Felices Fiestas

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

El concepto “Felices Fiestas” ha sustituido a “Feliz Navidad” y deseos de “Próspero Año Nuevo”. De uso mediático y que aparentemente sirve para englobar dos acontecimientos culturales, oculta y anula el significado del primero y más importante para algunos pueblos como el nuestro.
Nuestro pueblo, de tradición religiosa, visualiza la Navidad como un momento recurrente sí, pero muy valioso en la etapa del crecimiento y desarrollo humano, enmarcado en narrativas que ligan esta oportunidad con aspectos teológicos y otros más que se entrelazan hasta casi no poder separarlos sin riesgo a desdibujarlos del sentido que poseen.
La pregunta frecuente ¿por qué en las escuelas laicas de nuestro país, se otorgan días como la navidad y otros más? La respuesta es simple, el Sistema Educativo Nacional, como uno de sus objetivos o si nos gusta: misiones, tiene la preservación cultural de los pueblos, por ello en fechas importantes como la fundación de una ciudad, hay suspensión de labores.
Es decir, para nosotros los educadores, la continua dicotomía entre lo cívico y religioso que inició abiertamente en el siglo XIX en nuestro país, sigue presente, pero con otro sentido. Actualmente, como entonces, es necesario darle un sentido que no encubra, agreda o sustituya.
El desarrollo civilizatorio permite en este momento del crecimiento humano, poder trabajar ambas dimensiones sin degradar ninguna de ella, sin excluir, sin anular. El sentido es el mismo, lo que no debe olvidarse es el origen de la fecha y el simbolismo que lo nutre, así como el desarrollo y transformación cultural que la ha robustecido hasta el punto de poder visualizar aspectos completamente opuestos con la referencia del mismo concepto.
No se puede ignorar lo religioso como tampoco los intereses económicos que mueven toda la maquinaria mediática. Sin soslayar la oportunidad de usar esta fecha para reunirse, perdonar y resolver situaciones entre los grupos humanos: familias, amigos, equipos… incluso, al interior de cada persona. Ese es el origen: la oportunidad de transformación, de trascender. Cada año se abre esta posibilidad.
Como educadores debemos formar en esta idea, analizando para ello la multidimensión que la compone. Es decir, recuperar los elementos culturales de origen y los elementos culturales que la han enriquecido, así como los riesgos de cada una de esas dimensiones.
Darle sentido a la cultura, desde el conocimiento, la razón y el análisis, posibilitarán a nuestros estudiantes dibujar y redibujar la cultura a partir de decisiones informadas y no dejarse llevar por la inercia que puede concluir a lugares insospechados y, por tanto, no previstos.
A partir de ahí podrán elegir, reconstruir y construir su momento de fin de año y podrán decidir desde algo aparentemente sencillo y aparentemente inofensivo, pero con profundas implicaciones culturales, si le desean a otro “Felices Fiestas” o “Feliz Navidad”.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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