La educación infectada por coronavirus

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Vivimos tiempos de infecciones y riesgos, tiempos de amenazas y encierros, tiempos de virus invisibles y paranoia colectiva. En este tiempo de Covid-19. También hay virus pedagógicos, dichos virus son institucionales, afectan a las escuelas, a los personajes que ahí asisten y al trabajo que realizan.
Los virus que afectan a la educación y que se han propagado e infectado a infinidad de personas en estos días, han atacado también de manera sutil a algunas partes del sistema, a los sujetos y a las instituciones encargadas del servicio educativo y al sistema en su conjunto.
El virus que afecta a la educación no tiene un nombre genérico podría llamarse COVID PEDAGÓGICO, sus distinciones es que es igualmente infeccioso que el COVID–19, pero éste no tiene ninguna relación con el campo de la salud o la medicina es un virus social que afecta en primer término a las instituciones encargadas de ofrecer educación y a los distintos componentes que en él se albergan.
El virus que afecta a la educación primero ha paralizado y desconcertado a los sujetos, los cuales se han desligado de la conducción de un proyecto colectivo y han dado lugar a las iniciativas individuales basadas en la propuesta personal y el sentido común.
Los virus educativos han hecho que las máquinas y los aparatos tecnológicos se coloquen por encima de las personas y de los profesionales de la educación, la conexión y el funcionamiento de plataformas digitales se han colocado por encima del grupo escolar y la conducción del docente al interior de un aula de clase.
Los virus educativos han ahuyentado a las personas de las escuelas, ya no hay alumnos, ni maestros, ni directivos, ni asesores, todos se han ido a cualquier lugar que es ningún lugar, y desde ahí en soledad responden, desde ahí en algún rincón de la casa trabajan; después de haberse conectado y estar en línea. Las escuelas, en cuanto a edificio, mobiliario, aulas de trabajo, patio cívico y patio escolar, han sido igualmente desplazadas, por imágenes distorsionadas en una pantalla de computadora, por audios con dificultades para distinguirse con tiempos limitados y con interacciones que no unen a las personas, sino que las alejan cada vez más del resto.
Los virus educativos, se han asociado a otros virus, han despertado el ocio y la flojera en miles de docentes, la simulación de los directivos y han obligado a que muchos profesionales ya no se quieran levantar a trabajar, y han influido en la generación de una modorra pedagógica la cual no superamos todavía.
Por último, el virus educativo, ha generado un nuevo brote de enfermadas, nuevas simulaciones y mentiras, dando lugar a informes inflados cuyo contenido es dar cuenta de algo que no se hizo, que no se ha hecho y que nunca se realizará. Ante este virus no hay vacuna, su tratamiento es complejo implica llegar a las raíces del propio sistema y desde ahí hacer cambios, ajustes, trasformaciones estructurales.
En fin, el virus educativo y sus cepas nos ha llegado a todos en mayor o menor medida y veremos cuanto tiempo deberá pasar para poder superarlo, para regresar a esto que le han llamado la nueva normalidad educativa.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

Comentarios
  • Gerardo Rangel Garcia

    Muchas gracias Miguel, excelentes reflexiones formadoras de conciencia, como bien lo señalas hay un virus más letal y más invisible que se encuentra protegido y guardado en el sistema educativo o más bien en muchos sistemas políticos. Muchos adolescentes son aniquilados en sus deseos de ser, en sus deseos de crecer, en sus anhelos de lograr una mejor calidad de vida, de igual manera mueren los agentes educativos.

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