Jalar parejo

 en Luis Rodolfo Morán

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

“Éramos varios trabajadores encargados de levantar los largueros, llevarlos a donde se estaba construyendo la vía del tren y volver por más”, narraba un líder de décadas pasadas. “En la cuadrilla todos debíamos levantar al mismo tiempo. Contábamos: uno, dos y… para levantar todos en el ¡tres! En una ocasión, llevábamos varias horas trabajando, con mucho calor. Contamos, como siempre, y todos pujamos al mismo tiempo, en el momento de levantar el trozo de metal: ¡umm! Pero la viga no se movió. Todos nos tiramos en el suelo a reír a carcajadas, pues nadie tenía ya energías para levantar, sólo para pujar”.
Como en la historia de los trabajadores ferrocarrileros, hay ocasiones en nuestras escuelas en que todo mundo hace como que trabaja y hasta se queja de que en tiempos recientes haya habido presiones extraordinarias. Pero no siempre todos hacemos el esfuerzo por levantar la carga. Algunos levantan antes o con más enjundia que otros. Algunos sólo siguen al equipo y sus objetos de trabajo sin soltarlos, pero sin llevar el peso. Y no siempre es posible detectar a quien aparenta trabajar, pero cuyo esfuerzo apenas va más allá de una simulación.
Suponemos que en las instituciones educativas los docentes, los administrativos y los estudiantes, e incluso los padres de familia cumplen con su parte de jalar parejo. En ocasiones nos damos cuenta de que hay algunos que no son tan jaladores y que dejan el peso del trabajo cotidiano en manos de unos cuantos. A veces podemos notarlo porque son pocos los que saben cómo y dónde y ante quién gestionar, cuando se supone que su papel en la institución es precisamente ése. A veces vemos docentes que tienen mejores relaciones con los estudiantes que saben si los cursos que imparten los docentes valen el esfuerzo de ir a la escuela, leer algún texto, escribir algunos comentarios. Y a veces vemos a docentes de los que los estudiantes no hablan ni bien ni mal para no tener que confesar que no han sido muy estimulantes que digamos.
En el caso de los estudiantes vemos en los grupos a algunos que se esfuerzan más, que discuten, preguntan, demuestran estar informados y haber estado en las sesiones anteriores y realizado los productos del curso. Y hay otros que dejan que los más adelantados se luzcan, compitan, expongan sus ideas, pregunten, mientras ellos no “jalan” ni con sus propios procesos de aprendizaje.
¿En qué postura se ubica el personal de tu institución educativa? ¿Qué tanto colaboran entre sí los distintos responsables de la educación y del aprendizaje en tu institución? ¿Qué tan parejo jalan los directivos, administrativos, docentes, con los esfuerzos por aprender de los estudiantes y con los por apoyos que ofrecen los progenitores y tutores a sus hijos? ¿Qué tanto los estudiantes de tus cursos se esfuerzan por seguir el ritmo y los temas de los cursos en los que participas como docente?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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