¿Es malo memorizar? Ah, ya entendí
Marco Antonio González Villa*
Hay una frase que reza “Un pueblo sin memoria está condenado a repetir su historia (sus errores)”. Y México ha sido, es y será, anacrónicamente, un escenario en el que esta frase siempre tendrá vigencia. En uno de sus sentidos, la memoria, entendida como facultad cognitiva básica, es un signo en el más puro sentido Vygotskiano, que nos permite acumular conocimientos y habilidades para poderlos desplegar y manifestar cuando así nos sea necesario. Sin embargo, pareciera ser que diferentes autoridades “educativas” y gente del ámbito político se han dado a la tarea de satanizar su empleo y minimizar sus beneficios en lo que al aprendizaje se refiere.
Sé que muchos de mis compañeros de Educ@rnos, y muchos miembros más de las comunidades educativas, han patentizado y mostrado, antes, evidencias claras del error que implica su desvalorización (muchas personas de 4 décadas o más aún recordamos la tabla periódica de los elementos o las tablas sin dificultad, mientras que muchos alumnos en la actualidad “están tratando de entender” su uso, dice el comercial televisivo), por lo que no me centraré en justificar su empleo, sino en entender los beneficios políticos que trae consigo su falta de uso.
Si la gente no utiliza la memoria, entonces, con distractores y un poco de tiempo podremos olvidar que ninguna autoridad pagó por lo acontecido el 2 de octubre del 68, también podremos olvidar que Miguel de la Madrid devaluó el peso en los ochenta de una forma inconcebible, que Salinas de Gortari no recibió castigo alguno por todo aquello que ocurrió durante su sexenio pese a todo el show que se montó en su contra, que el FOBAPROA es uno de los robos reales más grandes de la historia no solo de México, del mundo y nadie recibió castigo, que hace 8 años (5 de junio de 2009) murieron 49 infantes en la Guardería ABC y los padres aún siguen pidiendo justicia, que los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa no han sido encontrados y tampoco ha habido responsables que paguen por ello, que cada uno de los rateros de cuello blanco, políticos o empresarios, que roban dinero del gobierno, del pueblo en sí, tampoco han pagado condena alguna. Y así podríamos seguir con una lista de delitos o crímenes interminables de los cuales el gobierno quiere, le conviene, que no se tenga el más mínimo recuerdo.
Entonces todo cobra sentido. “Aprender a suponer” y “tratar de entender” son frases y procesos que no consiguen ni permiten acceder a la verdad, ni ser objetivos y tampoco actuar correctamente con base en la razón; implica llegar a conclusiones sin bases o experiencias previas. La memoria, al contrario, dispone de pruebas fehacientes y contundentes de hechos y datos, lo cual nos permite hacer una lectura con más elementos de la realidad, obviamente con mayor objetividad.
Señalan la Filosofía y la Sociología de la Educación que las escuelas deben responder a los fines que el grupo en el poder necesite; aunque suene a teoría conspiratoria, pareciera ser que resulta útil para los políticos que las personas olviden y que los alumnos no memoricen nada, así podrán realizar fraudes y cometer los errores y delitos sexenio tras sexenio y nadie podrá recordalo. Ya entendí: sin memoria ganan ¿todos? No. solo unos cuantos. Lo vemos siempre en las elecciones, parece un deja vu, pero no, nada más seguimos pagando nuestra condena y castigo por olvidarnos de… de… ¡ah sí!, de memorizar.
*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. [email protected]
Totalmente de acuerdo