IA y prácticas educativas: riesgos y posibilidades

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

La metáfora del arco y la flecha, usada en algunos contextos filosóficos para entender que el arco representa los conocimientos teóricos-conceptuales y todo el corpus científico desde las ciencias puras y demás… y, donde la flecha representa a la tecnología, a la aplicación de ese corpus.
El arco posibilita que la flecha sea disparada no únicamente lejos del conocimiento originario, sino hacia lugares insospechados, de forma tal que en ocasiones se usan tecnologías que aún no se conocen plenamente.
La Inteligencia Artificial (IA), representa hoy en día uno de esas aplicaciones que usamos sin comprender totalmente, no es del todo desconocida, pero tampoco es del todo conocida, sobre todo en sus efectos, al menos abiertamente. Ante la pregunta ¿qué implicaciones tiene la IA en…? Algunas respuestas tienden a vacilar, incluso algunos de los promotores y constructores son cuidadosos en sus declaraciones.
Sin duda alguna, la IA remata y sepulta procesos educativos con los que estábamos familiarizados, tanto sistemas educativos, profesores, estudiantes y, dentro de ese paquete, no podemos olvidar culturas, sociedades y civilización humana en general.
Dos impactos demoledores que comparten una característica y es: no dependen de la voluntad de las naciones (en apariencia) y por ende de los sistemas educativos: la pandemia y la incursión de la IA. La pandemia ya ha sido abordada ampliamente y lamentablemente la mayoría de los análisis centran su atención en lo socioemocional, olvidándose del universo de impactos que simplemente fueron ignorados, minimizados o reducidos al que se ha promovido ampliamente, se reitera: lo socioemocional o incluso únicamente lo emocional.
La IA se ha abierto al mundo por medio de la Internet y es de fácil acceso, únicamente con tener un dispositivo que permita instalar el software y navegar (póngase por ejemplo Chat GPT). Es un elemento que obliga a cambiar el enfoque educativo, abandonar prácticas y visualizar otras. No porque no se hubieran trabajado antes, sino porque ahora se deben trabajar en otro sentido y profundidad: cambio de prioridades.
Ya se visualizaban “nuevas” competencias como el empaquetamiento y re-empaquetamiento de información. Hoy más que nunca, tendríamos que hablar del desarrollo del pensamiento crítico, habilidad para identificar los sustratos ideológicos de la información obtenida y otros más.
El riesgo: la información se construye por medio de algoritmos que seleccionan, articulan y presentan al usuario que realiza la solicitud, dando la apariencia de neutralidad, sin embargo ¿cuáles son los sustentos de la información recibida? ¿Tenemos, por el tipo de educación, instrucción y formación recibida, la posibilidad de apropiarse de esos resultados de su búsqueda sin iniciar procesos de enajenación?
El riesgo no está en cambiar las prácticas docentes, que sin duda cambiarán, el problema es lograr una formación que permita no únicamente simular procesos y competencias propias de esta nueva era, sino realizar una transformación.
Como cada riesgo, estamos ante una oportunidad que puede revolucionar la educación o, en su caso, sepultarla y con ella a seres humanos. Si se logra aprovechar, estaremos en la antesala de posibilidades que nunca sospechamos en nuestros sistemas educativos y, si no lo hacemos, estaremos en la antesala de poder manipular a millones de seres humanos… una especie de ignorancia ilustrada que desemboque en procesos que todos sabemos hacia donde nos conducen.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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