Historias de guardería, una experiencia

 en Invitados

Ruth Araceli Íñiguez García*

Emociones encontradas y una sensación de que mi hija no es mía, es el resultado del primer mes en una guardería del IMSS.
Al inscribirla me encuentro con los primeros cambios, la leche que debe tomar es “enfamil”, cosa extraña porque las guarderías del IMSS dan “Nan” y el mismo seguro social se la da al asegurado, bueno, es una buena leche así que se acepta el cambio, pero, mi hija toma leche en biberones con mamila que favorece a que no haya confusión con el pecho, pero ni ese biberón ni mamila son aceptados en la guardería, así qué hay que cambiar en casa biberones y mamilas, comprar las que usan en la guardería para que se acostumbre y coma ahí. La única forma de que acepten una leche especial o biberones es que el médico de lo familiar del IMSS (qué cabe resaltar, no es pediatra) lo indique.
La alimentación en la guardería es establecida cada 3 horas, cuando la alimentación tanto dando pecho como con fórmula según lo establece la ESPGHAN (Sociedad Europea en Gastroenterología, Hepatología y Nutrición en Pediatría) en 1982 debe ser a libre demanda.
Los duermen hechos tamalitos para que no se despierten por el reflejo de moro, cuando eso es un proceso natural del bebé y dejan de hacerlo a los dos meses, uno como papá conocedor de su hijo (o por lo menos eso pensaba hasta antes de llegar ahí) le comenta a la maestra, a ella no le gusta dormir así y resulta que así debe dormir para que no se despierte por el reflejo, aún cuando la bebé ya tiene 3 meses.
Escuchar montones de veces de otros papás “la guardería es lo mejor, los hacen súper independientes” y, o, más bien siento que los adiestran cual cachorros, cuando a esas edades muestran necesidades básicamente fisiológicas y orgánicas, pensaría que en un lugar así, donde cada maestra atiende a tres bebés les darían una atención más personalizada.
Como docente de secundaria hago la comparación y es irónico de cómo en secundaria se exige una atención personalizada que atienda las necesidades no sólo académicas, sino hasta las emocionales de cada alumno; un docente para 40 alumnos (cuando bien nos va) con una planeación que considere las necesidades de todos. Si nos ponen la analogía de la maestra recortando los sueños de los niños y transformando a todos en un cuadrado, ¿acaso no es eso lo mismo que hacen en las guarderías? Mucha igualdad y nada de equidad.
Definitivamente es el lugar donde los padres llevamos a nuestros hijos por necesidad, ¡pero con mucho pesar!

*Licenciatura en Educación Secundaria. Docente en la Escuela Secundaria Mixta núm. 65. espanol.ruth@gmail.com

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