Evaluación diagnóstica formativa en la Nueva Escuela Mexicana

 en Rafael Lucero Ortiz

Rafael Lucero Ortiz*

Esta texto no es un artículo de opinión, sino una relectura sistematizada y sintética de los documentos que se citan a continuación, con el propósito de despejarnos de toda información falsa y opinión con chanfle y acudir al texto oficial del ACUERDO número 14/08/22 por el que se establece el Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria. DOF: 19/08/2022, dónde se contienen los elementos fundamentales de diagnóstico:

“Que en México, por lo menos en los últimos 30 años, el sentido del cambio curricular para la educación preescolar, primaria y secundaria ha tenido una visión instrumental centrada en la aplicación de estándares curriculares homogeneizantes y descontextualizados, lo que ha llevado a considerar a las maestras y los maestros como personal técnico que transmiten información, lo que ha generado exclusión e inequidad, afectando a todas las niñas, niños y jóvenes que cursan dichos niveles educativos, en especial a los más pobres, limitando con ello el derecho a una educación relevante y pertinente, acorde al contexto de la diversidad socioeducativa que caracteriza a las escuelas del país;

Que en el marco de la transformación que demanda el Sistema Educativo Nacional, que inició con la Reforma Constitucional de 2019 de la que derivó, entre otras, la publicación en el Diario Oficial de la Federación de una nueva LGE, se requiere un cambio de paradigmas para contar con un Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria que incluya:

1. La integración curricular de los contenidos en cuatro campos formativos y siete ejes articuladores;
2. La autonomía profesional del magisterio para contextualizar los contenidos del currículo nacional de acuerdo con las necesidades formativas de las y los estudiantes;
3. La comunidad como el núcleo integrador de los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como la relación de la escuela con la sociedad; y
4. El derecho humano a la educación de las y los estudiantes en tanto sujetos de la educación;

“Que el nuevo Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria permitirá la construcción de una ciudadanía democrática, a la vez que garantizará a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, el derecho humano a una educación en la que desarrollen aprendizajes significativos para su vida, que les impulse tanto a aprender, a aprender de otras y otros, como a preocuparse por su desarrollo individual y el de su comunidad. Para lograrlo, es imperante la revalorización de las maestras y maestros como agentes fundamentales del proceso educativo para que les sea reconocida su autonomía profesional y decidir sobre la forma en que contextualizará, para el máximo logro de aprendizaje de sus alumnos y alumnas, el currículo nacional, así como los criterios de evaluación de los aprendizajes, la didáctica de su disciplina, el trabajo colegiado interdisciplinario, y su formación docente”.

Y termina dando cuenta de todos los actores participantes, desde las comunidades indígenas, maestros, representantes de los estados que respondieron a una convocatoria, autoridades educativas y expertos en educación.
El segundo texto es La Nueva Escuela Mexicana: principios y orientaciones pedagógicas. Subsecretaría Educación Media Superior.
El diagnóstico enfatiza primero, el rezago educativo que inicia con el señalamiento de la estructuración del trayecto escolar de educación básica de 12 años, “en tres ciclos fraccionados e inconexos”, que conocemos como educación básica, de preescolar, primaria y secundaria.
Enseguida nos presenta los resultados terminales de cada ciclo en la cohorte 2001-2018, dónde observa abandono en la transición de un ciclo a otro: “de cada 100 niños que ingresan a primaria 8 no terminan e ingresan a secundaria 88, y 70 se inscriben en educación media superior y terminan 45 y aceden a universidad 34 y terminan 24.” Sólo uno de cada 4 estudiantes que ingresan a primaria, termina educación superior, el 24 por ciento. El dato es vergonzoso y aunque las razones de abandono son múltiples: “socioeconómicas, familiares, de violencia y porque la escuela no satisface ni ofrece expectativas de futuro a niñas, niños, adolescentes y jóvenes.” Las tres primeras causales interpelan al Estado Mexicano, pero esta última, referida a que “la escuela no satisface ni ofrece expectativas de futuro a niñas, niños adolescentes y jóvenes,” interpela directamente a todos y cada uno de los agentes del sistema educativo mexicano y es nuestra responsabilidad cumplir a toda la población el derecho al acenso social más democrático que tenemos en México, la educación.
Considera el mismo diagnóstico que las desigualdades sociales y la desigualdad en el aprovechamiento terminal se explican, entre otras cosas, porque las políticas educativas no han considerado las necesidades de cada grupo social, además del rezago histórico en mejorar el conocimiento, las capacidades y las habilidades de los educandos en áreas fundamentales como la comunicación, las matemáticas y las ciencias.
A las y los jóvenes egresados les cuesta mucho incorporarse a un trabajo, algunos por la baja calidad de su educación, pero a otros porque la economía y la sociedad no abren los espacios suficientes para el desempeño profesional y la realización de su vida. Ante esto, el sistema educativo nunca llamó la atención de la inminente relación entre educación y desarrollo social y mantuvo el fallido intento de aplicar un modelo educativo en el que se asumía al profesor como culpable de las deficiencias, con contenidos irrelevantes para la educación.
Podemos concluir que el punto de partida de un diseño robusto de políticas públicas es un diagnóstico de la situación problemática de interés. El de la Nueva Escuela Mexicana es un diagnóstico parco pero sustantivo, suficiente para sustentar la visión utópica del proyecto y en particular para resignificar el concepto de evaluación diagnóstica formativa, orientándola a ser el punto de partida para la caracterización de los problemas de grupo, escuela o comunidad y, en consecuencia, para la formulación de proyectos integrales en cada uno de los sujetos: grupos, escuelas y comunidades, y, en cada uno de los niveles de desarrollo del estudiante, así como la articulación de saberes, conocimientos, lenguajes y servicios en la comunidad.
La evaluación diagnóstica no es sólo requerida para fundamentar un nuevo proyecto educativo o plan de estudios; es el punto de partida para la problematización y formulación de preguntas que nos lleven a un aprendizaje significativo, y reiterativo, al que continuamente hay que estar volviendo para nuevas resignificaciones de la dinámica cambiante de nuestra realidad.
Ambos textos nos liberan de las confusiones ideológicas, político electorales, ajenas al proyecto de la Nueva Escuela Mexicana y los libros de Texto Gratuito.

*Maestro en sociología. Analista y consultor independiente. rlucero1951@gmail.com

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