La escuela y el espejo de su naturaleza
Luis Christian Velázquez Magallanes*
¿Qué es la verdad? El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
La verdad, según su criterio semántico, se refiere a la congruencia entre lo enunciado sobre los fenómenos y su capacidad de referenciar, o no, a los hechos de la realidad.
Es importante diferenciar entre verdad y validez; mientras que la verdad se refiere a los hechos, la validez se refiere a cuestiones formales. Las ciencias fenoménicas emiten juicios que pueden ser verdaderos o falsos y, en otro nivel, las ciencias formales predican la validez o invalidez de los procesos o secuencias lógicas.
En 1979, Richard Rorty publicó una reflexión sobre la relación del sujeto y la verdad en su texto “La filosofía y el espejo de la naturaleza” (Cátedra, Argumentos, Serie Mayor, 1983).
Rorty analiza -tremenda contradicción sistémica- a partir de los ejes de la filosofía posmoderna, la concepción sobre la verdad. Si no podemos afirmar la existencia de verdades universales, inmutables y perennes, entonces, por ostensión, es necesario considerar que la supuesta verdad de las cosas contiene una prevalencia importante de subjetividad. Son posibles, luego entonces, tantos matices en la verdad como sujetos capaces de apreciar los fenómenos.
La idea de presentar la polisemia de la verdad posibilita comprender un aspecto fundamental en la construcción de una epistemología: el papel de la subjetividad, es decir, cómo cada individuo, durante el proceso de conocer, genera estados emocionales concretos. David Hume en su ‘Tratado sobre la naturaleza humana’ (Técnos Universitario, 2005) llamó a este proceso impresión y describía que su principal característica era la vivacidad y fuerza con la que se presentan. Los individuos conocemos, pero, además de la posibilidad de comprender características, relaciones o demás cuestiones también, durante el proceso cognoscitivo, elaboramos estados emocionales complejos.
El planteamiento de Rorty puede ayudar a comprender las diferentes percepciones que tiene el significado de estudiar la educación secundaria. El ejercicio resulta importante porque podemos comparar las diferencias otorgadas a la educación de un nivel por dos actores educativos: los docentes y los alumnos.
El cuestionamiento a docentes sobre la relevancia o significado del trayecto formativo de la educación secundaria mostró las siguientes aseveraciones:
- Coadyuvar a la formación integral con el objetivo de consolidar ciudadanos ejemplares, además de propiciar el deseo de continuar con procesos de formación profesional.
- Consolidar elementos que determinarán los adultos que serán.
- Es el nivel que define el futuro de los adolescentes, por eso es importante que tenga buenos orientadores.
- Es el nivel que ayuda a definir qué seremos porque se deben consolidar habilidades de estudio y se empieza a configurar la personalidad; es una etapa menospreciada, muchos padres y muchos docentes no lo toman con la seriedad debida.
- Es la etapa en donde los alumnos, si reciben la correcta instrucción, desarrollan dos elementos fundamentales: su personalidad y las habilidades que los harán individuos competentes. Además, parece que ahora es importante educar en valores que ayuden a establecer relaciones sociales funcionales.
- Debiera proveer a quien egresa de un robusto equipaje que debe incluir habilidades superiores de pensamiento, desarrollo de una conciencia social solidaria y la capacidad de reconocerse como próximos ciudadanos.
- Es el nivel en donde los alumnos conforman su identidad; por eso, es importante fungir como orientadores. El descuido de los adolescentes en este nivel deriva en una sociedad integrada por individuos que no saben cómo resolver cosas.
Los alumnos, que están a punto de egresar de una escuela secundaria ubicada en la colonia La Tuzanía, del municipio de Zapopan, Jalisco, ante el mismo cuestionamiento señalaron las siguientes generalidades:
- Lo más importante fueron los amigos que encontré porque se convirtieron en confidentes y acompañantes de este trayecto.
- Me gustó el hecho de autoconocerme y empezar a tomar mis propias decisiones.
- La secundaria es un espacio en donde tomamos conciencia del daño que se hace a través de comentarios hirientes, burlas o frases peyorativas.
- No creo que sea importante la secundaria porque la gente no necesita de estudios para tener una vida de éxito.
- No entiendo el sentido o finalidad de las actividades y proyectos que se dejan.
- Es para mí más importante convivir y hacer amigos que lo que se supone que aprendo.
- Se dejan un montón de actividades y de trabajos y no sé cuál es su sentido y orden.
- La secundaria es un lugar inseguro porque empezamos a ver y relacionarnos con cosas que pueden hacernos daño.
La capacidad de incorporar emociones o carga subjetiva a los fenómenos hace posible que dos actores cruciales del proceso educativo muestren visiones aparentemente antagónicas. La visión del personal docente parte de presupuestos ideales que, obviamente, están plasmados en documentos; por otra parte, la visión de los adolescentes tiene un sentido pragmático que busca la utilidad en la solución de situaciones concretas.
¿Cuál espejo refleja lo que es en realidad el significado de la educación secundaria?
Las escuelas contemporáneas dan muestra de los problemas que enfrentan por la incomprensión de los maestros hacia los alumnos y por el poco interés que muestran los estudiantes hacia los procesos escolares. Vaya contraste, si los teóricos educativos hablan de la necesidad de consolidar nociones como inclusión, tolerancia y cultura de la paz, entonces, ¿por qué la realidad muestra que ambas posturas tienden a excluirse? Un espejo se quiere sobreponer al otro.
Quizá, la respuesta consiste en encontrar vínculos que permitan conciliar las diferencias entre la idealización de la escuela y la visión pragmática. El verdadero interrogante, por tanto, es que el docente, antes de imponer su visión, desarrolle habilidades para escuchar, comprender y, sobre todo, orientar a los adolescentes. Quizá sea muy atrevido, pero puede ser el momento de decolonizar la visión de los adultos para poner al centro las necesidades de los adolescentes.
*Licenciado en Filosofía. Profesor en la Escuela Secundaria General 59 “Francisco Márquez”. chris-brick@hotmail.com
“…poner al centro las necesidades del adolescente”
Pareciera una verdad de Perogrullo, pero aún hoy, luego de la implementación de varios planes de estudio en los que se enfatiza la prevalencia de los intereses de los alumnos, continúan existiendo actores educativos que parecieran pretender que los adolescentes se ajusten a sus esquemas y percepciones del deber ser del adolescente.