Inteligencia artificial ¿cuestión educativa?

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Todavía no acabamos de discutir si es bueno, malo o regular que los niños tengan, o no, una computadora, ya sea en versión tablet, celular o portátil, pues unos afirman que pueden aprender mucho y con más facilidad y otros levantan la voz para protegerlos de esos instrumentos de maltrato, extorsión y perversión. Años atrás el tema era si los cómics le deformaban la mente a niños y adolescentes y había que prohibirlos y alejar a los menores de esas revistas diabólicas.
Ahora la inteligencia artificial ha tomado por asalto las disputas por si se debe permitir a los educandos usar esas máquinas en sus trabajos educativos. Los temas se repiten cada cierto tiempo, con un objeto de disputa diverso y, a la vez, con unos términos muy similares. En los años sesenta tardíos alguien inventó una calculadora automática, con baterías como fuente de energía. Las personas la podían utilizar para sumar, restar, multiplicar y dividir. Y los profesores se preguntaban: cómo voy a enseñar la aritmética y cómo los niños la aprenderán si esos aparatos hacen “todo”. Los debería prohibir.
Mismo esquema hoy con la inteligencia artificial: cómo aprenderán los niños, niñas y jóvenes, la geografía, la historia, la biología, y más, si esa máquina responde a todas las preguntas que el profesor les deja de tarea a los estudiantes y ellos van a la computadora, se conectan con el CHATGPT, le preguntan y el aparato, en segundos, literal, contesta. Los niños felices. Ya hicieron la tarea y pueden irse a jugar. ¿Aprendieron? Muchos dicen que “obvio”: no. Otros reflexionan: ¿no será que el profesor y la profesora les “dejaron” una tarea informativa y no significativa? Obtener respuestas en lugar de pensar y elaborar respuestas es, justo, la postura de quien va en contra de la IA en la escuela.
Los niños, las niñas y los jóvenes le piden al CHATGPT lo que antes estaba en su libro de texto. El CHAT se luce y en minutos, cuando mucho, les imprime las respuestas a sus preguntas enciclopédicas. El profesor pidió información y la consiguió. Puede pedir a sus estudiantes la significación y los valores de acontecimientos importantes para la ciencia, la técnica y el aprendizaje. Ahí el CHAT va a sufrir, no poco, para procesar, por ejemplo, ¿qué significado y valor tuvo para el proceso democrático de México la batalla de Waterloo? Algo responderá la máquina, en todo caso algo no tan fácil de procesar por los estudiantes. Por lo cual, se ponen a estudiar con detalle, o seguro que el profesor, a más de mostrarles su error, les ayudará a lo que no hace el CHAT por nadie: pensar, relacionar lo pensado con realidades y estimar la importancia de los hechos.
Dentro del ámbito educativo, Carlos Magro, investigador español, señala que en el tema de la IA nos hemos movido entre dos posturas, unos extremadamente tecnoutópicos, otros cercanos a los neoludistas. Por tanto, conviene dejar los extremos y hagamos de la tecnología un objeto de indagación, problematizando tanto su aceptación y uso, como su rechazo e ignorancia. Es el reto para los educadores.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar