La docencia que aún es posible

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En medio de una nueva oleada de propuestas e iniciativas de reforma en donde, una vez más, se pretende modificar el enfoque y los contenidos de los planes y programas de estudio de la educación básica y más adelante los libros de texto que sirven como apoyo a dichas modificaciones.
Bajo este contexto, a la práctica docente se le sigue mirando como un componente que deberá responder favorablemente sin más. En un sistema que ha sido poco sensible en atender las necesidades profesionales de docentes, cuya constante es la prescripción y en donde se exige mucho y se da muy poco, los docentes junto con su trabajo, pasan a vivir un proceso de invisibilización a partir de las aspiraciones de la nueva iniciativa de reforma y de los retos que de ella se desprenden.
En este sentido, se trata de pensar ahora cuál es la docencia realmente posible, la docencia como posibilidad va más allá de la docencia como obligación o como cumplimiento de las aspiraciones políticas que están muy lejos de ellos. La docencia que aún es posible se detiene a mirar la realidad bajo la crudeza de la propia realidad. Ahí se amalgama el pasado, el futuro y la realidad de un presente complejo que permite darle sentido a lo que se hace ahora.
La docencia posible se traduce en un dispositivo que sirve para responder en la realidad a las exigencias del presente, con las nuevas tendencias de virtualización de la enseñanza, con los cambios generacionales en los estilos de vincularse a la cultura y a la producción de los conocimientos por parte de los sujetos en edad escolar y por los cambios mismos en la propia docencia.
La docencia que aún es posible termina por generar un nuevo discurso que le dé primero protagonismo a quienes hacen la educación y en segundo lugar que reconozca las limitaciones y delimitaciones en el compromiso profesional y en el acto de educar.
No todo lo que se quiere es posible en educación desde la práctica docente, pero todo lo que se necesita se torna en una realidad en construcción o en esta utopía de la que hablaba Paolo Freire, de que educar sirve para soñar y los sueños sirven para construir idealmente los senderos de la nueva educación.
La docencia que aún es posible atraviesa a una educación global de problematizar los fines educativos, ante ello es necesario preguntarnos ¿por qué educamos?, ¿cómo educamos? ¿para qué educamos?, cuyas respuestas nos implican una epistemología del acto de educar que atraviese la práctica y la formación de docentes de hoy. La docencia como posibilidad, como realidad y como deseo se conjugan en esta nueva onto-epistemología del acto de educar.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]

Comentarios
  • Blanca Cosgaya

    Buen punto de vista…desde la perspectiva de un educador…

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