La educación para la servidumbre o para formar ciudadanos libres y con iniciativa

 en Mario Ramos Carmona

Mario Ramos Carmona*

La educación pública en México, sobre todo la secundaria, pareciera estar educando para la servidumbre, ya que se les niega a los adolescentes la posibilidad de manifestar sus intereses, gustos y habilidades en el contexto de las prácticas educativas y de la convivencia en las escuelas.
Pareciera que ellos adolecen de una opinión, un interés, un punto de vista y fueran sólo los profesores, los prefectos y los directivos los que supieran que es lo que debe ser y hacer el joven dentro y fuera de la escuela.
Formar en competencias se entiende como formar para la servidumbre, en una práctica educativas donde el joven sólo escucha y realiza lo que el profesor le indica sin la posibilidad de participar desde sus intereses, creencias, saberes, opiniones, gustos y tendencias. Siendo sólo testigo o como dijera Paulo Freire sólo receptáculo en una educación bancaria, de depósitos de los saberes oficiales transmitidos por el docente.
Como lo dice la canción del rapero Pablo Hasel “la dictadura de la estupidez”:

“A cuántos niños mienten con libros que la banca patrocinó.
Educación secundaria el instrumento que fabricó
loros sumisos sin espíritu crítico
listos para servir callados.
A la universidad fiera sólo podrán ir ricos
Todo trabado para perpetuar una nación de esclavos”

Una educación para la servidumbre es la que fomenta la sumisión, en lugar de la participación; la conciencia acrítica en vez del pensamiento crítico; el estar callados en lugar de decir la palabra auténtica. Formar para la servidumbre es formar súbditos en lugar de ciudadanos con plenos derechos. Formar para la servidumbre es formar sujetos pasivos, quietos, callados, sumisos, competentes sólo para hacer lo que se les mande.
Se necesita una formación para enseñar a pensar de forma crítica y sistemática como lo propone el programa de Filosofía para niños de Matthew Lipman, que se plantea la necesidad de aproximar la filosofía a los niños y adolescentes, como instrumento para el desarrollo de su pensamiento crítico.
O la propuesta de Paulo Freire de educar para la libertad, desde una pedagogía del oprimido donde se reivindique y se dignifique la persona y los saberes de los alumnos y sus comunidades.
El día de hoy algunas comunidades de Guerrero se están planteando si se debe de mejorar la educación o autogestionar ellos mismos un modelo educativo que responda más a su contexto, su cultura, sus creencias, sus saberes.

*Profesor-investigador de la Escuela Normal para Educadoras de Guadalajara (ENEG). marioramos_maestro@hotmail.com

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