del desarrollismo.
La película, más allá de pretensiones didácticas de la vida cotidiana del ser maestra rural, incluyendo dormir en el suelo en una cama de pasto seco y al lado de una vaca, de lavar en piedras de arroyuelos, presenta de una manera realista el proceso de construcción social del valor de la escuela.
De las escenas iniciales es observable cuando la maestra Louise Violet recibe de manera condicionada de manos quien representa la autoridad educativa lo que hoy conocemos como oficio de comisión u oficio de asignación. Ilustra el punto de partida de muchas biografías de maestras y maestros (por cierto en celebración el 5 de octubre, Día Internacional de los Docentes.)
Ahí la expresión facial y la posición baja de la maestra a quien de manera explícita y paraverbal se le “lee la cartilla” y se le vaticina pronto fracaso, un trimestre de sobrevivencia tal vez.
Maleta en mano, la salida de París y el camino de llegada a la comunidad, los obstáculos de subidas y bajadas pedregosas, de riachuelos y de un paisaje invernal donde lo más frío es el silencio, la ausencia de hospitalidad y la rudeza, casi hostilidad de las personas.
No hay escuela. No hay alumnos, tampoco hay expectativas iniciales del valor de la educación. Los pobladores son indiferentes.
En algún momento la protagonista refiere de manera crítica que no se puede romantizar la vida en el campo donde la explotación del trabajo infantil y las jornadas extenuantes son parte de la tradición cultural y laboral entre las familias (apunte al margen, la Comuna de Paris 18 de marzo-28 de mayo de 1871, pretendía la abolición del trabajo infantil).
París y los amigos lejanos. Las cartas que escribe a sus compañeros de lucha que se han quedado en prisión, las fotografías, la tecnología incipiente de la cámara fotográfica, las escenas de libertad.
El cartero y la lectura de sus cartas en una especie de espionaje que busca respuestas a la interrogante de quién es esa mujer sola que ha dejado la ciudad para vivir en aquel paraje sin las mínimas condiciones y comodidad. No hay integración ni aceptación fácil de la comunidad, sus miradas son elocuentes.
Los rumores de las propias mujeres, esposas y compañeras de aquellos hombres que siegan incansablemente el trigo; ellas que labran, que lavan al aire libre y en comunidad, ellas que murmuran acerca de la maestra.
El alcalde analfabeto que la corteja, tosco como sus zancos de madera, y luego se convierte en alumno. Los valores patriarcales por él representados y por el cura del pueblo.
La comuna de París y su perfil antirreligioso. El nombramiento de maestra implica también labores de apoyo administrativo a la iglesia de la localidad, de apoyo al ayuntamiento.
La obligatoriedad de la enseñanza como aspiración aún en la Francia rural de 1889, a cien años de la revolución francesa; las familias que no mandan a sus hijos a la escuela, la maestra y su frase de que denunciará la situación a la policía.
La advertencia del alcalde de que eso la convertirá en enemiga.
El padre y su convocatoria de que vaya a misa, la reticencia de la maestra quien se niega y afirma que ir a la iglesia si es posible, pero ir a misa no.
Las estructuras y el rol de la mujer que se espera de obediencia y escasas luces, la entereza de la maestra Violeta para no ceder y resistir, su carácter y decisión para educar.
La conversación maestra-sacerdote, la interacción con el alcalde.
El pasado revolucionario de la maestra en la Comuna de París, la pérdida de su esposo e hijos, el vaciamiento emocional y su dolor, la manera ejemplar como sostiene sus ideales y a través de la palabra enviada en cartas, sostener la moral de sus compañeros de lucha que ahora se encuentran en la cárcel.
La comuna de París y ella. La manera clara como define la justicia y el sentido de la lucha social para que todos tengan un techo y sacien su hambre, las ideas de socialismo autogestionario.
La postura burguesa de la mentalidad del alcalde quien sostiene que todos deben ser propietarios de su tierra.
Las ideas del padre del anarquismo, la filosofía mutualista y de cooperación, Pierre Joseph Proudhon (1809-1865), citado en una de las frases reflexivas de la docente: “hacen más diez hombres juntos en una hora que un hombre en solitario durante diez horas”.
La maestra ejemplar en los procesos de alfabetización de niños, niñas y adultos (en la figura del alcalde), ejemplar en la enseñanza de la aritmética (la niña que prefiere resolver divisiones antes que hacer la cena); ejemplar en la enseñanza de la Geografía y la Historia de Francia (la etapa extendida de construcción de la identidad nacional del siglo XIX).
La fuerza y energía para caminar entre la nieve, para integrar su grupo escolar, para satisfacer las necesidades de la propia sobrevivencia en un entorno hostil.
La idea de la ilustración y el valor de la educación como camino de lucha contra la ignorancia “Que hace mucho daño”.
Las dificultades para el cumplimiento de la ley en materia de obligatoriedad de la educación primaria.
El currículum básico de lectura y cuentas (guarismos) para una escuela en nacimiento. Las manos adultas que la construyen después de un arduo trabajo de convencimiento (dice la maestra Louise Violet, “Todas las habilidades están ahí”); las manos infantiles excluidas que la incendian.
“Junio de 1889” reza un texto escrito en tiza en la pequeña pizarra de la humilde escuela donde han llegado con dificultad algunos pupitres, algunos libros.
La Francia colonialista, el imperio prusiano en el entorno europeo, la escuela para los franceses pobres y marginados.
El pago insuficiente como constitutivo de la profesión de maestro, como trampa disuasoria para privar a los medios alejados de los buenos maestros.
La pedagogía decimonónica en construcción al lado de los niños a los que se les roba el tiempo de educación en pos de un imperativo de fuerza de trabajo.
La mirada educadora y la manera de ver los retos de la demandante realidad: “Toda la belleza está en la mirada de los niños”, infiere la protagonista de la película.
La maestra Violet, el guión de la película y la mirada posible de los maestros y maestras de hoy; el arte cinematográfico, el guión, la idea fuerza de Proudhon: “La educación es la herramienta más poderosa para cambiar el mundo”.
*Doctor en Educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com