Enseñanzas que dejará la reforma educativa a los maestros

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Imposible no solidarizarse con los migrantes,
va para ellos y con ellos

A casi seis años de haberse modificado el Artículo Tercero de la constitución y puesta en marcha la reforma educativa, sobre todo la Ley del Servicio Profesional Docente, muchas son las lecturas que habrán de hacerse a lo que dejó, hasta el momento, esa manera y estilo de llevar a la práctica una de las políticas públicas más controvertidas y cuestionadas de los últimos tiempos.
Independientemente (y se llame como se llame), lo mismo puede ser un pacto, un acuerdo, una negociación o como sea denominado el mecanismo, el hecho de imponer una iniciativa sin tomar en cuenta a los protagonistas y usuarios del servicio, irremediablemente y tarde que temprano fracasará, sobre todo si contiene medidas más punitivas que beneficios a los derechos de los trabajadores e implicados en los procesos educativos.
Me queda claro (por esas actitudes soberbias de Aurelio Nuño) que el equipo de Enrique Peña Nieto sabía, de antemano, lo que iba a provocar en los trabajadores de la educación y en sus derechos, lo que no sabía es que, el trato de la reforma lo hizo con un sindicato escurridizo, que siempre ha sabido transformarse según se presentan las circunstancias, lo mismo se pinta de rojo, como antes lo hizo de azul y actualmente de moreno, y eso (queramos o no reconocerlo) es debido a la fragilidad y docilidad del magisterio y la ausencia de liderazgos que puedan fungir como intermediarios para poder conjuntar los derechos de las obligaciones en un sólo proceso y, definir las acciones y objetivos que incidan en la construcción de una escuela pública digna.
Al cambiar el panorama político por los resultados del 1º de julio, el escenario educativo también cambia, lo que termina por no cambiar es el futuro del magisterio, ya que, mientras se debate para desaparecer el INEE, modificar la Ley del Servicio Profesional Docente, derogar la reforma educativa, retornar a Elba Esther Gordillo al frente del SNTE y, al mismo tiempo, generar Foros de Consulta Educativa, los maestros (siguen haciendo lo de siempre) están a la espera de lo que se sucederá con ellos, la gran mayoría (por los comentarios en los pasillos) están a favor de eliminar todo lo que se hizo en este sexenio, pero, al mismo tiempo y de manera lamentable no presentan propuestas sistemáticas para decir lo que quieren.
El magisterio, si bien, es un ente amorfo y heterogéneo, en cuanto al origen de cada uno de las y los trabajadores, su formación (en cambio) carece de universalidad debido a las instituciones que los forman (las escuelas Normales), en cada escuela Normal se tiende a la domesticación y, eso, aunque nos duela, es un mal que no hemos podido evitar, el hecho de no haber procesos de movilidad y flexibilización de la normatividad, lo único que generan son vicios con un efecto circular y no en espiral ascendente.
Los maestros han sido formados en procesos endogámicos por las diversas políticas a lo largo de los años en México, no por algo y como una medida desesperada y unilateral de la SEP surgió el tema del ingreso al servicio docente mediante concurso, basándose de manera parcial y de mala fe en la práctica de la herencia de plazas e ingreso automático de los egresados de las escuelas Normales (sobre todo de las escuelas rurales), pero con el grave error de haber abierto esa posibilidad sin condiciones a los aspirantes de tener una formación pedagógica y didáctica mínimas.
Por lo tanto, ¿qué dejan de aprendizaje para el magisterio estos últimos seis años y también los anteriores?, ¿sobre todo en el tenor de poder mejorar las condiciones de los trabajadores y la realidad de la escuela pública?, ante ello propongo algunas ideas para abrir el debate acerca de lo que pasó, lo que ha pasado y lo que viene para los maestros:

• Qué le ha aportado al debate y a las decisiones (en materia educativa) las actitudes conformistas y acríticas del grueso de los maestros.
• Cuál es la calidad moral de un sindicato de maestros que se dice depositario de todas las demandas necesarias y de mejoría para el magisterio.
• Qué debemos entender por derogar la reforma educativa.
• Qué dejará como herencia la política educativa de Enrique Peña Nieto para los nuevos gobernantes.
• Bajo qué base pedagógica se diseñarán las nuevas políticas educativas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
• Ante este nuevo gobierno, cuál deberá ser la actitud y la participación del magisterio en los procesos educativos.
• Cómo será la nueva relación del SNTE con la SEP y cómo serán las nuevas prácticas para elegir dirigentes o decidir de manera libre la pertenencia a una agrupación igual o diferente a la vigente que represente a los maestros.

En fin, lo cierto es lo incierto de lo que será la nueva SEP y la forma de diseñar las políticas educativas y su aplicación, de igual manera, es claro que este magisterio y esta escuela pública ya merecen una oportunidad verdadera para reinventarse y, poder presumir ante propios y extraños lo que de allí se forma.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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