La formación de docentes en la nueva agenda educativa internacional

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El tema de la formación de docentes se ha venido discutiendo en forma circular a partir de ideas y de propuestas cargadas de lugares comunes o de propuestas provenientes del sentido común. Incluso los contenidos de la reforma en cuanto a la formación docente, no han permitido avanzar en cuanto a planteamientos, propuestas e ideas que fundamenten los cambios que están por venir. Es más, no se han definido los campos a los que se aspira en este campo específico del desarrollo educativo.
La formación requiere un nuevo formato, que defina las formas y los contenidos de lo que se desea hacer y hacia donde se quiere llegar. En este sentido hay una serie de situaciones que se van engarzando a partir de una serie de ideas y de propuestas que tienden a conformar una agenda pública que debe atenderse desde las diversas instancias encargadas de las tareas de la formación. Dentro de esta agenda destacan asuntos como los siguientes:

• Garantizar el acceso y la justicia educativa para todos y todas.
• Disminuir las brechas del aprendizaje y crear un verdadero esquema de equidad que respete las diferencias y la diversidad social concretada en lo educativo.
• Virtualizar algunos aspectos ligados con la formación y continuar con la presencialidad en cuanto a aquellos elementos que son necesarios para garantizar el cumplimiento de objetivos y metas. Pero aprovechar las nuevas tecnologías como aliado y complemento de las propuestas de formación y no a la inversa.
• Atender los complejos problemas de convivencia y de violencia al interior de los espacios escolares.
• Legitimar de mejor manera la figura de los educadores de tal manera que su trabajo esté atravesado por un esquema claro definido desde la profesionalidad.
• Conocer las trayectorias de vida de los sujetos y responder a ellas con respeto y claridad a partir de trazar objetivos de nuevos horizontes culturales a los que se aspira llegar.
• Problematizar de mejor manera el encuentro educativo y la educación de los docentes y con los otros.
• Conocer los nuevos formatos de desarrollo social y psicológico de los sujetos que nos ayuden a explicar a las infancias, adolescencias y juventudes que han nacido y se han desarrollado a partir de las reglas y desafíos del tercer milenio.
• Garantizar la generación de una nueva narrativa que permita escribir las nuevas del nuevo esquema y rescate las nuevas experiencias en formación docente.

La formación entonces debería responder a los nuevos retos y desafíos de la sociedad, para ello se requieren dos requisitos básicos:

a) Conocer y manejar los textos y las sugerencias clásicas en el campo de la formación (las portaciones de G. Ferry, B. Honoré, J. C. Filloux, etcétera).
b) Solidificar una metodología basada en la acción en el conocimiento de las prácticas que se cruce a la formación de los nuevos docentes.

El campo de la formación por último requiere que contribuya al trazo de los rasgos del nuevo rol, perfil e identidad de los docentes del siglo XXI, en esto tal vez no estaríamos pensando en un solo formato sino en una gama amplia que permita responder favorablemente a la demanda. Requerimos que los nuevos docentes discutan su profesión y hagan acotamientos pero respaldados con un mínimo de soporte teórico y metodológico. La profesionalidad ayuda en todo ello. Y para ser congruente a partir de la pregunta de ¿quién forma a quién?, esto no debe llegar de afuera es un proceso que les toca a los propios formadores formarse para ayudar a otros a formar. La tarea es difícil, debemos comenzar ahora…

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la Unidad 141 de la UPN. Correo [email protected]

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar