Iniciar otro ciclo escolar
Jaime Navarro Saras*
Desde que Ernesto Zedillo (siendo secretario de Educación en el gobierno de Carlos Salinas) modificó el calendario escolar de 180 a 200 días en 1993, las vacaciones dejaron de ser mágicas y reparadoras para el magisterio, sobre todo porque durante muchos años el ciclo escolar iniciaba el día 2 de septiembre, salvo, si éste caía en sábado o domingo. Las vacaciones eran de casi dos meses para docentes y unos días más para estudiantes, el retorno, por lo tanto, estaba lleno de deseos y alegrías para los protagonistas, en cambio, en estos tiempos, los calendarios han generado hartazgo y los inicios de clase han perdido ese romanticismo, ya que las vacaciones de antaño alcanzaban para todo, principalmente para descansar, estudiar la licenciatura y tomar cursos de actualización, incluso muchos docentes migraban a EEUU para trabajar en diferentes empleos (principalmente el campo) y con ello mejorar su economía.
¿Qué ha pasado emocionalmente con los maestros que se incorporaron al servicio en la SEP y en las secretarías de los estados con el calendario de 200 días?, quienes vivimos ambos calendarios (como es mi caso y el de muchos compañeros), si vemos las diferencias, con el de 200 y ahora 190 días, se siente un agobio latente y las fuerzas no alcanzan para llegar hasta el mes de julio frescos, no por algo, en algunos estados de la república como Jalisco, los estudiantes se han ido a sus casas antes del final de cursos marcado en el calendario, así ha sido durante los tres últimos ciclos escolares y de seguro también lo será esta vez, una parte por el calor y otro tanto por el hartazgo con que llegan al mes de julio docentes y estudiantes.
Por otra parte, en este inicio escolar, al menos en Jalisco, se sigue viviendo la dinámica de hacer caso a medias a lo que demanda y exige la federación, gracias al toque localista de la propuesta de Recrea, un poco para que no muera del todo y, otro más, para justificar toda la inversión y el gasto presupuestal desmedido.
Este ciclo, en tierras jaliscienses, se ha caracterizado, también, por la falta de útiles, mochilas y uniformes, los cuales no se entregaron porque se acabó el dinero (y no tanto por la justificación de que era año electoral), además de que los estudiantes inician clases sin libros de texto, gracias a que no han llegado todos los que se requieren y, además, por la incertidumbre de los resultados de la elección del pasado 2 de junio y por la telenovela que el gobierno de Jalisco ha tenido en contra de las políticas educativas de la federación.
De igual manera, hay incertidumbre del destino que tendrá la Nueva Escuela Mexicana, toda vez que, por lo pronto, dos instancias creadas durante este gobierno, tanto la USICAMM como MEJORADU, culminan su vida con este sexenio que está por terminar y aún no hay propuestas que tomen su función.
Es pues, un inicio de clases poco reparador y lleno de desesperanza, con una incertidumbre acerca de lo que sucederá con la educación, sabedores que seguiremos lejos de los índices y de la calidad educativa de los países que son líderes en todo: en tecnología, economía, deporte, etcétera, y cada vez más cerca de los que no tienen ni de cerca nuestra economía ni nuestra riqueza en recursos naturales.
Esperamos, pues (ahora sí), que con este gobierno que está por iniciar, mejoren las cosas y que la cuarta transformación salpique, aunque sea con discursos y algo de recursos, a la escuela pública y al magisterio.
Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com