Evaluación del servicio profesional docente

 en Benita Camacho Buenrostro

Benita Camacho Buenrostro*

Ante la inquietud constante en los docentes, sobre las evaluaciones que deberán enfrentar a fin de mantener la permanencia en su puesto laboral, o que deberán presentar aquellos que aspiren a ocupar cargos directivos en la estructura educativa, y en vista de la falta de información y la tendencia a tomar como válidos los comentarios emitidos por los colegas o por funcionarios poco informados, es importante revisar con qué contamos hasta hoy.
Recientemente, en diciembre de 2014, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) ha presentado y publicado un documento titulado Programa de Mediano Plazo para la Evaluación del Servicio Profesional Docente 2015-2020 (PMP-SPD). En éste podemos encontrar los lineamientos generales para esta tarea, que se abordan de la siguiente manera: a) Fundamentos legales, que se refieren a la reciente modificación a la Constitución Mexicana en materia educativa y a las leyes que de ella se derivan, b) Principios de la evaluación, que el propio INEE ha definido como orientadores de este proceso en nuestro país, c) Política de evaluación, que tiene como eje central el derecho a la educación de calidad, destacando entre sus líneas la regulación y supervisión de los procesos; la selección, capacitación y certificación de recursos humanos para la evaluación; la transparencia e imparcialidad en la realización de los mismos, y la publicación de los resultados, d) Las bases conceptuales, que definen, a partir del reconocimiento de la complejidad de la práctica docente y su circunstancia, entre otras cosas, las competencias docentes, que es conveniente evaluar, e) Los propósitos y razones de la evaluación, que están relacionados directamente con lo que la reforma educativa ha definido como trayectoria profesional, que comprende cuatro pasos: ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia, f) La organización de los procesos a evaluar, en la que se establecen las consideraciones técnicas referidas a perfiles, parámetros e indicadores de una buena práctica profesional susceptibles de ser evaluados, g) Los objetivos, las líneas de acción y las metas por rubro de evaluación a corto y mediano plazo, y entre los anexos, el calendario anual de aplicación a lo largo del período contemplado.
Hasta aquí, estamos ante un documento que presenta de manera formal la ruta a seguir. Sabemos que en su implementación estos lineamientos tomarán características del contexto, y esto podrá generar que varíen elementos sustanciales; ello dependerá del papel que los docentes, verdaderos protagonistas del sistema educativo, desempeñen en este proceso. Ante los cambios que están por venir, los profesores deben estar atentos a lo que ocurre en su entorno, y participar, cuestionar e incidir positivamente sobre cada propuesta o determinación que surja por parte de la autoridad.

*Profesora-investigadora del Sistema Virtual de la Universidad de Guadalajara. bcamacho@cencar.udg.mx

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