Feria ambiental

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

La formación de la conciencia ecológica, el fortalecimiento de la educación ambiental son necesidades educativas a las que se responde diferencialmente en los distintos contextos escolares, son necesidades expresadas desde la dimensión institucional a veces coyunturalmente.
En lo que atañe a la educación ambiental de niñas, niños y adolescentes el salto cualitativo del plan de estudios 2017 al plan de estudios vigente no es observable, no es cualitativamente diferente en perspectiva y enfoque, excepto tal vez en lo contextual y territorialización de la mirada y el proyecto integrador formativo.
La mirada neoliberal distribuidora de culpas a las colectividades es una estratagema donde pocos se benefician del caos económico ambiental y todos somos culpables de la degradación.
Falta mucho por cambiar en la perspectiva de la Nueva Escuela Mexicana, falta mucho por fortalecer la inteligencia naturalista desde la perspectiva que propone Howard Gardner.
El plan de estudios de la educación básica 2022 en lo que describe en materia de perfil de egreso de las y los estudiantes de educación básica plantea: ”Se perciben a sí mismas y a sí mismos como parte de la naturaleza, conscientes del momento que viven en su ciclo de vida y la importancia de entender que el medio ambiente y su vida personal son parte de la misma trama, por lo que entienden la importancia de relacionar el cuidado de su alimentación, su salud física, mental, sexual y reproductiva con la salud planetaria desde una visión sustentable y compatible”.
Las políticas públicas sobre el medio ambiente y el discurso de una economía con pilares de sustentabilidad se confrontan con políticas depredadoras y proyectos burocráticos trianuales o sexenales.
Políticas públicas de gobernabilidad de lo ambiental discontinuas que chocan con la preocupación permanente de algunos(as) ciudadanos(as) que observan todos los días manifestaciones de ecocidio.
El largo ciclo neoliberal y de explotación extensiva de los recursos naturales en países del tercer mundo como el nuestro contrastan con la salud ambiental de la que gozan países del primer mundo en Europa o Norteamérica.
En el ayer hemos visto rebosante al lago de Pátzcuaro con cardúmenes de pescado blanco. Hemos contemplado el vuelo de las garzas sobre un lago de Chapala saludable en el mes de agosto; pero también la mirada de estos días de estiaje extendido presentan escenas desérticas donde debe haber cuerpo de agua.
No es necesaria la mirada especialista para saber que hay un gran problema, no convence lo suficiente el recurrente argumento explicativo de que es consecuencia del calentamiento global.
En la feria ambiental del 23 de mayo, en el Día Mundial de la Tortuga Marina a realizarse en el malecón del Puerto de Vallarta, Jalisco, se hace pública la celebración de la flora y la fauna en la Bahía de Banderas.
El Día Mundial de la Tortuga Marina tiene como primer objetivo formar conciencia y educar sobre la importancia de los esfuerzos de conservación de la tortuga marina en el mundo.
Un loable esfuerzo de educación popular y de concientización para la infancia y la adolescencia.
Puerto Vallarta confluencia de ríos, mar y montañas, microclima y vegetación que configuran un hábitat para muchas especies.
La extensión de la mancha urbana y las consecuencias inmediatas en la degradación de su entorno.
En Jalisco, Puerto Vallarta al igual que Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, el Salto y Tlajomulco de Zúñiga, por mencionar algunos puntos geográficos, comparten un momento emergente en materia de estrés hídrico.
Algo sucede en los asentamientos humanos desordenados que siguen una lógica de lucro en materia de uso de suelo, algo está pasando en la zona metropolitana de Guadalajara y otros puntos a nivel nacional en donde los incendios forestales, la ola de calor y la calidad magra del aire están manifestándose.
Mientras hay un candidato al gobierno de Jalisco que vive campante en una residencia en los márgenes del bosque de los Colomos, hay una población extendida entre polvo, sequía, basura y láminas de cartón como techo que luce sus lonas propagandísticas.
La clase empresarial de Jalisco, las sotanas parlantes que se ríen de las transiciones de la democracia y toman como objeto de negocio la preocupación social sobre temas como la calidad del medio ambiente.
No hay impacto en la mejora de la calidad del aire de programas ampliamente justificados por voces de gobierno estatal como el de la verificación responsable, no basta con asumir un tinte de partido verde o de traje naranja a modo ecologista cuando hay un sistema económico que sustrae hasta el agotamiento los recursos naturales.
El río Santiago se convierte en esa vena abierta y en ese museo a cielo abierto de inmundicia al recorrer el corredor industrial, al llegar ya hastiado de las heces de la porcicultura michoacana o de las prácticas agrícolas y agroindustrias del Bajío.
Caos y desorden en consentimiento, el río Santiago se convierte en ese canal seco depositario de llantas viejas y bolsas negras por la extracción subrepticia del agua para fines agrícolas, para fines de explotación de grasas particulares.
El problema ecológico riñe con una economía de indicadores presuntuosos clasificados como en crecimiento; la sustentabilidad del medio ambiente pasa a segundo plano cuando en materia de uso de tierras y suelos intervienen fuerzas emergentes como la delincuencia organizada que participa de la tala ilegal de árboles y la deforestación masiva con fines de explotación del cultivo del aguacate como el norte del estado de Michoacán que amenaza el hábitat de la mariposa monarca o como los casos de áreas cercanas a Mazamitla o Tapalpa en Jalisco.
Árboles de aguacate trocados por oyameles, pinos y encinos; gasolineras y rutas de transporte público, que hablen algunos exgobernadores.
El fenómeno de la especulación del precio del terreno en municipios de la zona metropolitana de Guadalajara o del área de Puerto Vallarta. Los ejidos, la propiedad privada, los terrenos y las aguas federales, el flagelo constante por esa lógica de libre mercado donde participan administradores públicos e inversores particulares.
El tema del medio ambiente siempre está plantado en pilares endebles cuando hay una lógica depredadora y de mercantilización.
En ese marco de crisis del tema ambiental en México, de desafío retador en los ámbitos político y educador, el loable esfuerzo de iniciativas como la feria ambiental de mañana en Puerto Vallarta que busca crear conciencia sobre el respeto a los ecosistemas de Bahía de Banderas, que busca educar a la sociedad local sobre el imperativo de proteger la tortuga marina.
Imágenes inigualables son aquellas en las que se contempla el esfuerzo de esta especie al salir del mar para desovar en algunas playas de esta Bahía.
Aplaudible el esfuerzo de instituciones como la Universidad de Guadalajara que tiene años de organizar campamentos para conservarla.
Cada tortuguita marina que regresa al mar documenta el optimismo.
Cada tortuguita con pronósticos lamentablemente bajos de llegar a la vida adulta trae en su caparazón el destino no sólo de su especie si no tal vez del complejo ecosistema del que formamos parte.
Más ferias ambientales, más conciencia cívica y presión social sobre nuestros gobernantes para que el tema ambiental se constituya en prioridad como afirmó en el debate del domingo anterior por la científica ecologista y candidata dominante en las encuestas en las elecciones presidenciales por venir el 2 de junio.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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