Hacia dónde se dirige la educación en México
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
En educación se le llaman tendencias, modas, recomendaciones, que van dando la pauta de las especificidades de los modelos educativos en turno. Nuestro país, por muchos años y debido a una cuestión de matriz cultural, ha sido dependiente de las tendencias y los modelos educativos adoptados, los cuales han provenido de la influencia de otros países: los centros de interés, el trabajo por áreas o por rincones y recientemente el trabajo por proyectos forman parte de la columna vertebral de las propuestas educativas de los últimos cien años.
En un mundo globalizado, la educación es igualmente globalizada, recientemente incluye ranqueos internacionales, comparativos y pruebas estandarizadas que se comparten a nivel internacional, tal como sucede con la prueba PISA que cada tres años aplica la OCDE a adolescentes de 15 años o más, después de egresar de la secundaria. Pero a pesar de todo ello, aún se conservan componentes estructurales de las llamadas educaciones nacionales.
La llegada de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), como parte del proyecto educativo de la 4T, generó infinidad de expectativas, las cuales estuvieron fincadas en el ideal de la democratización del sistema educativo y en garantizar espacios de participación y decisión por parte del magisterio nacional, incluyendo las instancias de la organización sindical.
Nuestro país se ha quedado entre primera y segunda (hablando del beisbol); ni ha logrado desprenderse de las secuelas del modelo de educación neoliberal, ni tampoco ha logrado instalar y consolidar un modelo basado en poner en práctica los aportes de la educación liberadora de herencia latinoamericana. Al final, la NEM ha ideologizado excesivamente la propuesta del actual modelo educativo.
Ante la pregunta central, ¿hacia dónde se dirige la educación en México? No es posible responder de una sola manera o de forma lineal. Aventuro en esta entrega cuando menos tres tipos de respuestas:
a) Ponerse al día en la agenda internacional.
La agenda internacional en educación ha generado una serie de temáticas que articulan los viejos temas, pero con nuevas temáticas: la inclusión educativa, la interculturalidad, la educación por la paz y los derechos humanos, la perspectiva de género en educación, junto con la preocupación por erradicar los riesgos de violencia y por un mejor clima de convivencia sana al interior de las escuelas, son algunos de los temas de la agenda educativa del tercer milenio.
Desde las cumbres mundiales en educación, de los años 90 (Jomtien) y los 2000 (Dakar), la preocupación ya no estuvo centrada en el acceso a la atención escolar, sino en pensar qué requieren los países más pobres según la ONU.
Dichos países se abocaron a garantizar una educación de buena calidad, equitativa, incluyente y que respete las identidades étnicas y religiosas de las personas y las comunidades. De esta manera, la UNESCO ha generado una serie de documentos, dentro de los cuales se pretende reordenar la agenda educativa para la mayoría de los países del mundo.
b) Desplegar de la mejor manera el proyecto pedagógico y político de la NEM.
La Nueva Escuela Mexicana es la bandera educativa de la llamada Cuarta Transformación. Y a través de experiencias de trabajo y de un mecanismo de ensayo-error se ha ido aprendiendo a trazar un proyecto pedagógico claro y de largo aliento. Los creadores y diseñadores de la NEM se han dividido en dos grandes bandos. Uno, destinado a la construcción pedagógica de las distintas propuestas: libros de texto, planes y programas de estudio, guías para las y los maestros, etcétera. Y dos, un grupo de técnicos destinados al cabildeo y la negociación política con el sindicato, las autoridades educativas estatales, empresarios, grupos de interés, entre otras cosas similares. No es fácil diseñar y desplegar un proyecto educativo de largo aliento, cuando en el fondo afecta intereses políticos de algunos grupos que tradicionalmente han sido privilegiados por el poder. La NEM no ha sido capaz de legitimarse socialmente con el magisterio.
c) Intentar darle un nuevo sesgo, un nuevo sentido identitario y una distinción que tenga como base los aportes de la pedagogía mexicana.
Después de la Escuela Rural Mexicana (ERM) nuestro país ha tenido aportes un tanto pobres en educación, por muchos años nos convertimos en consumidores y muy poco en productores de ideas y de propuestas educativas.
Sin embargo, la tendencia genera una especie de distinción pedagógica: que esté al día de propuestas e innovaciones pedagógicas. Hoy en día no solo se trata de atender y de conocer cuántos estudiantes asisten a las escuelas desde la educación básica hasta la educación superior, sino, más bien, de lo que se trata ahora es que las escuelas impacten, con las necesidades educativas y con la satisfacción de los escolares. Se trata de poder adaptar a los sujetos a los nuevos cambios de vida y, en contraparte, adaptar los nuevos cambios de vida a las necesidades de los sujetos.
Es terriblemente lamentable el auge de los dispositivos electrónicos, las redes y los mensajes basura que inundan el entorno y las conciencias de los sujetos, emerge ante ello o deberá emerger la educación, con propuestas potentes, en ciertos momentos, la educación en México pierde el rumbo y la dirección. Para recobrar dicho rumbo es importante regresar al origen y a los fundamentos: una educación al servicio de la gente, rescatando tradiciones y costumbres en clave cultural. Educarnos hoy en día significa regresar a la convivencia en comunidad que tanto sirvió en otro tiempo.
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]